Si quieres contar con una plantilla cohesionada y motivada,
toma nota de los consejos que Edenred recoge en su guía.
- Reconoce
el buen trabajo. El reconocimiento al trabajo bien hecho es
una de las vitaminas más potentes para mantener la motivación. Los logros
deben ser celebrados, más allá de las recompensas económicas previamente acordadas (bonos, comisiones, aumentos, etc.). En un equipo, dedicar
tiempo a celebrar los hitos y a poner en valor el tiempo
y esfuerzo empleados ayudará a generar confianza, unión.
- Establece
metas cortas y medibles. Los proyectos que se alargan en el
tiempo son muy desmoralizantes. Como profesionales, necesitamos tener
la sensación de finalizar tareas y evaluar su resultado. Sólo
así podremos otorgarle un significado a lo que hacemos. Para ello,
introduce metas cortas y medibles. Este feedback continuo
impulsará tu motivación ya que verás reflejado el resultado de tu
trabajo.
- Escucha. A
ti mismo, a tu equipo, a tus superiores… Escuchar te permitirá
entender mejor a los que te rodean y hacerles sentir valorados. Esa
sensación puede ser un estímulo positivo en tu día a día.
- Piensa
siempre en positivo. La felicidad en el trabajo y un
ambiente positivo tienen un gran impacto en el futuro de tus
proyectos. Teniendo en cuenta esto, adopta siempre un pensamiento
que dé más importancia a aquello que salió
bien que a los fallos cometidos. - Mantente
bien alimentado. Mantener unos altos niveles de energía en
el cuerpo es fundamental si queremos rendir en nuestro trabajo. Sin
una alimentación sana y equilibrada, nuestra capacidad de
atención y productividad se ven muy afectadas. Durante la jornada laboral intenta
realizar comidas de fácil digestión y bajas en grasas. Ten
siempre a mano snacks sanos como fruta o frutos secos y, sobre
todo, hidrátate. ¡No te olvides de tener siempre el agua a mano!
- Realiza
descansos regularmente. Hacer pequeñas pausas es
fundamental para mantener la motivación. ¿Por qué? Porque nos ayudan
a relajarnos y evitar que caigamos en el aburrimiento
con nuestras tareas; nos permiten retener la
información generada durante el trabajo, y nos invitan a reevaluar
viejas ideas y a generar otras nuevas.
- Mantente
en forma. A parte de nuestra alimentación, nuestroestado físico
juega un importante papel en nuestra motivación. Una persona
en buena forma es mucho más activa, se siente más fuerte y, por
lo tanto, se ve capaz de sacar el trabajo adelante
más fácilmente. Este componente físico y psicológico es clave
para dar lo mejor de nosotros mismos. No lo dudes y haz deporte
al menos dos veces por semana. Si no tienes tiempo para ello, evita permanecer muchas horas sentado, intenta caminar
todo lo que puedas y olvídate del ascensor.
- Encuentra
tu propósito profesional. Sentirnos a la deriva profesional es,
sin lugar a dudas, una de las sensaciones más desmotivadoras
dentro de la vida laboral. Para evitarlo, trata siempre de dar
sentido a tu trabajo. Plantéate si es lo que realmente quieres y si
estás en el lugar donde te gustaría estar. Si crees que no es
así, quizás debas empezar a pensar en introducir algún cambio en
tu vida profesional.
- Se
transparente. Cualquier persona que trabaje junto a ti, ya
sean compañeros, empleados, socios o clientes; agradecerán tu
sinceridad y honestidad. De este modo, estarás construyendo con
ellos una relación de confianza que a la larga resultará muy
satisfactoria.
- Se
claro y conciso. Cuando trabajas con un equipo es fundamental que
la comunicación, en todas direcciones, sea fluida, clara y precisa.
De este modo, todas los integrantes saben qué es lo que se
espera de ellos y reciben feedback de su trabajo.
- Visualiza
tus metas y compártelas. Para mejorar la motivación y la
productividad, no hay nada mejor que visionar las grandes metas y
compartirlas con el equipo de trabajo. Exteriorizar y visualizar
el objetivo final contagiará al grupo y hará que todos se
sientan parte del proyecto.
- Actualiza
tus conocimientos y habilidades. Acude a formaciones, haz cursos,
practica un nuevo idioma… Aprender y aumentar tus aptitudes te
ayudará a estar mucho más seguro de ti mismo y a
desempeñar mejor tus tareas diarias.
- Disfruta
de mayor autonomía. Sentir que gozas de cierta autonomía
es una fuente de motivación. Nos recuerda el propósito de
nuestro trabajo, elimina esa sensación de control que
puede desalentarnos y activa nuestra creatividad. Esta autonomía debe
ser recíproca entre todos los miembros del equipo de trabajo.
- Proporciona
sensación de seguridad. Normalmente, el trabajo y el salario
cubren las necesidades básicas de alimento y refugio. Sin
embargo, según la jerarquía de Maslow, el sueldo también nos aporta
bienes intangibles como seguridad, sentido de pertenencia, estima…
Así, para poder mantenernos motivados, necesitamos
deshacernos de ciertas preocupaciones y sentirnos seguros en nuestro trabajo. - Genera
confianza en el equipo. La confianza es esencial para
mantener la motivación alta en cualquier equipo de trabajo. En
este sentido, el lenguaje corporal puede ser un buen aliado. Tu
postura dice mucho de tí, así que adopta una que transmita una
actitud positiva y abierta.
- Incentiva
el trabajo colectivo. Un todo es más que la suma de sus partes.
Es decir, trabajar dentro de un buen equipo puede ser una fuente de energía positiva. Cuando la motivación
de uno de los miembros decae, el resto sirve de apoyo para que
todos vuelvan a dar lo mejor de sí mismos. Aprovéchalo y
trabaja las relaciones dentro de tu equipo. Existen numerosos ejercicios
que fomentan esa unión, aumentan la cohesión y la productividad del
conjunto.
- Ofrece
beneficios sociales. Los beneficios sociales son
prestaciones, al margen del salario, que las empresas ofrecen a sus empleados con la finalidad de mejorar su calidad de vida o
de las personas a su cargo. Estas compensaciones han demostrado ser
una herramienta clave para aumentar la motivación y
la productividad en el entorno empresarial. Además, también
reducen el absentismo y atraen talento. Entre los beneficios sociales
más demandados encontramos los seguros médicos, tickets de
comida, transporte o ayudas para guarderías.
- Cambia
el escenario de trabajo. La rutina aburre y el entorno de trabajo
se hace pesado cuando no existe la posibilidad de cambios. Para
solucionarlo, trata de variar el mobiliario de vez en cuando o, si
puedes, trabaja desde un espacio nueva. Este soplo de aire fresco será un
impulso para tu motivación.
- Relájate. Saber
reducir el estrés y tomarse un tiempo para relajarse es una
excelente solución a la desmotivación. Para lograrlo, es primordial
localizar qué es lo que está generando esa sensación negativa y actuar en consecuencia. También puedes prevenirlo siendo
más organizado, manteniéndote en buena forma física y realizando ejercicios que te ayuden a desestresarte.
Un paseo fuera de la oficina o una serie de respiraciones profundas
pueden ser suficientes para lograrlo.
- Diviértete. Regla
maestra. Disfrutar de tu trabajo es esencial para que desees que
lleguen los lunes y que nunca te falte motivación. No todas las
tareas que realices serán de tu agrado, pero intenta divertirte en
el trabajo lo máximo posible.