La denominada “economía de la pasión”, de la que tanto se habló en el final de la pandemia, termina 2022 con paños más fríos.
ChatGTP, es un bot creado por OpenAI que interactúa con humanos y
escribe historias; usa inteligencia artificial, como las plataformas que crean
imágenes, pero con funciones de texto. Responde preguntas, cuenta chistes y
hasta puede crear cuentos interactivos. Shutterstock
– Shutterstock.
La historia de la publicidad argentina está llena de
duplas creativas que se volvieron marcas en sí mismas: Agulla y
Baccetti, Vega Olmos y Ponce, Anselmo y Wilhelm y muchas más. Fue siempre un
formato habitual para complementarse, intercambiar y mejorar las ideas que iban
surgiendo para las distintas campañas.
En el caso de Horacio “Chacho” Puebla, uno de los mejores
creativos argentinos en la actualidad, su “dupla” tiene una
particularidad: no es humana. Desde hace meses que “pinponea” y va
tallando ideas con distintos programas y aplicaciones de inteligencia artificial
(IA). “Me lo recomendó un amigo. Acá [en Madrid, donde vive] estábamos
encerrados por una cuarentena muy estricta y me volví loco con las
posibilidades que se abrían”, relata.
Junto con su mujer, la artista Pilar Franco Borrell,
comenzaron a experimentar con varias aplicaciones, como Midjourney, que
permite transformar en imágenes conceptos escritos. En uno de sus
proyectos se imaginaron las fotos que se toman para fichar en las comisarías o
cárceles a los delincuentes, pero con personas inverosímiles, como la Madre
Teresa de Calcuta, el Papa, Messi, Maradona, Donald Trump o el Dalai Lama. El
resultado fue inmediato e hiperrealista.
Luego, Puebla, que fue monaguillo en su infancia en
Mendoza, se propuso hacer sonreír a las estatuas del catolicismo, que
tradicionalmente tienen un gesto serio o sufriente. “Sonrisas para
todos los que llevan siglos esperándolas. No soy escultor y la impresión 3D es
muy cara, pero las novedades de inteligencia artificial de los últimos meses me
permitieron generar esas imágenes con facilidad”, cuenta a LA NACION, mientras
muestra una colección de fotos de santos sonriendo de oreja a oreja.
“Para mí y para mi mujer, estas aplicaciones son lo
más parecido a tener un robot en la nave espacial que nos diga todo, como
sucede en las películas de ciencia ficción. Poner inmediatamente en
imágenes lo que se me ocurre es un recurso muy poderoso, lo más parecido a un
superpoder. Yo todavía estoy anonadado”, dice Puebla, que en la actualidad
lidera en Europa su agencia, Felicidad, y ganó más de 300 premios
internacionales, entre ellos varios leones en el Festival de Cannes.
“Para mí y para mi mujer, estas aplicaciones son lo
más parecido a tener un robot en la nave espacial que nos diga todo, como
sucede en las películas de ciencia ficción. Poner inmediatamente en
imágenes lo que se me ocurre es un recurso muy poderoso, lo más parecido a un
superpoder. Yo todavía estoy anonadado”, dice Puebla, que en la actualidad
lidera en Europa su agencia, Felicidad, y ganó más de 300 premios
internacionales, entre ellos varios leones en el Festival de Cannes.
Midjourney no es el único programa que usa. También apela a Open IA, para texto, y Copy IA, para generar material para la Web, y con estos programas pelotea ideas. “No te tiran nada que sea un diez, pero sí un cinco o un seis, que con algunas iteraciones podés llevar a un siete u ocho. Y vas a lugares donde nunca hubieras ido”, explica.
“Una nueva generación de herramientas de inteligencia
artificial irrumpió con todo este año. Ayudan a escribir mejor, a
programar más rápido y a generar imágenes únicas a gran escala”, escribió tres
semanas atrás en un ensayo Anne-Laure Le Cunff, emprendedora, fundadora de Ness
Labs, exGoogle y experta en pensamiento creativo y metacognición. Su texto se
tituló IA y Yo: la era de la creatividad artificial, en un juego de
palabras en inglés con “AI and I”.
