En las organizaciones
más innovadoras y ágiles del mercado, el protagonismo hoy en día lo tiene el
equipo, siendo aquellos jefes que tienen menos visibilidad que los líderes de
antes los que obtienen los mejores resultados.
Si hoy en día se hiciese un retrato robot de los directivos
que obtienen excelentes resultados en las empresas para las que trabajan,
habría una característica en común, y es el hecho de que son personas alejadas
de lo que siempre se ha creído que era imprescindible, como es la figura del
jefe carismático.
Juan Carlos Cubeiro,
Head of Talent ManpowerGroup y CEO de Right Management España, indica que el
estilo que se impone ahora “son líderes que podríamos llamar de bajo perfil.
Personas que no les gusta aparecer, humildes, pero que, por su trabajo, y por
el éxito que tienen en sus empresas, tienen que darse a conocer. Personas que
lideran con firmeza, pero no con dureza. Con las ideas muy claras”.
La principal barrera en este estilo de liderazgo es mantener
el ego bajo control cuando haga falta, y a que queda demostrado que los líderes
carismáticos absorben protagonismo quitándole visibilidad al resto. Sin
embargo, el líder tranquilo tiene como
motivaciones conseguir retos y crear equipos duraderos, teniendo una gran
capacidad para construirlos.
Por el contexto actual, hoy es más necesario que nunca la
capacidad de ilusionar y que la gente crea en el proyecto, participe y proponga
nuevas ideas. Las empresas que mejor encaran la crisis son las que han
convertido como principal foco el liderar y motivar a sus empleados.
Como indica Douglas
McEncroe, autor del libro Cocinando liderazgo (Deusto), “liderar sólo para
seguir haciendo las cosas de la misma manera no funciona. El mundo cambia tan
rápido, que una organización cada 10 años tiene que reinventarse”. Por este
motivo, el autor recalca que ahora es
necesario “un liderazgo más democrático”, dejando a la gente que asuma más
responsabilidad y piense por sí misma, ya que así se consiguen equipos más creativos.
Por otro lado, el consejero delegado de Korn Ferry, Carlos Alemany, añade que en este
contexto hace falta reinventarse y responder con rapidez a los cambios
inesperados. “Ahora se buscan líderes
transformadores, capaces de crear cambios en las empresas y que dejen equipos
formados”, explica el directivo.
Este cambio en la
forma de gestionar equipos suele ser más difícil de hacer realidad en las
pymes, ya que cuando “especialmente son dirigidas por el fundador, suelen
ser personas carismáticas o con mucho ego, y no es cuestión de tamaño ni de que
sean empresas familiares, sino de protagonismo”, aclara Alemany.
Una solución puede ser buscar un gestor externo o socios con
los que compartir el liderazgo, y si no se puede, al menos no intentar
controlarlo todo, porque como advierte Fernando
Iglesias, socio de Evocalia, “si
gestionas a tus empleados así terminarán trabajando para ti, para el jefe, en
lugar de hacerlo para el mercado”.
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