Robert I. Sutton, en “The
asshole survival guide. How
to deal with people who treat you like dirt”, que estamos comentando,
plantea una serie de recomendaciones para lidiar con las personas que intentan
maltratarnos en el trabajo. Entre ellas destacan:
I.- ESTRATEGIAS DE
DEFENSA
1.- Reformular
nuestro comportamiento para que sea menos nocivo para nosotros. Podemos
utilizar las técnicas empleadas en la terapia conductual cognitiva para
intentar ver las experiencias negativas de forma más positiva: los psicólogos
sociales y otros investigadores han mostrado que reformulando los hechos que
nos perturban o experiencias angustiosas
de una forma más positiva, aunque no las eliminan, si nos pueden aliviar. Por
ejemplo, según interpretemos la misma experiencia como un reto divertido y
emocionante o como una amenaza inquietante reaccionaremos de manera distinta.
Reformular es una defensa común contra los impresentables en
el mundo laboral. Cambiar como definimos a las personas y a los hechos puede
ser como si nos pusiésemos una coraza protectora que nos defiende de las
personas que quieren dañarnos. Resulta aconsejable desarrollar fórmulas que
sean útiles en colaboración con otros compañeros, amigos, familiares que estén
experimentando situaciones similares. De esta forma contaremos con aliados que nos ayudarán a sobrellevar los
tiempos difíciles cuando los impresentables estén en el sendero de guerra o
nuestra autoconfianza se resienta, así como podremos ayudar a los demás cuando
lo necesiten..
2.- Trucos mentales
protectores:
a).- “No es mi culpa”.
Los terapeutas cognitivos describen el convencernos de que no somos
responsables del comportamiento de nuestro atormentador como la reversión o el
enfriamiento de la “personalización destructiva” por la que pensamos que es
culpa nuestra que los demás se comporten de forma negativa con nosotros, en
lugar de considerar primero otras interpretaciones más lógicas para su
comportamiento.
Los experimentos de Jens
Blechert y sus colaboradores en la Universidad de Stanford corroboran este
enfoque. Blechert mantiene que: “si estás entrenado para reevaluar y sabes que
tu jefe está frecuentemente de mal humor puedes prepararte para una reunión con
él para que cuando empiece a gritar no te afecte y puedas no sentir nada”.
b).- Minimizar la
amenaza. La táctica “no es tan malo” implica reconocer primero que estamos
en un mundo de impresentables, pero que es menos dañino de lo que pensábamos en
un inicio.
Los terapeutas cognitivos trabajan con los pacientes que
tienen una visión de túnel o filtros mentales
que les hacen fijarse únicamente en las partes negativas de una
situación para que la intenten contemplar de una forma más positiva. Si tenemos
que tratar con impresentables este tipo de planteamiento puede ofrecer
protección ante ellos.
c).- Centrarse en las
ventajas. Supone admitir que el tratamiento que estamos recibiendo es
lamentable pero que estamos obteniendo algunos beneficios. Este abordaje puede
ser útil cuando tenemos que relacionarnos con personas desagradables durante
largo tiempo o para ayudarnos a sentirnos mejor cuando recordamos más tarde.
Por ejemplo podemos pensar que ha servido para endurecernos y aprender a
convivir con situaciones complicadas.
d).- Ignorar el
comportamiento y no reaccionar ante las provocaciones. Michelle Obama
mencionó esta estrategia en su discurso en la Convención Nacional Demócrata en
Filadelfia en 2016 al referirse a los consejos que ella y su marido daban a sus
hijas adolescentes en relación con el lenguaje de odio que escuchaban sobre
figuras públicas. Les explicaban que cuando alguien es cruel o actúa como un
“bully” no hay que descender a su nivel y que su lema tenía que ser cuando
ellos se degradan nosotros ascendemos.
Este truco mental implica que nos tenemos que decir a
nosotros mismos y a los demás que no tenemos que descender al nivel de nuestro
atormentador y que al hacerlo somos
mejores personas que él. Esta estrategia sirve a los acosados a sentir orgullo
por ser superiores y al responder a la malicia con serenidad y educación reduce
las posibilidades de caer en un círculo vicioso de hostilidades mutuas.
e).- Perdonar.
