Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

viernes, mayo 31, 2013

Nuestro potencial como innovadores

Hoy en día, la innovación se ha convertido en una especie de invocación mántrica para enfocar y buscar la iluminación en una época de globalización, crisis financiera y recesión económica. La innovación se presenta como la panacea, la palabra fetiche, que en boca de políticos, “líderes” empresariales y gurús de diversas pelambreras que huelen a chamusquina, solucionará  la mayoría de nuestros problemas, sin embargo, para una gran mayoría, el concepto de innovación les suena a cosa enigmática destinada únicamente a los iniciados.

Olvidamos que uno de los de los aspectos que nos diferencia del resto de los seres vivos es nuestra capacidad de crear, producir y, sobre todo, adaptar el entorno a nuestras necesidades, es decir, nuestra capacidad de innovar. El ser humano no inventó el fuego, éste estaba presente en la naturaleza, pero desarrolló técnicas para encenderlo y conservarlo. El control del fuego, implico una serie de innovaciones que permitió a nuestros antepasados no depender del capricho de la naturaleza para calentarse en los fríos inviernos, mantener alejados a los animales peligrosos y cocinar los alimentos.  Podemos imaginar que nuestros antepasados se dieron cuenta de que la tierra de alrededor de las hogueras se endurecía y comenzó a trabajar el barro, a darle forma moldeándolo y endureciéndolo en las fogatas, abriendo una nueva senda de innovación al obtener piezas de alfarería, vasos, vasijas y recipientes, que a la vez les servían para cubrir necesidades como transportar y almacenar agua y alimentos. El “se dieron cuenta” fue el resultado de ese instinto natural llamado curiosidad combinado con la capacidad humana de pensar de una manera abstracta a través de la observación.

La curiosidad y la observación son las herramientas básicas de la innovación. La curiosidad es la actitud interesarnos por por todo y visualizar el mundo sin prejuicios fomentando la observación, la cual hace que nos planteemos cuestiones y busquemos respuestas. La observación implica pensar, abstraer y relacionar, y, a partir de este punto, poder crear o modificar si detectamos un desajuste, una carencia, una laguna, una posibilidad de mejora, un nuevo objeto o servicio… El campo de la innovación es inmenso.

Innovar es recuperar el espíritu del niño: tocar todo, conocer, investigar. Lamentablemente, cuando vamos creciendo el ecosistema sociocultural y económico con sus cánones de comportamiento subordinados a determinadas estructuras de poder tiende a cohibir a la mayoría de los seres humanos impidiendo desarrollar sus potencialidades libremente, por lo tanto, innovar requiere contar con un ecosistema favorable y, en cierta medida, es la explicación del porqué, en un momento determinado, hay sociedades que son más innovadoras que otras. Simplemente porque son capaces de generar un estado de cosas para que las personas den lo mejor de ellos y sean más creativas (¿Por qué cuesta ser emprendedor en España?).

Decíamos que el campo de la innovación es inmenso, podemos innovar en objetos, servicios o procesos. Podemos innovar individualmente creando, por ejemplo, una aplicación para móviles o elaborando una nueva receta para la cocina. Pero la innovación es cada vez más colaborativa en la consecución de retos compartidos y en el progreso del conocimiento.
Sin embargo, el concepto de innovación está sobreexplotado, se utiliza de forma abusiva, se aborda con estrechez de miras y se instrumentaliza de acuerdo con unos determinados intereses, posiblemente el concepto que debemos reivindicar es el de la transformación que permita abordar la creatividad de una nueva sociedad en la que somos, a la vez, productores y consumidores de valor, lo comentábamos en “la innovación ha muerto, viva la transformación”.

El gran reto para superar la crisis actual es transformar innovando en los modelos de gestión, en el marco jurídico-político, en el desarrollo de dinámicas colaborativas entre todos los actores de una sociedad cada vez más compleja. Transformar innovando es ética, visión, diseño, movilización, catalización, conducción, materialización, participación, gestión de la emoción, gestión de las relaciones de poder, gestión del conocimiento, formación y comunicación (La transformación como proceso de construcción creativa).

Las opciones para que podamos innovar con una visión transformadora son muy variadas y está en nuestras manos. Dos ejemplos: los espacios colaborativos autogestionados (hacker spaces) y nuestra implicación en la mejora de los procesos dentro de la organización donde trabajamos.

Seguiremos escribiendo sobre innovación y transformación, pero lo importante a subrayar es que nuestro potencial como innovadores requiere únicamente que abramos nuestras mentes y exploremos el mundo que nos rodea, porque no se desea ni se consigue lo que no se conoce.  Una actitud bastante simple pero, a la vez, compleja porque requiere madurez, implicación y participación.

jueves, mayo 30, 2013

Desarrollando Endomarketing en las Organizaciones

Vivimos en un contexto que nos pone a prueba todo el tiempo. El profesionalismo, el incremento de los conocimientos, la búsqueda permanente de mayor calidad y productividad tiene que ser el único camino disponible para ser transitado por todas las Organizaciones Empresarias y Comerciales que deseen competir saludablemente sin importar su tamaño o el rubro en el cual actúen o deseen actuar.

Los desafíos son diversos ante la incertidumbre. Los clientes restringen sus compras, incrementan sus exigencias y redoblan sus expectativas en materia de Valor Agregado volviéndose más selectivos, brindando a las organizaciones la oportunidad de reformular estrategias y actitudes, generando nuevas ideas y emprendimientos justo en el momento en que se tome la decisión de hacerlo para reconstruirse con nuevas metas y objetivos.

Ahora bien, ¿Cómo pueden las Organizaciones reorientarse para crear un nuevo orden? Simplemente aprendiendo de sus errores pasados. Dejando de lado su miopía estratégica. Reconociendo, primero desde los niveles superiores, que no saben todo como muchas veces creen y dejar de lado la soberbia.

A más sabios, más humanos. La certidumbre que ha desaparecido en este contexto tan difícil que hoy nos toca vivir, la recuperaremos en la fortaleza de nuestro espíritu de lucha y constancia. El problema es que muchas veces cedemos ante el contexto hostil, bajamos los brazos y seguimos el caminito del sálvese quien pueda. Perdemos el equilibrio y caemos en un abismo.

Siempre estamos a tiempo de cambiar las cosas, de provocar una nueva ruptura que nos devuelva el camino a la certidumbre. Las empresas pueden provocar una ruptura. Alejarse de prácticas nocivas que no sirven, hacen daño, y las  aleja de sus verdaderos objetivos.

Ante una ruptura solamente se puede hablar de un antes y un después. Y después de producirse una ruptura, tenemos la posibilidad de aprender de la experiencia negativa, canalizar esa experiencia para abrir la mente y cargarla nuevamente de significado. Esto implica reordenar nuestro pensamiento y nuestra forma de hacer las cosas hacia el futuro para reconstruir lo más rápido posible el sentido que nos oriente hacia un nuevo orden.

