Diez pistas para
superar un mal día en la oficina. Si tienes un mal día, no lo pagues en tu
puesto de trabajo.
Hablar es el primer paso para el entendimiento y para evitar
un enfado contenido que puede tener consecuencias irremediables en tu carrera
profesional. Un malentendido con tu jefe, las quejas reiteradas del
colega de turno y, otra vez, el experto en colgarse medallas por méritos ajenos
consigue el ascenso por el que llevas meses luchando. Son los ingredientes
perfectos para aderezar un día de ira laboral que te podías haber ahorrado con
una conversación a tiempo. Hablar, intercambiar opiniones, es el antídoto para
evitar situaciones de este tipo que lo único que generan es estrés y un
malestar que merma tu productividad y perjudica tu estado de ánimo. Eso que
muchos han acuñado como felicidad laboral desaparece de un plumazo. El peaje
que tienes que pagar para ponerle fin es una conversación difícil. Ignacio Belinchón, socio de Ban
Consultores, identifica tres componentes para definir esta charla como crucial:
"Que las opiniones sean opuestas, que el tema a tratar sea importante y
que contenga una carga emocional fuerte. Esos factores son los responsables de
que esa conversación no fluya y quede estancada".
Salir airoso o ganar
no debe ser tu objetivo
"Lo importante no es tener razón, sino tener
éxito", sentencia Belinchón.
Como dice Pilar Jericó, presidenta
de Be-Up, "es importante definir claramente qué necesitamos de la otra
persona y hacerlo de la mejor manera posible, mediante la gestión de nuestras
emociones negativas que, en estas situaciones, es fácil que ganen la partida
consiguiendo el peor de los resultados". Juan Antonio Fernández, socio y director general de Habbitud
Consulting, recomienda olvidarnos de la frase trata a los demás como a ti te
gustaría que te tratasen: "No es así si el objetivo es la máxima conexión
con la otra persona. La clave está en introducirse en el mapa mental de la otra
persona yendo con la mente en blanco, es decir, 'cero suposiciones', aceptando
la verdad en parte. Cada uno tiene la suya y la interpretación de los hechos no
siempre es la misma".
Qué quieres conseguir
es prioritario
"El factor más relevante es tener claro el objetivo.
Por eso hay que evitar que las emociones u otras motivaciones como el ego,
vencer o tener razón, nos desvíen de lo que queremos conseguir", añade Ignacio Novo, socio de Ban Consultores.
En estas
conversaciones lo racional se impone
"Debemos pasar de lo emocional a lo racional rápidamente.
Es como ir desinflando poco a poco desde la empatía, la calma y la asertividad
un globo lleno de aire. Si lo hago bruscamente con comunicación agresiva, el
globo podría explotar", apunta Fernández.
No pierdas los
nervios
Jericó recomienda
"centrarnos siempre en hechos no cuestionables y hablar desde uno mismo.
También a la hora de exponer los argumentos necesitamos evitar caer en
reproches, quejas o tonos que molesten a la otra persona y le impidan fijarse
en el mensaje". Porque no tienes que olvidar que, como asegura Belinchón, "es difícil controlar
mis emociones pero resulta imposible controlar las de mi interlocutor en una
conversación profesional, por eso muchas veces se atraviesa esa barrera y la
relación queda tocada. Actitudes o comportamientos de huida, agresividad
verbal, el sarcasmo o no afrontar la situación contribuyen a ello".
La escucha activa
La escucha activa, junto con la empatía o la flexiblidad
mental son tus armas, "en una conversación crucial, la honestidad
expresada con inteligencia emocional es, valga la redundancia, crucial",
sentencia Jericó.
Conversaciones
cruciales
Ban Consultores acaba de desembarcar en nuestro país como
licenciatario en exclusiva de VitalSmarts, una consultora estadounidense con
una tradición de más de 30 años y cuyos programas están asociados a un libro.
En España sólo está traducido uno de ellos, 'Conversaciones
cruciales' (Ed. Empresa Activa), que ya ha vendido más de tres millones de
ejemplares. En uno de sus primeros capítulos menciona el poder del diálogo como
el arma más poderosa para solucionar conflictos. La frase que encabeza el mismo
es de Martin Luther King, Jr., y le
sobra elocuencia y certeza: "Nuestras vidas empiezan a acabarse el día en
que guardamos silencio sobre las cosas importantes". Callarse frente a
aquellos que tratan de imponer su opinión no lleva a ningún lado, enquista una
relación que al final se rompe. Una conversación o, simplemente, mostrar
acuerdo o desacuerdo sientan las bases para llegar a un entendimiento entre
ambas partes o en un equipo y ganar productividad. Aprender a reconocer
conversaciones cruciales es el primer paso; y la seguridad es el mejor antídoto
contra el miedo, lo que más atenta contra el flujo de significados.