Aunque el impresentable no merezca ser excusado este enfoque puede servir para
que nos sintamos menos degradados. Este tipo de estrategia de reformulación se
apoya en la teoría e investigaciones sobre el perdón. Muestra que aunque el
impresentable no se disculpe si nosotros lo hacemos nos liberará y dejará que
el daño se minimice. Investigaciones sobre “bullying” y sobre transgresiones
interpersonales demuestran que el perdón ayuda a que las víctimas dejen ir el
resentimiento constante y los pensamientos de venganza, con lo que aunque no lo
merezcan de esta forma nos sentiremos libres de ellos y dueños de nuestro
destino.
f).- Buscar el lado
divertido. “Relájate, es sólo una broma” es una defensa que los
impresentables utilizan para justificar sus terribles palabras y hechos. Pero
el humor es tanto un arma como una coraza. Reformulando la crueldad o
insensibilidad que nos muestran como divertida, absurda o ridícula puede
amortiguar el daño. Investigaciones que utilizan la escala de “Humor para
afrontar situaciones” de Rod Martin muestran que las personas en situaciones
angustiantes sufren un menor daño emocional y físico si son capaces de ver un
lado divertido en las mismas. Parece ser que si encontramos y nos enfocamos en
aspectos divertidos o absurdos de las actuaciones del impresentable y en cómo
nosotros o los demás respondemos puede servir de protección.
g).- Considerar que
es una situación temporal. El mantra a utilizar en este enfoque es: “esto
también pasará”. Cuando atravesemos un momento malo podemos decirnos que es
temporal y recordar otras situaciones similares a las que nos hemos enfrentado
en el pasado y que ya no nos afectan.
Parecen existir dos razones por las que el distanciamiento
temporal ayuda a afrontar el estrés y son que la mayoría de las personas son
más optimistas con respecto al futuro que al presente y el poder protector de
la impermanencia. Al mirar al futuro distante las personas se sienten
reconfortadas al ser conscientes que sus preocupaciones actuales y la angustia
que les generan son temporales y recuerdan los dichos: “el tiempo cura todas
las heridas” o “el humor es la tragedia a la que se añade el tiempo”.
Para sobrevivir a los impresentables que nos encontramos en
el momento actual podemos imaginar que han pasado horas, días o meses,
dependiendo del tiempo que pensemos que el abuso puede durar y centrarnos en lo
poco que vamos a estar preocupados por estas actuaciones en el futuro por lo
que no debemos dejar que nos afecten en el presente.
h).- Utilizar la
desconexión emocional. Esta es la estrategia en la que decimos:
“sinceramente no me afecta”. Puede tener graves inconvenientes como la pérdida
del trabajo. Evidencia de diversos investigadores, entre otros de Gallup, muestra que cuando los
profesionales se sienten “más comprometidos” con su trabajo y con sus
compañeros y jefes son más productivos, colaboradores, creativos, se sienten
más felices y están más dispuestos a aportar un esfuerzo extra y menos a
abandonar a la organización. Por el contrario la desvinculación tiene el efecto
contrario.
La desconexión emocional, el desapego y el distanciamiento
es en ocasiones una respuesta humana terrible y completamente predecible ante
situaciones malas. Cuando alguien nos trata como si fuésemos basura es difícil
que le prestemos nuestra plena atención y nuestros esfuerzos completos y
practicar el fino arte de que no nos importe nada la persona que nos maltrata puede protegernos
y hacer que mantengamos nuestra cordura y salud física.
La clave de esta estrategia es ser conscientes de que hasta
las personas que se enfrentan a un maltrato suave pueden beneficiarse si
utilizan algún tipo de desconexión y si el abuso se vuelve más intenso y
generalizado la desconexión más profunda está justificada y es necesaria.
Sutton propone la
siguiente jerarquía:
Nivel 1:
desconectar cuando no se está trabajando. Este es el nivel más bajo de desapego.
Los impresentables en el trabajo pueden estar volviéndonos locos pero cuando no
estamos trabajando nuestra atención se centra en nuestra vida privada para
poder recobrar el equilibrio, disfrutar de la vida y contar con recursos para
los duros tiempos a los que nos vamos a tener que enfrentar. Está comprobado
que cuando los profesionales asediados rumian demasiado sobre sus horribles
jefes, compañeros o clientes muestran síntomas de que no están asumiendo la
situación de forma sana.
Al menos una docena de estudios han utilizado un sistema de
medida de la desvinculación psicológica desarrollado por Sabine Sonnentag y Charlotte Fritz para examinar el impacto de la
desconexión mental del trabajo durante horas. La mayor parte de los mismos han
encontrado que los empleados trabajaban mejor cuando evitaban los pensamientos
repetitivos sobre lo que ocurría o podía ocurrir en el trabajo. Presentaban
menos problemas de salud física y mental, menores dificultades para conciliar
el sueño, menor fatiga, mejor desempeño y productividad y menores conflictos
entre los roles profesionales y familiares.