De cada experiencia negativa, cada una nos deja sus enseñanzas. Entender cómo y por qué se llegó  hasta una situación nociva despertará la capacidad de aprendizaje y la inteligencia organizacional.

La pregunta que nos tenemos que hacer es si realmente estamos decididos a realizar el cambio. Dicen que si nosotros no tomamos las decisiones siempre hay alguien que las tomará por nosotros. Imagínense si en el caso de un negocio resulta ser la competencia, o alguien que implementa una práctica innovadora que se nos ocurrió y no tuvimos el coraje de llevarla a cabo. En cualquier caso dejamos pasar la oportunidad y es tarde para lamentarse.

Apostemos al talento de los jóvenes y a la experiencia de los más veteranos. En muchas organizaciones está faltando pintar más canas. Démosle oportunidad al espíritu emprendedor, a la transparencia, a la honestidad, la conducta, la ética del trabajo.

Las empresas deben rodearse de gente talentosa. Deben desarrollar Endomarketing, es decir marketing interno y entender que el promover el desarrollo y la capacitación es una inversión y no un gasto como aún hoy siguen creyendo algunos empresarios que no terminan de comprender que el verdadero gasto es tener gente sin motivación y poco capacitada. 

Gustavo Sarnari. Director Asociado de Grupo CoSMO y E&N. Especialista en Desarrollo y Educación Organizacional para su aplicación a las estrategias de negocios. Formado en la Universidad Nacional de Quilmes, el IS San Pablo de Villa Constitución y el IS San Nicolás de Bari de San Nicolás.

miércoles, mayo 29, 2013

No busques trabajo


No busques trabajo. Así te lo digo. No gastes ni tu tiempo ni tu dinero, de verdad que no vale la pena. Tal como está el patio, con uno de cada dos jóvenes y casi uno de cada tres adultos en edad de dejar de trabajar, lo de buscar trabajo ya es una patraña, un cachondeo, una mentira y una estúpida forma de justificar la ineptitud de nuestros políticos, la bajada de pantalones eurocomunitaria y lo poco que les importas a los que realmente mandan, que por si aún no lo habías notado, son los que hablan en alemán.

No busques trabajo. Te lo digo en serio. Si tienes más de 30 años, has sido dado por perdido. Aunque te llames Diego Martínez Santos y seas el mejor físico de partículas de Europa. Da igual. Aquí eres un pringao demasiado caro de mantener. Dónde vas pidiendo nada. Si ahí afuera tengo a 20 mucho más jóvenes que no me pedirán más que una oportunidad, eufemismo de trabajar gratis. Anda, apártate que me tapas el sol.

Y si tienes menos de 30 años, tú sí puedes fardar de algo. Por fin la generación de tu país duplica al resto de la Unión Europea en algo, aunque ese algo sea la tasa de desempleo. Eh, pero no te preocupes, que como dijo el maestro, los récords están ahí para ser batidos. Tú sigue esperando que los políticos te echen un cable, pon a prueba tu paciencia mariana y vas a ver qué bien te va.

Por eso me atrevo a darte un consejo que no me has pedido: tengas la edad que tengas, no busques trabajo. Buscar no es ni de lejos el verbo adecuado. Porque lo único que te arriesgas es a no encontrar. Y a frustrarte. Y a desesperarte. Y a creerte que es por tu culpa. Y a volverte a hundir.

No utilices el verbo buscar.

Utiliza el verbo crear. Utiliza el verbo reinventar. Utiliza el verbo fabricar. Utiliza el verbo reciclar. Son más difíciles, sí, pero lo mismo ocurre con todo lo que se hace real. Que se complica.

Da igual que te vistas de autónomo, de empresario o de empleado. Por si aún no lo has notado, ha llegado el momento de las empresas de uno. Tú eres tu director general, tu presidente, tu director de marketing y tu recepcionista. La única empresa de la que no te podrán despedir jamás. Y tu departamento de I+D (eso que tienes sobre los hombros) hace tiempo que tiene sobre la mesa el encargo más difícil de todos los tiempos desde que el hombre es hombre: diseñar tu propia vida.

Suena jodido. Porque lo es. Pero corrígeme si la alternativa te está pagando las facturas.

Trabajo no es un buen sustantivo tampoco. Porque es mentira que no exista. Trabajo hay. Lo que pasa es que ahora se reparte entre menos gente, que en muchos casos se ve obligada a hacer más de lo que humanamente puede. Lo llaman productividad. Otra patraña, tan manipulable como todos los índices. Pero en fin.

Mejor búscate entre tus habilidades. Mejor busca qué sabes hacer. Qué se te da bien. Todos tenemos alguna habilidad que nos hace especiales. Alguna singularidad. Alguna rareza. Lo difícil no es tenerla, lo difícil es encontrarla, identificarla a tiempo. Y entre esas rarezas, pregúntate cuáles podrían estar recompensadas. Si no es aquí, fuera. Si no es en tu sector, en cualquier otro. Por cierto, qué es un sector hoy en día.

No busques trabajo. Mejor busca un mercado. O dicho de otra forma, una necesidad insatisfecha en un grupo de gente dispuesta a gastar, sea en la moneda que sea. Aprende a hablar en su idioma. Y no me refiero sólo a la lengua vehicular, que también.

No busques trabajo. Mejor busca a un ingenuo, o primer cliente. Reduce sus miedos, ofrécele una prueba gratis, sin compromiso, y prométele que le devolverás el dinero si no queda satisfecho. Y por el camino, gánate su confianza, convéncele de que te necesita aunque él todavía no se haya dado cuenta. No pares hasta obtener un sí. Vendrá acompañado de algún pero, tú tranquilo que los peros siempre caducan y acaban cayéndose por el camino.

Y a continuación, déjate la piel por que quede encantado de haberte conocido. No escatimes esfuerzos, convierte su felicidad en tu obsesión. Hazle creer que eres imprescindible. En realidad nada ni nadie lo es, pero todos pagamos cada día por productos y servicios que nos han convencido de lo contrario.

Por último, no busques trabajo. Busca una vida de la que no quieras retirarte jamás. Y un día a día en el que nunca dejes de aprender. Intenta no venderte y estarás mucho más cerca de que alguien te compre de vez en cuando. Ah, y olvídate de la estabilidad, eso es cosa del siglo pasado. Intenta gastar menos de lo que tienes. Y sobre todo y ante todo, jamás te hipoteques, piensa que si alquilas no estarás tirando el dinero, sino comprando tu libertad.

Hasta aquí la mejor ayuda que se me ocurre, lo más útil que te puedo decir, te llames David Belzunce, Enzo Vizcaíno, Sislena Caparrosa o Julio Mejide. Ya, ya sé que tampoco te he solucionado nada. Aunque si esperabas soluciones y que encima esas soluciones viniesen de mí, tu problema es aún mayor de lo que me pensaba.