Campo fértil
El mapa de nuevas aplicaciones surgidas
este año tiene más de 200 actores, con algunas startups que ya valen más de
US$1000 millones. Hay iniciativas que tienen que ver con ampliar la creatividad
lingüística, con herramientas como Lex, Rytr y Jasper, que se fundó en 2021 y
recientemente anunció una ronda de inversión por US$125 millones, que llevó su
valuación a US$1500 millones. En esta misma área, los asistentes virtuales en
programación, como Ghostwriter y Copilot (de GitHub), vienen evolucionando
extremadamente rápido. “Muy pronto tipear todo manualmente va a parecer algo
muy ineficiente y del pasado”, explica Le Cunff.
La mayor cobertura mediática en los últimos meses la vienen
teniendo los proyectos de “texto a imagen”, como Dall-E, Midjourney (que usa
Puebla) o tantos otros (Deep Dream Generator y Stability AI). El paso siguiente
ya fue mostrado por el CEO de Google, Sundar Pichai, semanas atrás, cuando
exhibió un video de alta calidad generado de manera completamente artificial a
partir de textos como inputs.
La palabra de moda es, sin duda, la de IA “generativa”.
“Básicamente es la IA que intenta generar contenido nuevo (imágenes, texto,
audio) a partir de una descripción”, cuenta Alejandro Repetto,
tecnólogo y experto en diseño de futuros, quien añade: “Tiene dos patas
grandes: una de procesamiento de lenguaje natural, para poder procesar la
información que le das. Y, luego, enormes sets de datos de imágenes, videos,
etcétera, donde reconstruye a partir de las palabras y el sentido que
interpretó”.
El panorama se completa con asistentes algorítmicos para
investigación científica, escribir y hasta generar música. Endel ofrece armar
un entorno musical personalizado para relajarse, meditar, focalizar y dormir
mejor, per ejemplo.
Expectativas para 2023
¿Dónde está puesta la gran expectativa de fin de año y
2023? Sin duda en el lanzamiento de GPT-4, un “súper modelo” de
lenguaje natural que, según especulaciones, debería desplegarse antes de
febrero. La versión actual, GPT3, se anunció en mayo de 2020 y fue más de 150
veces más poderosa que la versión anterior, GPT2. El CEO de Open AI, la
organización que la desarrolla, Sam Altman, viene tirando pistas a cuentagotas
por Twitter y hay programadores a los que desde mitad de año se les dieron
versiones beta de GPT4 para probar bajo compromiso de confidencialidad. Pero
algunos datos se filtraron, como la alternativa de que sea un modelo
“multimodal” (que acepte además de texto, audio, imágenes y hasta videos
como inputs).
¿Qué pasará con las profesiones creativas a partir de esta
avalancha de novedades? Aquí hay un enorme debate entre quienes ven un
futuro distópico por la desaparición de ventajas humanas (es probable que en
2023 empecemos a ver “buenos libros” surgidos de manera 100% artificial, por
ejemplo) y los más optimistas, que ven una mejora en el proceso y en
el resultado, como les ocurrió en el último año a Puebla y a su mujer.
Sea como sea, la denominada “economía de la pasión” de
la que tanto se habló en el final de la pandemia (el empoderamiento de los
artistas gracias a nuevas tecnologías, Web3 y desaparición de
intermediarios), termina 2022 con paños más fríos, porque
muchas de sus predicciones, como por ejemplo el gran surgimiento de una “clase
media creativa”, aún no se están cumpliendo.
La herramienta WeTransfer publicó días atrás su “Reporte de
Ideas 2022″, para el cual se encuestó a miles de creativos de 180 países: la
mayoría tiene problemas para monetizar, un 60% sienten incertidumbre de ser
reemplazados por nuevas tecnologías y se mueven en un contexto se
subvaloración, bajos ingresos y burn out por tener que estar
disponibles a toda hora.