Un mix de habilidades
emocionales, manejo de equipo, mirada global y liderazgo es la tendencia en la
formación gerencial.
Pensar más allá de los límites de la disciplina, desarrollar
competencias socioemocionales, liderar equipos caracterizados por la
diversidad, poner en práctica conocimientos aprendidos en contextos nuevos y
tener una mirada global son las cinco capacidades que todo ejecutivo deberá
entrenar si quiere estar listo para enfrentar el mundo de los negocios de cara
al futuro.
La lista contiene ítems conocidos: el acento en las
habilidades “blandas” dominó la agenda de las escuelas de negocios en la última
década. Lo nuevo, sin embargo, es que la combinación de estos cinco ejes será
determinante a la hora de definir la educación ejecutiva del futuro, según las
conclusiones del Foro Mundial de
Educación y Habilidades (Global Education & Skills Forum – GESF 2016) desarrollado
en Dubai el 12 y 13 de marzo.
El evento, convertido en una suerte de “Davos” de la
educación, reunió a 1.600 participantes de 110 países, entre ellos 22 ministros
de Educación –incluido Esteban Bullrich–, líderes de negocios y de organizaciones
educativas y sociales. Buena parte de las 61 sesiones que incluyeron paneles,
debates, exposiciones y talleres estuvo dedicada a pensar la integración entre
el mundo del trabajo y la enseñanza y a definir “las habilidades (skills) del
siglo XXI”. Ya en el plenario de presentación, Andreas Schleicher, director de Educación y Habilidades de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y responsable
de las pruebas PISA, puso el acento en la necesidad de “anticipar la evolución
de la demanda de habilidades e integrar mejor el mundo del trabajo y la
enseñanza”.
En este contexto, la educación ejecutiva tuvo su capítulo
particular: ¿Qué ejes la definirán en el futuro? Para responder estas
preguntas, iEco entrevistó a ocho speakers del Foro, expertos en educación y en
negocios.
1. Más allá de los
límites
Los especialistas coinciden en que el contexto incierto y la
rápida evolución de los negocios obligan a preparar a la gente para los cambios
acelerados y para los trabajos que todavía no han sido creados: personas
flexibles, capaces de innovar, creativas.
Según Schleicher:
“La innovación no consiste en tener nuevas ideas sino en ser capaz de conectar
puntos dispersos”. Esto significa “poder pensar a través de los límites de las
disciplinas: conectar información de distintos campos”. El desarrollo de esta
habilidad permitirá “navegar un mundo complejo”.
Schleicher entiende que, así como es necesaria la
alfabetización digital, global y en información, deben incorporarse nuevos
tipos de pensamiento a la formación: los llamados design thinking y systems
thinking . El primero alude al diseño de productos y pone el acento en el
trabajo en equipos para la solución de un problema. El segundo se vincula con
el proceso de entender cómo aquellas cosas que conforman un sistema se influyen
unas a otras. “Las escuelas de negocio todavía no están tomando estas cosas en
cuenta: hay una brecha importante entre lo que se espera de ellas y lo que
proveen hoy”, opina.
Para Anna Winthrop,
profesora de la Universidad de Nueva York, “de manera creciente en el sector
privado los empleadores buscan personas que puedan pensar de manera amplia, que
sean capaces de innovar y de entender el contexto”, señala. Para ella, una
buena forma de conseguir estas habilidades consiste en la inclusión del arte en
la educación de negocios, algo que ya está sucediendo en muchas universidades,
incluso en la Argentina. “Los líderes de negocios buscan personas que tengan
pasión, que estén pensando activamente y que puedan ser muy flexibles, porque
los negocios hoy cambian constantemente. Y esas son cosas que el arte puede
brindar”, resume Winthrop.
2. Lo socioemocional
Si la cuestión de las “habilidades blandas” dominó la agenda
en los últimos años, ahora se habla de competencias socioemocionales, que
incluyen a esas habilidades sumadas a cuestiones de manejo personal y a lo que
podría definirse como “carácter”.
Un trabajo del Boston
Consulting Group (BCG) y el Foro Económico Mundial, presentado en Dubai,
definió 16 habilidades necesarias para los niveles educativos iniciales. Estas
incluyen 6 habilidades fundamentales, como matemática, lectura, etc., y otras
10 que entran en el grupo de las socioemocionales y se dividen en las de
carácter y las de competencia.
“Hay un grupo de 4 competencias: creatividad, colaboración,
comunicación y pensamiento crítico y otras 6 habilidades de carácter que
incluyen: liderazgo, perseverancia, curiosidad, adaptabilidad, iniciativa y
conciencia sociocultural”, explica Jessica Boccardo, del BCG. Aunque no hay
consenso sobre la definición de las habilidades socioemocionales, “la tendencia
es a usar una definición amplia”, dice Boccardo, que abarque las habilidades de
autorregulación y las competencias “blandas”.