No busques trabajo. Sólo así, quizás, algún día, el trabajo te encuentre a ti.

Fuente: Risto Meijide 

martes, mayo 28, 2013

¿Eres un impulsor del cambio?


“Lo único constante es el cambio”, ésta frase atribuida a Heráclito ya es parte de la historia y nos habla de una verdad que se vive en todo momento en las organizaciones.

Sea que los cambios vengan de fuera o dentro de la empresa, debemos estar dispuestos a enfrentarlos.

Como seres humanos lo normal es que busquemos la estabilidad, la tranquilidad que da la seguridad.

No queremos estar hoy en una posición de incertidumbre y mañana continuar allí, pero lo común es que mañana se deba seguir luchando con la misma sensación de incertidumbre que hoy.

Ya deberíamos estar acostumbrados pero no es así. Como líderes sabemos que hay que seguir hacia adelante manejando los cambios que continuamente se presentan. En este caso, lo mejor es decidir de una vez por todas convertirse en su amigo fiel.

En esta oportunidad quiero dejarte 3 Tips sencillos para ser un impulsor del cambio!

1) Impúlsate a ti mismo! 

Los líderes son ejemplo, de eso no hay duda. Si quieres que algo se haga, hazlo tú primero y verás que tus colaboradores te seguirán.

Impulsarse a uno mismo comienza con enfrentar sus propios miedos. Son ellos los que forman esa barrera desde la cual observamos todo lo que está afuera y que quisieras lograr.

Cuando decides enfrentar tus miedos estás literalmente subiendo un escalón (o más de uno) hacia lo que deseas. Te estás diciendo a ti mismo que si eres capaz y generando auto-confianza para dar otro paso hacia arriba.

Si te mantienes en el mismo lugar de satisfacción por mucho tiempo, sin tomar nuevos riesgos calculados, sin buscar hacer grandes proyectos que te asusten, entonces te vas acostumbrando a un estado que yo llamo “esfuerzo mínimo”, y desde allí es poco lo que puedes mejorar.

En cambio, si continuamente estás venciendo esos pequeños miedos que te frenan, estarás en poco tiempo impulsándote hacia nuevos niveles de logros que te elevan y exigen un mayor esfuerzo. Cada vez, ese nivel de esfuerzo se hará más grande y robusto haciendo tu carácter más fuerte para asumir nuevos y mayores retos.

Serás un impulsor de tus propios cambios y así llegaras a tu máximo potencial. Serás un ejemplo para tu equipo que verán que a medida que uno mismo se eleva el listón, se pueden lograr cosas mayores.

2) Impulsa a otros!

Un líder tiende a ver en otros lo que ellos muchas veces no son capaces de ver.

Se puede decir que uno termina liderando los talentos de las personas más que a la gente misma. Muchos no se percatan de sus dones y talentos porque sencillamente necesitan un espejo para mirarse.

Es allí donde entran los buenos líderes. Ellos son ese espejo que les muestra el potencial que tienen y de lo que son capaces de hacer.

Empezar por plantearles retos los hará enfrentarse a sus propios miedos y así los estarás desafiando a romper sus propias barreras.

Impulsar a otros también tiene que ver con dar confianza acerca de sus capacidades. No podemos esperar que alguien muestre todo su potencial si no se le da la oportunidad de hacerlo. El líder debe apartarse a un lado y dejar que sus colaboradores se hagan cargo de los proyecto.

Mantener la autoridad pasa primero por dar la autoridad. Dejar que los colaboradores emprendan proyectos innovadores es una excelente manera de generar cambios que puedan ser beneficiosos para todos. Por supuesto, se debe estar atento para orientar y ser guía ante posibles dudas y dar sugerencias que ayuden a ver mejor el panorama.

3) Impulsa ideas! 

La mejor fuente de ideas de una organización está dentro de ella misma, en sus colaboradores.

Los avances más grandes de la historia surgieron de las ideas de alguien que lo creyó posible. Por eso Mark Twain dijo una vez: “Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa”. 

Impulsar ideas significa que el primero que está abierto a las nuevas ideas es el líder. Quiere decir que no se asombrará cuando uno de sus colaboradores se aparezca en una reunión con una idea que al principio parece descabellada.

“Si la gente no se ríe de ti y tus ideas al menos una vez a la semana, no estás llevando las cosas al límite lo suficiente”, esta frase es de Robin Sharma, una de las personas que he decidido sea mi mentor a distancia. 

Confieso que leo, escucho, sigo por Twitter y estoy pendiente de todo lo que dice al igual que con el Dr. John C. Maxwell. Si quieres ser bueno debes aprender de los mejores, ¿o no?

Los líderes deben ser impulsores de las ideas tanto propias como de los demás, porque son las ideas las que cambian el presente y hacen un mejor futuro.

Si no fuese por las grandes ideas que alguien impulsó en el pasado, hoy el mundo sería distinto. Steve Jobs fue un gran impulsor de buenas ideas, así como Martin Luther King. ¿Te imaginas el Basketball sin que juegue la gente de color? Pienso qué sería aburrido. Agradecido estoy con Martin por sus estupendas ideas sobre la igualdad!

Así mismo pasa en las organizaciones. Grandes ideas generan grandes cambios y son los líderes los que están llamados a encaminarlos para que resulten en excelentes logros.

Los cambios están en todas partes. La misma naturaleza cambia durante el día. Sales en la mañana con un sol radiante y en la tarde debes resguardarte de la lluvia porque no llevaste un paraguas.

Ser líder implica no solo enfrentar los cambios sino generarlos para hacer de este mundo un mundo mejor. Trillado pero no deja de ser cierto!

Sé el líder que debes ser y empieza a impulsar los cambios que requiere tu organización y tu vida, seguro vale el esfuerzo!

¿Qué cambios haz impulsado en tu organización?

¿Qué cambios quisieras impulsar en tu vida?

Deja tus comentarios que con seguridad los contesto todos!

Hasta la próxima! 

José Manuel Pujol H 

lunes, mayo 27, 2013

Antilíderes


Con frecuencia se cumple que quienes se quejan de tener un equipo desunido, es porque no han sabido crear equipo ni acreditarse para poder ser seguidos.

A mayor sensibilidad sobre la importancia del factor humano, más mandos reconocen abiertamente que no son capaces de crear equipo, al menos en la medida que se lo proponen. Algunos de ellos te confían que “hay algo que se les escapa”, que su gente “no pone de su parte” o que “lo hacen con desgana”, que resulta evidente que “lo hacen forzados por las circunstancias”. Algunos se sinceran exponiendo que “todo el esfuerzo recae sobre ellos”, que “perciben falta de iniciativa”, para concluir a continuación que “siendo, los trabajadores, seres adultos deberían comportarse de otra manera”, que “no hay involucración con el proyecto”, y participan otras revelaciones similares que ponen de manifiesto su decepción ante el reto de dirigir los equipos con los que les ha tocado “lidiar”, pues para algunos mandos dirigir se traduce en un batallar diario.

