Y es precisamente que, paradójicamente, en la idea de la era
post digital, cada uno de nosotros tiene un rol protagónico. Tratemos de
entender por qué. En la mayoría de las organizaciones que conocemos se produce
el llamado "fenómeno de contraste entre el fin de semana y el día
lunes": mientras que el sábado y el domingo los trabajadores acceden a
dispositivos y tecnologías de vanguardia, el lunes a la mañana regresan a sus
puestos de trabajo y sienten que retroceden varios años en este sentido, con
las frustraciones y desencantos que ellos genera. La paradoja que se visualiza
es que los colaboradores son más maduros digitalmente que su organización, por
lo que esperan que esta se actualice rápidamente (un fenómeno similar al de los
alumnos con los docentes, escuelas y universidades)
En esta misma dirección, y considerando que la velocidad es
la nueva moneda en el mundo de los negocios de hoy, no deja de sorprendernos
que cuando empezamos a comprender de qué se tratan las tecnologías que hasta
poco eran revolucionarias, estas se van naturalizando. Y cuando nos cruzamos
con una cantidad considerable de recomendaciones referidas a la transformación
de analógico a digital... ya estamos entrando en la era post digital. ¡Pero a
no entrar en pánico! Entendamos de qué se trata, porque -una vez más- la
oportunidad que presenta es muy grande y quienes sepan aprovecharla podrían
beneficiarse, como todos aquellos que se animaron en cada uno de los cambios
disruptivos de los últimos años.
Si bien Nicholas Negroponte, fundador del MIT Lab, en 1998
ya hacía referencia a la idea "post-digital", recientemente tomó
mayor impulso por el profundo y desafiante informe de Accenture titulado
"La era post-digital está sobre nosotros: ¿estás listo para lo que
sigue?". Se destaca en él -entre diferentes aspectos-, que lo que para
muchos es "la revolución digital", ésta ya ha pasado a ser la
"normalidad digital". Esas tecnologías -teóricamente revolucionarias-
ya no son tan nuevas, sino están incorporadas a muchas de nuestras rutinas de
cada día. La digitalización ya no es una ventaja competitiva, sino que la
mayoría de los negocios ya son digitales. Es más, lo digital es el precio que
hay que pagar para poder entrar y sobrevivir.
Pero el punto central del mismo se centra en que la
innovación para las organizaciones en la era post-digital implica descubrir
cómo moldear el mundo alrededor de las personas y elegir el momento adecuado
para ofrecer sus productos y servicios. Hay que adaptarse a cada situación y a
cada persona: los productos y servicios se personalizan cada vez más. En un
contexto masificado, la hiper-personalización pasa a ser el gran diferenciador:
los clientes y consumidores esperan -¡y exigen!- mayor inmediatez y adaptación
a sus propias necesidades.
Se integran las realidades off line, la online, pero
fundamentalmente la humana. Y es aquí donde los líderes deben reconocer que los
valores humanos -como la confianza y la responsabilidad- no son solo palabras
de moda, sino también facilitadores críticos. En todo aquello que desarrollamos
en el mundo digital ahora hay que darle sentido humano y ahí está la auténtica
revolución. Y es allí donde estamos ante la aparición de los "trabajadores
super-humanos": los colaboradores ya disponen tanto de sus propias
competencias, habilidades y conocimientos, como de ciertas capacidades, gracias
a la tecnología. Es responsabilidad de las propias organizaciones generar estrategias
inteligentes para atraer, fidelizar y potenciar a ese talento.
Alejandro Melamed. Speaker internacional. Co-autor de Diseña tu
Cambio
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