Por otro lado, desde la Iniciativa Global en Innovación
Educativa de la Universidad de Harvard, Fernando
Reimers identificó “cuáles son las competencias que los jóvenes necesitan
para hacerse cargo de sus propias vidas y contribuir al desarrollo de sus comunidades”.
Y las dividió en tres grandes categorías: habilidades cognitivas, habilidades
intrapersonales y habilidades de relación. Entre las intrapersonales incluye
“la apertura intelectual, la ética hacia el trabajo y la responsabilidad”.
Aditya Natraj,
director de Kaivalya Education Foundation en la India, una institución
especializada en desarrollo de liderazgo, señala que “las escuelas de negocio
están avanzando en el aprendizaje socioemocional porque cada vez más el trabajo
de un líder es ser capaz de entender cómo motivar a la gente, cómo hacer que
colabore. El líder es como el coach de un equipo deportivo”, define. Como el
dinero no es la única motivación en la búsqueda de metas de excelencia, es
necesario “comprender profundamente” a las personas “para saber dónde están sus
emociones”, qué los preocupa”, agrega.
La necesidad de complementar las habilidades cognitivas con
las no académicas es también destacada por Ee
Ling Low, directora de Planeamiento Estratégico y Calidad del Instituto
Nacional de Educación de Singapur: “Para que haya desarrollo, además de
garantizar las habilidades fundamentales, buscamos fomentar una generación de
personas con valores. Y esto se hace a través del aprendizaje socioemocional”,
dice Low.
Para Schleicher, las “cualidades del carácter” importantes
para la educación de negocios son: resiliencia, empatía, curiosidad, atención
plena, liderazgo y ética.
3. Liderar en la
diferencia
Las “habilidades de relación”, tercer componente del combo
de habilidades para el siglo XXI de Harvard, incluyen “el trabajo en equipo, la
colaboración y el liderazgo”, dice Reimers. En la formación ejecutiva este
grupo de habilidades tiene, además, un componente adicional: la capacidad de
desarrollar el trabajo en equipo en ámbitos caracterizados por la diversidad.
Así, dice Justine
Cassell, decana en la prestigiosa escuela Carnegie Mellon, la colaboración
incluye “el respeto por la otra persona y el respeto por la diferencia” y ser
líder implica “la habilidad de conducir grupos con diversidad y la habilidad de
reunir a personas diferentes al servicio de una causa común”, define. “Creo que
muchas escuelas de negocios están determinadas a incluir estas habilidades en
sus programas”, agrega Cassell.
El secretario de Educación de EE.UU. durante la primera
administración de Obama, Arne Duncan, dice que la educación de negocios debe
fomentar el pensamiento crítico, la creatividad –ambos se asocian con el
pensamiento más allá de los límites disciplinares–, la colaboración y el “estar
cómodo en ambientes y comunidades diversos, no solamente nacionales sino
internacionales”. Este último aspecto se asocia tanto con la capacidad de
liderar en la diferencia como con la posibilidad de desarrollar una “mirada
global”. “Estos cuatro conjuntos de habilidades son altamente valorados”,
señala Duncan.
4. Manos a la obra
Otro de los ejes de la educación ejecutiva del futuro será
la capacidad de poner en práctica lo aprendido en contextos nuevos. “Creo que
los contenidos y el conocimiento son importantes, pero no suficientes: hay que
poder extrapolar lo que uno sabe”, enfatiza Schleicher. El aprendizaje en la
práctica permite entrenar esta capacidad y, además, reducir la brecha entre
teoría y práctica.
“Hay un número de escuelas que son realmente buenas. Pero existe
una brecha entre la educación de negocios y las cuestiones prácticas”, dice
Martin Sorrell, CEO de WPP, la
compañía de publicidad más grande del mundo.
Sorrell, que asesora a escuelas de negocios como Harvard e
IESE, insiste en que hacen falta graduados “ready-to-business”. “Queremos
gente que esté lista para nuestros negocios: con buenos fundamentos, bien
educada, pero que puedan hacer un uso práctico de sus conocimientos. Es como
con los ingenieros: ¿queremos ingenieros teóricos o queremos que sean útiles en
el sentido práctico de la ingeniería?”, demanda.
5. Mirada global
Por último, aunque no menos importante, la educación de
negocios del futuro deberá garantizar una “mirada global”. “La universidad
sirve para aprender, escuchar, absorber, deliberar y viajar”, sintetiza Sorrell. “Lo mejor que se puede hacer
es estudiar en el extranjero para ampliar la mirada”, opina.
La “internacionalidad” en la etapa de estudios colabora con
el entrenamiento de algunas de las capacidades ya mencionadas: la de pensar más
allá de los límites y la de liderar en la diferencia. “Lo que es obsoleto es la
educación en una sola dimensión: es necesario estar en contacto con otras
culturas para continuar desarrollándose, madurando, creciendo”, señala Sorrell.