Un asunto complejo en cuya base media –se quiera reconocer o no- la actitud del mando, o del directivo, o del empresario, y en cuya línea de flotación también impacta el ambiente de trabajo que se “respire”, el clima que se vivencie, fruto de un estilo de dirección de empresa cuya cultura afecta y conforma las actitudes, en primer lugar de las clases dirigentes, que son quienes las promueven, y por ende, y en último extremo, las de los trabajadores. Viene a colación una frase que se repite en Internet: “No confundas mi personalidad con mi actitud. Mi personalidad es quien yo soy; mi actitud depende de quien seas tú”; un aserto que demanda ejemplaridad.

Así, crear equipo pasa por cumplir el adagio “dar para recibir”. Un principio que en el día a día supone estimular actitudes, individuales y grupales; que exige, a diario, inspirar el estilo de los comportamientos, crear cultura, orientar actitudes deseables desde la levedad, con tacto, con destreza y aplicando la sensibilidad; que demanda desterrar disposiciones de ánimo indeseables, si surgen, cuando surjan; y que pide imperiosamente dar ejemplo con cada acto para tener derecho a exigir correspondencia.

De entre una suerte de conductas propias del repertorio de los antilíderes, relaciono una treintena de actos volitivos, fallidos o involuntarios que guardan una común propiedad: siempre socavan la autoridad del mando. 

  • Gestionar por acontecimientos, dar bandazos, cambiar prioridades, desdecirse, declinar la propia responsabilidad.
  • No saber crear una identidad de equipo; no acertar a reencuadrarla y transmitirla.
  • Exigir sin ser el primero en dar ejemplo.
  • Regirse por prebendas de casta y creerse en posesión de la verdad o sentirse en la obligación de tenerla. Uso del imperativo categórico.
  • Ofrecer bajas muestras de confianza. Mostrarse excesivamente cauto o reservado. Pretender ocultar o sobrecompensar los fantasmas profesionales o la inseguridad personal.
  • Escasa o nula involucración en el desarrollo del trabajo de los miembros del equipo. Confundir dirigir con hacer que otros hagan el trabajo.
  • Baja o insuficiente competencia técnica para inspirar acciones, aportar guía y orientar alternativas.
  • Desentenderse o desconocer los problemas operativos para realizar el trabajo; ignorar los esfuerzos que representa la ejecución.
  • Ejercer control excesivo. No saber delegar.
  • Centrarse solo en los resultados. Ver solo los objetivos de negocio.
  • Dejar prevalecer los sentimientos sobre la razón o centrarse en la razón despreciando los sentimientos.
  • Defender lo indefendible pretendiendo justificarse sobre la base del principio deunidad del mando. Adular a la dirección o humillarse ante los superiores.
  • No tener sentido crítico u ocultarlo. No saber manejar la discrepancia propia ni la disidencia ajena aportando nuevas perspectivas.
  • No involucrar al conjunto, mediante reuniones operativas y de puesta en común. Forzar a reunirse innecesariamente o reunirse improductivamente.
  • No dar valor a las habilidades de comunicación. Tener un estilo deficitario de comunicación interpersonal. Creer que la responsabilidad de la comunicación no le concierne.
  • Confundir transparencia con transmisión de información improcedente. Promover la existencia de confidentes.
  • Confundir cordialidad con (falso) amiguismo. Pervertir la cercanía con faltas de respeto. Ser antinatural.
  • Tener un talante poco comunicativo. Mostrarse distante o dificultar la accesibilidad. Tener asuntos más importantes que atender que los concernientes al equipo.
  • No hacer circular la información relevante para el equipo o hacerlo inoportunamente o a destiempo.
  • No facilitar el conocimiento de hechos y acontecimientos en los que se está trabajando o hacerlo fragmentadamente. No acertar a transmitir el pensamiento de empresa ni a comunicar la agenda de actualidad.
  • Dar crédito a rumores sin controlarlos. Dejar circular la rumorología y mantener la incertidumbre sin aportar información veraz.
  • Mediar en los conflictos con parcialidad, sin haberse informado suficientemente para clarificar las causas de posibles tiranteces, ya sea entre los miembros del propio equipo o, incluso, con otras unidades de negocio. No dejar aflorar las tensiones para resolverlas antes de que se traduzcan en conflictos; ocultarlos o negarlos.
  • Tener diferentes varas de medir. Ejercer el favoritismo o la defensa de parte en perjuicio de terceros. Confundir los asuntos propios y mezclarlos con los propios asuntos inherentes a su rango y condición.
  • Evitar tomar medidas disciplinarias cuando correspondería adoptarlas.
  • Crear expectativas que se incumplen. Comprometerse sin poder hacerlo. Incumplir promesas.
  • Desinteresarse de la componente humana de los trabajadores.
  • Evitar promover reuniones individuales de orientación y progreso o convertirlas en un mero trámite. Desentenderse del desarrollo profesional de los miembros del equipo.
  • Dejar de reconocer los méritos y hacer la vista gorda ante los deméritos.
  • Poner en evidencia a alguien ante sus compañeros o ante cualesquiera terceros.
  • Sorprender súbitamente con medidas lesivas contra alguien, justificadas o no, ante situaciones de conflicto de intereses.

En resumen, quien aspire a ejercer el liderazgo hará bien en recordar dos cuestiones principales. Primero, que de su capacidad para reencuadrar la misión del equipo dependerá darles motivos relevantes a los subordinados para actuar en la dirección pretendida; y así hacer que las cosas sucedan. Segundo, que de su actitud personal, puesta de manifiesto en sus actos y comportamientos diarios, un día tras otro y también al siguiente, dependerá en buena medida la respuesta que obtenga de las personas sobre las que pretende influir; y así conseguir ser seguido.

Javier Villalba

domingo, mayo 26, 2013

La internacionalización es el camino

A pesar de los avances en la internacionalización de la economía española durante las últimas décadas y de la notoriedad mundial que han alcanzado un buen número de firmas, la internacionalización sigue siendo la gran asignatura pendiente de las pymes. 

En España, y según datos del ICEX, menos del 4% de las empresas exportan. Y el porcentaje de exportadoras "regulares", aquellas que han exportado productos durante al menos cuatro ejercicios consecutivos, se reduce a un testimonial 1%. Unas cifras preocupantes. Más si tenemos en cuenta que el sector exterior es prácticamente el único motor que está tirando de la economía española. 

Este es el punto de partida del documento "Internacionalización empresarial. Argumentos y estrategias para el directivo", publicado por la Fundación CEDE y realizado conjuntamente por Deloitte y el Centro de Globalización y Estrategia del IESE. 

