En la Era de la Innovación la velocidad manda. Morirán las
empresas que no sepan cambiarse a sí mismas.
Para entender en qué consiste la naturaleza de la nueva era puede ser
interesante conocer las tesis sobre el impacto del cambio que el gurú de las
tecnologías del conocimiento RayKurzweil establece. Este autor
asegura que el cambio se ha ido acelerando a lo largo de los últimos siglos. En
el siglo XIX hubo más cambios que en milenio anterior. En la primera mitad del
siglo XX, más cambios que en el siglo precedente. A finales de siglo XX,
el cambio en el paradigma sucedía cada década. En nuestro recién estrenado siglo
XXI veremos 1.000 veces más transformación tecnológica que en el siglo
anterior.
El futuro cada vez se basa menos en el pasado. No estamos en
crisis, hemos cambiado de era. Estamos en la Era de la
Innovación. La Era de la Innovación se caracteriza porque las empresas
deben tener cada día que pasa una dimensión innovadora más alta para
sobrevivir. Pero ¿cómo conseguir esta capacidad innovadora? ¿Cómo perciben
las empresas la innovación?
Cuanto más amplia sea la visión que tienen las empresas de la innovación
mayores probabilidades de éxito.
Visión 1. Hard Innovation: la innovación es tecnología
Se basa en cuatro palancas: innovación (I+D), patentes, educación y
tecnología; todas ellas estrechamente relacionadas. Hay que establecer
presupuestos y seguirlos, priorizar los proyectos innovadores mediante matrices
de impacto y asegurar su ROI e impacto en el mercado, todo ello de una forma
centralizada. Si la empresa es grande, se basa en responsables de innovación y
en pymes, en la gerencia.
Es una forma de innovar válida, especialmente para sectores
industriales, pero insuficiente. La primera palanca de la Hard
Innovation es I+D, se olvidó de la tercera “i” ( I+D+i), la “i” de
“innovación”, la “i” más importante.
Visión 2. Soft Innovation: la innovación es gestión y
liderazgo
Se basa en la gestión del cambio, en proyectos de innovación y en
procesos de mejora continua donde el liderazgo transformador y los
“intraemprendedores” tienen una importancia fundamental. Se basa en la “i de
innovación”, que es lo que hace que los procesos, los servicios y los productos
de nuestras empresas sean innovadores. Hace referencia sobre todo a otro tipo
de temas: gestión de proyectos y desarrollo de sus líderes (empresarios,
emprendedores y directivos) y profesionales, su capacidad de gestionar los
cambios y transformar… La innovación afecta a toda la empresa, aunque su
liderazgo sigue estando centralizado.
Es una forma de innovación absolutamente necesaria para todos los
sectores y todos los tamaños de empresa, públicos y privados, pero da un
excesivo protagonismo a los líderes del cambio, que a menudo fracasan luchando
contra la resistencia organizativa. Es una innovación top down, donde la
tercera “i” ha decidido ser la protagonista.
Visión 3. La innovación redárquica cerrada: la innovación es
inteligencia colectiva
Se basa en la comunicación entre redes empresariales internas, donde el
rol de los trabajadores cobra un enorme protagonismo como gestores del
conocimiento e impulsores del cambio. El rol del líder es gestionar conversaciones,
conducir y dar soporte a los nodos más valiosos y asegurarse de que hay una
conexión entre la red y las iniciativas empresariales estructuradas.
El nuevo carácter de la innovación con elevada entropía pero con un
enorme poder generador de cambio, pues introduce a todas las personas de la
organización dentro de la sistemática del cambio, con un papel protagonista
forman parte de la inteligencia organizativa. El efecto es que disminuye la
resistencia al cambio en proyectos de innovación disruptiva y los dota de más
inteligencia y sistematiza y hace consustancial la cultura, la innovación
continua.
Es más compleja de gestionar, pues afecta a la cultura empresarial, pero
es la que dota a la organización de mayor velocidad de cambio.
Visión 4. La innovación redáquica abierta: la innovación es socialnetworking
Se basa en conectar la capacidad innovadora y la inteligencia colectiva
que existe en la organización con la que existe fuera ella (clientes,
proveedores, profesionales, competidores, universidades…).
No solo se trata de vigilar la competencia, sino también de colaborar
con ella; no solo se trata de atender a los clientes, sino sobre todo de
entender las dinámicas del mercado introduciendo conversaciones con nuestros
clientes; no se trata de buscar nuevos océanos azules gracias a la colaboración
con otras empresas, organismos o universidades, sino de crearlos conjuntamente,
en red con otras empresas.
Las atmósferas o ecosistemas innovadores cada vez son menos locales y
geográficamente menos importantes, por ello los protagonistas de la innovación
son los socialnetworkers, nuestros trabajadores hiperconectados. Cuantos
más socialnetworkers tengamos, más innovadores seremos. La
premisa es sencilla: ninguna organización por sí sola puede ser de forma
cerrada la más innovadora en la mayoría de sus procesos y muchos ecosistemas de
innovación son abiertos.
La mayoría de los colectivos de una empresa (marketing, ventas, sistemas
de información, diseño, logística…), no solo sus directivos, podrán tener
referencias externas que potencien su innovación. La innovación es social, nace
de la interacción entre personas, pero más compleja aún que la anterior, porque
estas personas son externas.
Hay varias formas de entender la innovación, pero una sola forma de
sobrevivir. Las empresas en las que su capacidad innovadora es inferior al
cambio del entorno -básicamente al de sus competidores-, solo será cuestión de
tiempo, estarán muertas.
Por ello los directivos del siglo XXI deben ser gestores de todas estas
nuevas formas de innovación, inclusive las más sociales. No sirve con reconocer
verbalmente su importancia, necesitamos líderes que implanten herramientas y
procesos y estén dispuestos a gestionarlos.
Si no trabajamos en ello, no trabajamos en lo importante, difícilmente
tendremos empresas más competitivas y difícilmente nuestras empresas generarán
más riqueza y empleo. ¿Dónde y cómo iniciamos este debate?