El reto, naturalmente, es encontrar la manera adecuada de
realizar esta desconexión del trabajo y más en el momento actual con todas las
tecnologías que facilitan que estemos permanentemente conectados.
Nivel 2 : desconectar exclusivamente en los momentos
peores. Este nivel implica responder a las malas experiencias o a las personas
que nos maltratan dando lo menos posible de nosotros que podamos,
exclusivamente haciendo lo básico, pensando en cosas mejores y esencialmente
reaccionando ante los “bullies” con un distanciamiento emocional. Pero cuando
nos encontramos con personas más educadas estamos dispuestos a darnos y
ofrecerles todos nuestros talentos y atención.
Existen evidencias de que los profesionales se protegen a sí
mismos de los conflictos disfuncionales aplanando las emociones que sienten y
expresan. Un estudio realizado por Ashley Nixon y sus colaboradores mostró que
las personas reaccionamos ante los argumentos y desacuerdos en el trabajo
modificando la respuesta visible al conflicto con mecanismos como la supresión
de las emociones negativas o la expresión de falsas emociones positivas. El
fundamento se centra en que al responder sin ira, tristeza o dolor solo una
versión de sí mismos lo más anodina y superficial les da a los impresentables
menos combustible para manifestar hostilidad al tiempo que supone una forma
pasiva agresiva de venganza porque frustra a los atormentadores.
Nivel 3: desconectar la mayor parte del tiempo. Esta es la mayor forma de
desvinculación. Es una estrategia que debe ser reservada sólo para las
ocasiones en las que nuestra organización o equipo parece que nos ofrece solo
permanentemente insultos personales, donde somos constantemente tratados como
basura, donde el abuso proviene de todos los frentes y donde recibimos desde
los niveles más superiores crueldad.
Implica dar lo menos posible de nosotros. El objetivo se
centra en dar lo mínimo mientras nos protegemos de su ira.
Una investigación de Gallup
muestra que los profesionales que se han convertido en zombies trabajadores
totalmente descomprometidos faltan al trabajo con más frecuencia, abandonan en
un mayor porcentaje no se sienten orgullosos de su organización y son menos productivos.
Sutton recomienda
el pensar en una serie de dichos que pueden reducir el daño. Entre ellos
destaca:
a).- No estás solo….
“Gran cantidad de personas están sometidas a la misma
situación desagradable. No estoy loco ni soy una mala persona”
“Nos tenemos unos a otros. Al menos no estamos solos.”
b).- No soy culpable….
“No tengo que tomarlo como algo personal. No es mi culpa que
actúe como un cretino”.
“Él es el que se tiene que sentir mal no yo”.
c).- La situación no
es tan mala…
“Realmente es un impresentable pero me he tenido que
enfrentar a cosas peores”.
“Estos impresentables son bastante inofensivos comparados
con los de otros sitios”.
d).- Tiene ventajas…..
“Estamos obteniendo tanto de él que merece la pena
aguantarle”.
“Existe un tesoro debajo de toda esa maldad”.
e).- Es mejor no
responder….
“No me pondré a su nivel. Soy mejor que eso”.
“Cuando ellos se degradan yo asciendo”.
f).- Desarrollar
simpatía por el diablo….
“Es un cretino, pero ha tenido que sobrevivir a tiempos tan duros que no se lo
tendré en cuenta”.
“No olvidaré lo que me ha hecho, pero entiendo porque fue
tan mezquino aunque estuviese equivocado. Le perdono. Es lo mejor para mí”.
g).- Ver el lado divertido….
“Es mejor reír que llorar y estos impresentables son
bastante divertidos”.
h).- Mirar atrás
desde el futuro….
“Esto también pasará. El tiempo todo lo cura.”
“Parecerá una tontería cuando piense en ello dentro de un tiempo”.
g).- Desconectar….
Nivel 1: “ Voy a
hacer algo diferente y a pensar en algo agradable esta noche”.
Nivel 2: “Cuando
el impresentable actúe voy a pensar que no está presente”.
Nivel 3: “No me
importan estas personas abominables. Voy
a dar lo menos posible, sobrevivir cada día y no dejar que me afecten
personalmente”.