Se trata de un cuaderno práctico que pretende acompañar a las pequeñas y medianas empresas en su camino de apertura al mercado exterior, recogiendo las lecciones aprendidas por otras empresas que ya lo han iniciado a través del testimonio directo de sus directivos.

Por qué internacionalizarse 
Compensar la parálisis del consumo doméstico es, a día de hoy, un argumento suficiente para no posponer más la internacionalización de la empresa. 

Pero, más allá de la internacionalización "oportunista", basada en argumentos reactivos (recuperar las ventas, diversificar riesgos, dar salida a excesos de producción, reaccionar a la entrada de competidores extranjeros), existen otro tipo de razones, de carácter más proactivo, para incorporar el vector de la internacionalización a la estrategia competitiva de la empresa. 

Algunas de estas razones son buscar mercados menos maduros y con mayor potencial de crecimiento, aprovechar economías de escala o de alcance, trasladar actividades o procesos a ubicaciones más competitivas o adquirir nuevos recursos y capacidades. 

La internacionalización como estrategia de creación de valor global va mucho más allá de tomar medidas puntuales (y hasta cierto punto desesperadas) para contrarrestar los efectos de una coyuntura desfavorable. Y está demostrado que, además de hacer a las empresas más resistentes a los ciclos adversos, las ayuda a crecer, ser más productivas y generar más y mejor ocupación. 

Por dónde empezar
Según los autores, antes de iniciar un proceso de internacionalización conviene tener clara la respuesta a tres preguntas esenciales: en qué mercados entrar, con qué estrategia de entrada y con qué tipo de estructura. 

Tres preguntas que pueden resumirse en una sola, cuya respuesta lo condiciona todo: ¿qué ventaja competitiva pretendemos explotar? Ese es el eje sobre el que debe pivotar toda la estrategia de internacionalización.

En este informe se documentan los procesos de internacionalización de empresas muy distintas, de sectores y tamaños diversos. No todas buscaban lo mismo con su expansión internacional. Pero sí que tienen en común el haber sabido llevar a una escala global su valor diferencial. 

Todas estas compañías están vendiendo ahora a más clientes de más países, pero más que un objetivo eso parece ser el resultado de la aplicación de una o varias de las estrategias de creación de valor global que resume el profesor del IESE Pankaj Ghemawat, experto en globalización, en su triángulo de la "triple A": 

  • Adaptación de sus productos y modelos de negocio a las particularidades de distintos mercados (Borges, Gallina Blanca, Cascajares...).
  • Agregación de operaciones a nivel regional o global para la explotación de economías de escala (Metalquimia, Grupo Ivi...).
  • Un arbitraje que les ha permitido explotar las diferencias entre mercados para optimizar sus recursos y beneficiarse de la especialización productiva a escala global.

Los casos prácticos que incluye el estudio se complementan con el testimonio de un buen número de directivos, como el presidente del Grupo Freixenet, el director general de Metalquimia, el consejero delegado de Gallina Blanca Star o el director general de Nestlé en España.

Un traje a medida
Los autores del informe advierten que en la internacionalización de la empresa no hay patrones establecidos, sino trajes a medida. 

Cada empresa debe trazarse su propio camino, en función de sus recursos y capacidades, y seguirlo. Pero se puede aprender de la propia experiencia y de la de aquellas empresas que lo han iniciado antes. 

En el trayecto habrá barreras que superar: las propias de operar en un país distinto al nuestro (idioma, mentalidad, barreras administrativas y arancelarias, diferencias culturales y religiosas...); las sectoriales o de mercado (hábitos de consumo, competencia, logística y distribución...); y las organizativas internas (falta de recursos, de conocimientos o de un compromiso firme por parte de toda la organización con el proceso de internacionalización), que quizás son las más importantes. 

La internacionalización comporta grandes oportunidades y también riesgos. Pero probablemente sea más arriesgado no internacionalizarse que hacerlo. 

Joan Enric Ricart Costa, Jaume Llopis Casellas, Amaia Garrido y Gemma Tonijuan

sábado, mayo 25, 2013

Una nueva generación laboral


La crisis económica en España ha traído la escasez de trabajo para los jóvenes (especialmente, los nacido en torno la tercer milenio) como nos lo demuestra, desde hace tiempo, los datos de desempleo. Y ello, nos lleva a reflexionar sobre sus oportunidades de desarrollo laboral.

Por un lado, hemos de saber que la guerra del talento a nivel nacional y sobre todo mundial, es una realidad. Las organizaciones continúan requiriendo talento pero este es primordialmente técnico y emprendedor. Por ello, aquellos jóvenes que además de dominar idiomas, acrediten una buena formación técnica y actitudes especiales podrán seguir teniendo oportunidades. Eso sí, estás normalmente las encontraran fuera de sus fronteras. Ello, sin duda, supondrá una experiencia provechosa para ellos pero les exigirá, por un lado, renunciar a ciertos valores que hasta ahora la juventud viene desarrollando, -como, por ejemplo, disponer de una vida personal cerca de su entorno- y por otro lado, desarrollar ciertas competencias personales que normalmente no han sido trabajadas en los centros educativos –como, por ejemplo, la asunción de riesgos, la flexibilidad, la autonomía social o la capacidad para relacionarse en entornos culturales diferentes- .

Por otro lado, muchos jóvenes que no aportan este tipo de talento técnico y emprendedor, tendrán serias dificultades para integrarse satisfactoriamente en el mercado laboral.

En general, todos, -los primeros y los segundos-, verán reducido su nivel de vida en relación del que disponía sus padres (esa generación de empleados que ahora consideramos “mimados” y que denominados “baby boomers”) y la “generación X”.

Todas estas generaciones están involucradas en esta tormenta económica y social.
La crisis económica ha hecho que la situación de tres generaciones sea complicada laboralmente: han bajado sus ingresos, han perdido seguridad en la perspectiva de empleo, su jubilación será peor, la conciliación de la vida personal empieza a ser una leyenda, etc.

Sin embargo, en especial es una responsabilidad de los “baby boomers” como generación saliente, tutelar a las nuevas generaciones. Ellos todavía tienen una función gerencial que desarrollar como educadores de los jóvenes; es decir, los que habrán de ser a los futuros líderes empresariales y soporte sociales.  Esta responsabilidad tiene varias vertientes: personal (los valores, motivos y actitudes han de saberse conjugar con el entorno) y profesional (además de la formación académica, se requieren conocimientos especializados en idiomas, técnicos y tecnológicos).

Es, por tanto, una responsabilidad de todos, –incluido el gobierno y resto de la sociedad civil-, favorecer la incorporación de las nuevas generaciones al mercado laboral, así como su desarrollo personal y profesional.

viernes, mayo 24, 2013

TENIS: ¡EL PARTIDO DE LA VIDA!

¿Sacas o recibís? ¡Me da lo mismo, elegí vos!
Traducido, dejemos que la vida nos sorprenda…igual tenemos que vivirla.

