Las organizaciones deben rediseñar sus sistemas y modelos de
negocio para encajar en la “economía circular”, donde los consumidores son
participantes activos y la sustentabilidad se incorpora a los productos y
servicios.
En el año 2018 cobró notoriedad el surgimiento de la
“economía ética”, por la cual las organizaciones comenzaron a asumir posturas
políticas y éticas que trascienden ampliamente su preocupación por los
resultados financieros.
Diseñar políticas teniendo en cuenta los ecosistemas debe
ser el eje para enfocarse hacia la economía circular teniendo en cuenta toda la
cadena de abastecimiento.
Esto significa poner al usuario en el centro, en lugar de
considerarlo un mero receptor al final de la cadena, y hacer que todo su
recorrido sea una experiencia circular. Se trata de abordar la sustentabilidad,
no como un agregado, sino como algo integral que está presente en todas las
etapas de la producción, la comercialización y el consumo de los productos.
A medida que los gobiernos implementen políticas que
impongan cambios a la industria con relación a los niveles de basura, con metas
de reutilización y reciclado, las empresas deberán acelerar también sus
transformaciones internas.
Este escenario ofrece oportunidades para que nuevos
emprendedores colaboren con las grandes empresas y apoyen la innovación,
brindándoles la oportunidad de escalar y compartir su mensaje.
Es hora de que las empresas no solo obtengan una ventaja de
la economía circular, sino que la conviertan en una plataforma activa para
crear conciencia. Todo empieza con
microcambios, que luego se transforman en grandes o simples acciones, de
fácil implementación, pero con alto impacto no solamente en el medio ambiente,
sino también en su reputación.
Cada empresa es una comunidad con creencias, valores y
cultura. Y debe encontrar aquellas acciones más convenientes y factibles: desde
eliminar vasos descartables reemplazándolos por tazas, reutilizar el agua, generar
energía mediante placas, incentivar el uso de bicicletas o el carpooling, hasta
evitar el uso indebido de papel o minimizar viajes reemplazándolos por
reuniones virtuales.
Así, la economía
circular es un universo que abre la puerta a nuevos negocios, desde la
consideración y la práctica del cuidado del medio ambiente, para generar nuevos
empleos, conductas y hábitos. En esta partida, todos tenemos una
responsabilidad que debemos asumir. No sirve, de ninguna manera, mirar para
otro lado.
Alejandra Ferraro.
Directora ejecutiva de Recursos Humanos de Accenture para América Latina
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