Las pequeñas y
medianas compañías concentran el 66% de la fuerza de trabajo; el paso a ser
exportadoras es una gran deuda pendiente en la Argentina.
En la Argentina hay 856.300 empresas, 83% de las cuales son
microempresas; 16,8%, pymes, y solo 0,2% grandes compañías. Además, las firmas
de hasta 200 empleados representan el 66% del empleo formal privado del país,
según datos de la Secretaría de Transformación Productiva. Ésta podría ser una
primera aproximación al mapa empresario local, pero detrás de estas cifras
también hay otras que muestran a las empresas como entes que nacen, se
desarrollan y, en algunos casos, mueren.
Las micropymes son las grandes generadoras de empleo del
país: en ellas hay 4,3 millones de
puestos de trabajo. Como la mayoría de las nuevas empresas en la Argentina son
microempresas, una firma promedio nace con 3 ocupados. Las medianas y grandes
entran al mercado con 83 y 431 empleados, respectivamente. A medida que
permanecen en funcionamiento aumentan su planta. Por ejemplo, en promedio, una
pequeña compañía con 7 años de vida tiene 3 empleados más que cuando nació.
En el período que va de 2008 a 2016 nacieron en la
Argentina, en promedio, 65.000 empresas por año, y cerraron 59.000. Lucio
Castro, secretario de Transformación Productiva, cuenta que desde 2007 hay tres
etapas diferenciadas: hasta 2011 hubo gran creación de empresas (a un ritmo del
8% anual); desde 2011 y hasta 2014 hubo un estancamiento; y a partir de 2014,
una caída muy marcada. "Esto tiene que ver con una economía que hasta el
año pasado estuvo completamente estancada, con alta inflación y sin
financiamiento. Sumado a eso hubo un clima de negocios muy adverso a la
inversión", dice Castro.
En tanto, según un análisis de la consultora Claves, entre
2000 y 2015, la cantidad de pymes avanzó en el país un 44,4%, mientras que si
se compara contra 2002, el peor año de la crisis argentina y el de menor
cantidad de empresas activas, el crecimiento alcanza el 56,3%. Como
comparación, en los últimos tres años hubo una desaparición de firmas muy
similar a lo que ocurrió entre 2000 y 2003. "Desde el pico de creación de
empresas en 2004 (cuando hubo una tasa de crecimiento de 14,6%) para adelante,
se observa cada vez un menor crecimiento de firmas nuevas y, desde 2013, la
tasa de creación de empresas es negativa", afirma el informe.
¿Por qué ocurre esto? Gerald McDermott, profesor del IAE, de
la Universidad Austral, dice que un problema que tienen las empresas argentinas
es que nacen y mueren como pymes, no se desarrollan por falta de recursos para
escalar en el aspecto tecnológico. Un segundo punto en contra es la edad de las
pymes en la Argentina (y también en México, Brasil y Colombia). "Es muy alto,
falta dinamismo en el recambio generacional. El promedio es de 25 años, lo que
es muy viejo", opina el académico.
Un tercer punto: hay muchas micropymes. ¿Por qué?
"Generalmente, en la Argentina no hay instituciones para apoyar a las
pymes (lo mismo ocurre en América latina). En comparación con otros países,
América latina no gasta nada en las pymes y el cambio tecnológico. Y en otros
países, donde las pymes son dinámicas, es porque tienen un apoyo estatal, sobre
todo en materia de crédito, y toda una infraestructura institucional",
comenta McDermott.
Finalmente, algo que juega en contra en la Argentina es que
hay muchas compañías grandes en todos los sectores, pero generalmente lo que
falta es un conjunto de enlaces y vínculos entre las grandes multinacionales y
las pymes locales. "Así, es muy difícil que compitan en el mundo",
estima McDermott.
En busca de
soluciones
¿Cómo se revierte la tendencia de muerte de empresas?
"En primer lugar, saliendo del cepo cambiario como se hizo, quitando las
retenciones, que también es algo que se cumplió, y arreglando con los holdouts,
lo cual también se solucionó. Otro elemento importante es tener una política
monetaria y fiscal responsable, con una baja de la inflación. Todo eso va a
llevar a una recuperación importante este año, que va a contribuir a una mayor
tasa de creación de empresas", explica Castro.
Además, hay otras dos medidas que son consideradas
relevantes. Una es la ley pyme, que genera una reducción de la carga tributaria
para la mayor parte de las empresas, porque pasa el pago del IVA a 90 días y
permite tomar el impuesto al cheque a cuenta del pago de ganancias, por
ejemplo. La otra medida, que está en estudio en el Congreso, es la ley de
emprendedores. Lo que se propone, entre otros puntos, es permitir por primera
vez en la historia que se pueda registrar una empresa en 24 horas, además de
fomentar nuevos mecanismos de financiamiento para dinamizar la creación de
emprendimientos formales.
Un dato significativo en la economía argentina es el de la
cantidad de firmas que venden sus bienes y servicios al exterior. En 2015 el
país tuvo menos empresas exportadoras que en la década del 90. A partir de
2006, el país perdió 600 empresas exportadoras por año en promedio. "Sin
embargo, en 2016 por primera vez en 24 trimestres dejó de caer ese número. El
año pasado exportaban unas 9600 empresas", detalla Castro.
Un gran desafío
Exportar es una de las actividades más difíciles para una
empresa, e implica varios desafíos: mejorar la calidad de sus productos y
procesos, abrir nuevos mercados y entender a nuevos consumidores. Por eso, en
general, sólo un pequeño grupo de empresas exportan. El número de las que
hicieron operaciones en 2015 sólo representa al 1,5% del total, mientras que
las mipymes son el 89% de las empresas exportadoras.
La cantidad de firmas que exportan es una medida de la
inserción internacional del país y de la capacidad del sector privado para
competir. Según datos de la Secretaría de Transformación Productiva, el máximo
de empresas exportadoras se dio en 2006, cuando hubo 15.074 con ventas al
exterior (el 2,8% del total).
Los cambios en el contexto se traducen en cuánto las
empresas exportan. Por ejemplo, en la Argentina, 4000 empresas comenzaron a
exportar luego de la devaluación del peso en 2002. Ese número fue cayendo
sistemáticamente en los años siguientes y en 2015 sólo hubo 918 nuevas empresas
que llevaron sus productos a otros países.
Analizar los datos en forma más desagregada puede permitir
identificar cambios más sutiles en el comportamiento de las empresas
exportadoras. Por ejemplo, en el segundo trimestre de 2016 hubo un leve cambio
en la tendencia de la cantidad de nuevas empresas exportadoras, especialmente
de aquellas que venden manufacturas industriales. Unas 287 empresas comenzaron
a exportar en ese trimestre, comparado con 235 que habían comenzado a hacer
operaciones con el exterior en el mismo trimestre de 2015.
En 2016 exportaron 9637 empresas y el 75% de sus
exportaciones correspondió a manufacturas. Entre estos nuevos exportadores, las
industrias que más participación tuvieron son las de instrumentos médicos y de
precisión, la textil y de confecciones, y la automotriz y de autopartes. Los
principales destinos de las nuevas ventas fuera de la región fueron Estados
Unidos, Japón, Indonesia, Emiratos Árabes, Turquía, China y España. En América
Latina se destacan Colombia, México y Brasil.
En Claves dicen que la baja participación de las empresas en
las exportaciones es efecto de la falta de competitividad. Eso se conjuga con
otro factor: el desconocimiento de cómo insertarse en un mercado ajeno.
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