Prólogo

Sabemos que tanto en un partido de tenis, como en la vida misma, tenemos muchos obstáculos que pasar, muchas cosas por aprender y millones de cosas que modificar.
También tenemos que poder hacer lo que nos da placer, lo que sabemos que nos va a dar seguridad y transitar el recorrido de la mejor manera posible. Disfrutando de casa, detalle al máximo y generando un clima de bienestar.
Lo que intento con este libro, es llevar a la práctica, estrategias del tenis a la vida misma.

Con 5 pasos claros y precisos podemos alcanzar al éxito.

  1. Paciencia.

  1. Equilibrio.

  1. Atención.

  1. Reacción.

  1. Protagonismo.

Espero que les sea útil, que disfruten del tenis y que también, les pueda servir para la vida diaria.

Introducción

Mi primer partido de tenis como la gran mayoría de los de mi generación, lo disputé después de ver una serie de Copa Davis allá por el año 1977 en blanco y negro en la pantalla de mi televisor, transmitido por el viejo Canal 7.
Era muy común por esos tiempos salir a jugar a la calle después de terminado el partido televisado.
El oponente era mi hermano mayor, la cancha era en la calle de tierra de mi casa.
Y nos disputábamos antes de empezar a jugar por ver quien era José Luís Clerk y quien era Guillermo Vilas.
Y aunque para el resto de la gente que nos veía, solo éramos dos niños jugando con dos raquetas y una sola pelota de tenis.
Para nosotros era el Court Central del Buenos Aires Lawn Tenis Club.
No faltaba nada, estaban los flejes, la red, los chicos alcanza-pelotas, el juez de silla y hasta las tribunas llenas de gente que vibraban en cada punto disputado.
Pero, principalmente estaba presente la ilusión de ser un gran jugador de tenis.
Por supuesto que hoy y a la distancia, puedo comprender lo que la gente veía.
Pero lo que si, jamás dejó de estar dentro de mí, es  esa sensación que tengo cada vez que empuño una raqueta y entro a una cancha de tenis.
La hermosa sensación de sentirme un jugador de Tenis.


Los 5 pasos para alcanzar el éxito


  1. Paciencia

PARA GANAR   6-0;  6-0.  HAY QUE EMPEZAR A SUMAR  DE A 15.

Todo jugador de tenis sueña con ganar su partido  6,0 6,0, (resultado excelente), pero, tenemos que saber que para lograrlo debemos empezar a sumar de a 15. Así como también saber aceptar que algunos 15 nos puedan sumar en contra.
Cada vez que empezamos un partido sabemos que tenemos por delante un largo proceso y con muchos factores, saber de ante mano que jamás vamos a obtener en la primer pelota la totalidad del resultado.
Ni el numero uno del mundo, ni el mejor jugador de todos los tiempos pudo lograrlo.
Sin concentración, sin sacrificio a largo plazo, sin momentos a favor, en contra, un toque de buena suerte, un toque  de no tan buena, el viento, la gente, la raqueta, la pelota y así millones de factores, tenemos que saber que el proceso va a ser muy largo y que tenemos que jugarlo punto por punto.
La paciencia es algo que todo jugador de tenis tiene que aprender a desarrollar.

Traducido al partido de la vida, digamos que todos soñamos con que cada cosa que emprendamos (proyecto, estudio, trabajo, etc.) tenga un resultado excelente. Y eso no esta mal.
Digamos que en procesos a largo plazo tenemos que saber sumar de a un paso por vez. Saber además que algún día el paso no va a ser para adelante y que van a existir días en que notemos que algún paso nos llevo para atrás.
Tenemos que saber que en ese proceso también vamos a tener momentos a favor, en contra, un toque de buena suerte, un toque de no tan buena y así muchos factores que hagan que el resultado sea el deseado, pero que para ello, vamos a tener que emplearle el tiempo necesario. y que nunca lo vamos a poder lograr en su totalidad en el primer día.
Nunca nadie en la historia de la humanidad pudo lograrlo.
No debemos perder de vista el objetivo, el resultado final que queremos obtener.
Eso nos va a dar las fuerzas que necesitemos, la concentración adecuada y las ganas de levantarse cada vez que demos un paso en falso.
Visualizar el objetivo es nuestro principal impulso para poder lograrlo.
Pero recordemos que todo gran proceso de la vida comienza con un primer paso.
Y así todos los días, un gran camino se transita de a un paso por vez.
Armémonos de paciencia. Es lo primero que tenemos que desarrollar para alcanzar el éxito.


  1. Equilibrio

ARMEMOS UNA ESTRATEGIA.

Antes de empezar a jugar un partido de Tenis tenemos que armar una estrategia de juego.
Sabiendo cuales son nuestros mejores golpes. Si el drive, el revés, el saque o lo que sea.
Si vamos a jugarlo de atrás, sin atacar al adversario, golpeando la pelota tratando de controlar el juego desde el fondo.
 Si vamos a ir a buscarlo, a atacarlo .Tratando de dominar el partido desde nuestra iniciativa, armando puntos agresivos y  yendo a definirlo en la red.
Si vamos a esperar y controlarla y metiendo la pelota solo en juego provoquemos  el error del otro.
En fin, un esquema de juego que nos permita poder desarrollar el mismo para lograr el resultado deseado.
Sabiendo a quien tenemos del otro lado y de los retos con los cuales nos podemos encontrar.
Todo esto se hará mucho más fácil de armar.
Muchos jugadores arman la estrategia durante la entrada en calor y en los primeros games del partido.
Se dice que podemos carecer de cualquier golpe, nunca de no tener una estrategia armada, por más precaria que sea.

Si traducimos esto a nuestros proyectos de vida, digamos que también tenemos que armar una estrategia antes de empezar a transitarlo.
Debemos ordenar cuales son nuestras cualidades, nuestras fortalezas, virtudes, así también cuales nuestras limitaciones.
Con todas esas herramientas armemos un camino a seguir y no nos salgamos de el por nada.
Debemos saber que piedras se nos pueden presentar en el camino y como las vamos a utilizar. Puede que sea un problema o también puede ser una muy buena herramienta.
Que cosas estamos preparados a sobrellevar y que cosas no.
Planifiquemos las horas que le vamos a dedicar al mismo y que cantidad de horas nos  vamos a dedicar a nosotros.
Se aconseja dividir el día en tres partes iguales. Tres partes de 8 horas cada una.
8 horas para descansar
8 horas para el proyecto (trabajo, estudio, etc.)
8 horas para uno.
Es muy importante tener una meta, pero, muy importante saber como vamos a llegar a ella.
Tengamos en claro que cosas podemos perder en el camino y que cosas no estamos dispuestos a abandonar por el mismo.
Digamos que podemos carecer de algunas cosas. Nunca de una estrategia. Por más precaria que sea.


  1. Atención

 CADA VEZ QUE LA  PELOTA  PASA POR ENCIMA DE LA RED.

Cada vez que la pelota pasa por encima de la red, es una situación diferente de partido, porque como mínimo cambio una sola cosa.
La pelota que estaba de un lado de la cancha ahora se encuentra del otro lado. Pero en realidad cambia la situación y con ella muchos factores.
Cambia la posición de los jugadores dentro de la cancha, el centro de atención, el control de la misma y  cada jugador debe hacer una afinada lectura de los pasos a seguir y como adecuarse a la nueva situación lo más rápido posible, a decir verdad, antes que la pelota le vuelva, sin salirse de su estrategia.
En tenis el que no va a la velocidad de la pelotita y cambia tan rápido como la misma pasa por encima de la red, pierde el partido.
No debemos quedarnos contemplando el golpe que acabamos de hacer, porque eso ya pasó, la pelota va hacia el otro lado y va a ser una situación diferente.
Sin dejar de hacer las cosas que tenemos que hacer, como tomar el centro de la cancha o ir al lugar adecuado según marque la estrategia que desarrollamos en el golpe anterior.
Tampoco debemos imaginarnos que es lo que va a venir porque todavía no sucedió.
Sigamos el recorrido de la pelota atentamente, sin sacarle la vista y hagamos una lectura de la misma a medida que suceden los hechos.
Solo así vamos a estar en tiempo y en forma de poder leer lo antes posible cada movimiento a seguir y hacer de cada golpe nuestra mejor jugada.

La vida pasa muy rápido y tenemos que cambiar con el ritmo de la misma La única diferencia es que en la vida no nos acostumbramos a los cambios. Por lo general hacemos una imagen de las cosas y no queremos que nada cambie.
Si el resultado es el esperado, tratamos por todos los medios que nada ni nadie cambie esa situación.
Pero en el proceso de cada proyecto, también cambia constantemente el objetivo. Todos los días, a cada hora, a cada minuto  o a cada segundo.
Y que también cuando eso sucede puede que cambien más de una cosa.
Es en ese preciso momento que tenemos que estar preparados, atentos, concentrados para poder hacer una lectura lo mas rápido posible de la nueva situación y de poder cambiar lo que interpretemos que tenemos que modificar tan rápido como la velocidad de los hechos así lo requiere, para poder preparar el próximo paso a seguir antes de darlo.
Si el resultado no es el esperado y nos quedamos con una imagen equivocada de la realidad, el problema puede ser mayor aun.
Dado que todos los movimientos que hagamos van a estar equivocados porque el análisis de situación que hagamos va a estar desenfocado con la realidad.
No nos quedemos contemplando lo que acabamos de hacer y tampoco imaginemos lo que va a venir. Hay dos momentos en que nada podemos hacer; ANTES Y DESPUES.
Estemos atentos a todo el proceso y a no sacarle la atención de encima para poder estar en tiempo y en forma de poder leer cuanto antes que movimiento tenemos que hacer para que esa situación sea nuestra mejor PRESENTE.

  1. Reacción

¿QUE HACER CUANDO LOS PUNTOS PASAN MUY RAPIDOS Y NO PUEDO SUMAR?

Cuando esto sucede en tenis, lo aconsejable es tratar de enfriar la mente, tratar de saber que es lo que esta sucediendo y rearmar la estrategia  fijada antes de entrar a la cancha.
Por todos los medios hay que enfriar el partido, sea como sea.
Tratar de encontrar el porque de la situación, ver que esta pasando y su porque.
Si el partido lo estoy perdiendo yo o me lo esta ganando el otro.
Por supuesto que si el partido lo estoy perdiendo yo es mucho mas fácil de corregir que si el partido me lo esta ganando el otro que tengo enfrente.
Pero, igual en cualquiera de los dos casos, tenemos que rearmar la estrategia y seguirla al pie de la letra, hasta poder revertir la situación actual.
Para ello, todo es válido dentro del reglamento.
Tomarnos el mayor tiempo permitido, entre punto y punto.
Pedir para ir al baño.
Buscar cualquier excusa para parar el partido.
Discutir algún fallo.
O simplemente desacelerar todo el ritmo posible  para poder pensar y encontrar la forma de salir lo más rápido posible de esa situación.
Una vez que logremos saber el como y el porque va a ser todo mucho mas fácil.

En la vida real sucede más o menos lo  mismo pero no nos detenemos a enfriar la mente. Creemos que podemos con todo y por lo general no ponemos la mente en frío.
Cuando la  vida te este ganando por goleada y las cosas sucedan muy rápido, no tiremos raquetazos al aire y mucho menos nos subamos al ritmo de los demás.
Tratemos de ver que esta sucediendo, tratemos de analizar la situación y recién ahí armemos una estrategia de cómo seguir.
No es bueno ante ningún resultado, que la vida se nos pase tan rápido que no sepamos ni el como ni el porque.
Hay que analizar tanto el fracaso como el éxito, porque si pasa tan rápido que no podemos entenderlo es muy probable que en un corto tiempo terminemos estrellando y no sepamos que paso.
Por supuesto que si  el resultado es favorable. El problema no va a ser el mismo, pero, puede ser tan malo como un resultado desfavorable, porque en ningún caso vamos a saber el por qué.
Cada día, tenemos que saber parar para realizar un análisis de la situación.
Si  hay algo que corregir. Identificar que cosa es. Saber como hacerlo y llevarlo a cabo, como también si no hay nada que tocar, saber lo que se hizo: como y porque, para así saber si al próximo día desarrollo la misma estrategia o cambio algo.
Como veraz cada día es un gran desafío y nos podemos encontrar con infinidades de cosas a la cuales atender y analizar a cada instante.
Hay muchas variables que no dependen de nosotros y eso hace que tengamos que estar atentos a los cambios.
Si el ritmo de la vida no nos permite parar a cada rato, tendríamos que ejercitar la mente de una determinada forma, como para poder realizar ese análisis al menos un vez al día.
Con media hora de silencio, de inacción diaria, basta y sobra.

  1. Protagonismo

ENTRAR A LA CANCHA A JUGAR EL PARTIDO.

Es muy común escuchar en los alrededores de las canchas de tenis, decir: tendrías que haber hecho tal jugada. O yo hubiese hecho tal o cual cosa. Digamos que es moneda corriente. Desde afuera, se imaginan ganadores, triunfantes, victoriosos, y lo que es peor aun se terminan creyendo que lo son. Pero, jamás entran a la cancha.
Lo más importante de todo lo antes mencionado es entrar a la cancha.
Cuando uno decide empezar el partido, lo primero que tiene que saber es que cada vez que la pelota esté de tu lado. Sos el único que está en condiciones de poder pegarle. O mejor dicho. El problema que te acaba de venir y a mucha velocidad, tenés que tratar de resolverlo de la mejor manera posible, tenés que deshacerte de él, lo más rápido posible y tenes de devolverlo en problema.
Y que al lado tuyo no va a haber nadie para ayudarte.
Vos sos el actor principal de la obra y como tal el protagonismo es absoluto.
Pero, ¿cómo hacen los tenistas para poder hacer todo esto que les cuento y en tan poco tiempo?
Ya dijimos que lo primero que hacen es estar dentro de la cancha. Lo segundo es estar preparados.
El proceso es muy largo y muy sacrificado .Lleva mucho tiempo, mucho esfuerzo, mucha dedicación, mucho trabajo, mucho estudio, pero por sobre todas las cosas PROTAGONISMO.
Casi nunca se los vio a algunos tenistas dejar pasar la pelota sin golpearla. Sin jugarla.
Cuando se entra a la cancha se toma el compromiso de desarrollar el juego en su totalidad  y de llevar a cabo la mejor performance posible dentro de las habilidades con que cada uno cuenta.
El partido no termina hasta que uno de los dos jugadores no gana la ultima pelota.
O sea que es muy importante ganar la primer pelota del juego, pero mucho más importante  es saber ganar la última.

Llevado a la vida diaria, digamos que los que más nos falta, es ser protagonistas.
Salimos a la calle como si nada, y así trabajamos, estudiamos, nos relacionamos y vivimos. Haciendo las cosas como mecánicamente, casi por inercia.
El protagonismo es la base de todo proceso de transformación. Tenemos que estar más atentos, más vigilantes, mas preparados para los días que nos tocan vivir. Solo así podemos resolver todos los temas diarios y poder sumar de a 15 como se suma en el tenis.
Pero, ¡ojo! tengamos siempre en cuenta que algún que otro 15 nos puede sumar en contra. Es ahí, donde tenemos que estar preparados para olvidar fácilmente y seguir con el camino trazado.
Muchos de los resultados adversos los tenemos porque no tenemos esa velocidad para aceptar la derrota en algún punto y nos quedamos enganchados con el pasado sin interpretar que el partido de la vida sigue, y que lo que viene es tan importante
Como lo que ya pasó, pero con la diferencia que el que esta en juego se puede ganar y  que el que ya paso si nos quedamos enganchados solo vamos a tener una mirada errada de la realidad y nos vamos a olvidar  del tiempo real y vamos a seguir perdiendo otra oportunidad  y otra… y otra.
Todos los días vamos a recibir todo tipo de problemas y en muchos casos, también a una velocidad difícil de manejar y con muy poco tiempo para analizar.
Mucho más difícil va a ser transmutarlo en solución, si no estamos concentrados.
Recuerden:
Sumemos de a poco.
Vayamos recorriendo el camino trazado de tal manera que podamos interpretar el cómo y el por qué.
Paremos a analizar los resultados obtenidos diariamente.
Enfriemos la mente en caso que los resultados no sean los esperados y tracemos una nueva línea a seguir lo más rápido posible una vez encontrado el error.
Estemos atentos a los cambios y reaccionemos rápidamente.
Disfrutemos todo el proceso de transformación hasta alcanzar el éxito.
Pero recordemos que el éxito no está en el cuándo, sino en el como.

ÉXITOS….

César Herrera (cesarbartu@hotmail.com).

jueves, mayo 23, 2013

En tu empresa: ¿hay jefes o líderes?

Jefe y líder pueden ser un sinónimo o dos conceptos muy diferentes, según las características de la persona en quien recaigan.

Llevar el título de director no implica que esa persona sepa inspirar a su gente, indica John Maxwell, especialista en liderazgo.

"Un líder corre carreras para cumplir metas, pero en el camino lleva a la gente. La primera señal de que sólo eres jefe es que llegas a la cima y nadie te sigue", comenta el autor del libro "Las 21 leyes irrefutables del liderazgo".

En una encuesta de OCC Mundial entre 1,500 profesionistas, seis de cada 10 asociaron a un buen jefe con el concepto ‘capacidad de comunicarse', mientras cinco de cada 10 se fija en los conocimientos que posee la persona.

Los conocimientos para dirigir se pueden ir desarrollando, pero quien comanda no necesariamente marca ruta, es decir, prepara y prevé escenarios con inclusión de los empleados. Esto último es lo valioso de un líder, que sabe mantenerse orientado y tiene control de su rumbo, señala Maxwell.

El asesor para organizaciones como la NBA, y participante del World Leadership Forum, explica que un jefe interesado en mejorar resultados y conducirse como líder, debe formularse estas preguntas:

1. ¿En serio me interesan los demás?
Esto es el ADN de un líder, su función es bajar de la cima y encontrar seguidores para sumar a los proyectos, pero, eso implica asumir la responsabilidad de guiar. "Si te concentras sólo en ver a los empleados como alguien que da resultados, eso no es liderazgo, es manipular para conseguir algo a cambio", indica Maxwell.

2. ¿Quiero poder o relaciones a largo plazo?
Muchos empleados se preguntan ¿le intereso al jefe? Porque ese director abarca al grado de querer hacerse cargo de todo, sin delegar y sin enseñar a hacer. Cuando una persona es más grande y visible al exterior, y no en el interior de su empresa, es eso: solo un buen jefe. "No tiene nada de malo, hay personas buenas en garantizar resultados, tienen estrategia, saben llegar al poder, pero no les interesa en enseñar. También ellos funcionar en la organización y se les necesita, pero, no se debe confundir, son jefes, no líderes".

3. ¿Me enamora lo que hago?
Hay grandes jefes que tras involucrarse por años en una labor pierden el gusto por sus actividades, y mantienen el cargo por dinero y estatus. Esa persona aportó lo que debía, aunque quizá no es el indicado para marcar ruta. Un líder "ama y se apasiona por lo que hace" sin importar las condiciones y por encima del estatus.

4. ¿Soy bueno para perder?
El líder, invariablemente, asume las pérdidas y los fracasos cuando su equipo no da los resultados, como se esperaba. También sabe que, por encima, de los resultados inmediatos hay que dedicar ‘tiempo' a formar a otros y fracasar en el camino. Si a la persona se le dificulta asumir fracasos o dejar que el reflector recaiga en otros, no está lista para ser líder.

5. ¿Sé hablar con franqueza?
Ante un empleado que sólo se concentra en la crítica, sin dar opción de cómo cambiar un escenario, o cómo actuar para modificar su situación, muchos jefes prefieren "darse la vuelta". Un líder no hace eso, se reúne con el colaborador y plantea las cosas sin rodeos. Además de plantear el escenario, ése jefe/ líder pone tiempos, es de los que dicen: "observas este problema, tienes una semana para darme un plan y ayudar a resolver la situación". Si es una persona que rehúye a los conflictos, o piensa que quitan tiempo, tampoco tiene en su ADN el liderazgo.

En tu oficina, qué prevalece ¿el líder o el jefe?

Fuente: CNNExpansion.com