Para construir un clima laboral sano, es importante que el vínculo que une a las personas con sus superiores sea lo más amable y correcto posible, manteniendo una relación estrecha en su justa medida.
Resulta casi inevitable reconocer que a una buena parte de
los trabajadores les preocupa la relación que mantienen con sus responsables.
De hecho, tener frecuentes desencuentros con los jefes puede llegar a generar
trastornos físicos y psicológicos como estrés, inseguridad, insomnio o baja
autoestima.
Según el estudio trimestral Randstad sobre tendencias de recursos humanos, Workmonitor del
cuarto trimestre del 2016, 67% de los trabajadores en Chile se encuentra muy
satisfecho con su empleador. Al respecto, Patricia
Muñoz, Branch Manager Comercial & Administración e Industria y Retail
de la holandesa multinacional, señala que “para construir un clima laboral sano, es importante que
el vínculo que une a las personas con sus superiores sea lo más amable y
correcto posible, manteniendo una relación estrecha en su justa medida, sin
excederse en la confianza, ni dificultando la comunicación entre éstos y el
equipo”.
“Algunas ventajas de mantener una buena relación con la
jefatura es que dinamiza la jornada y fomenta un ambiente de trabajo agradable
y distendido, además es una gran motivación diaria. Saber qué espera éste de
ti, cuáles son sus prioridades y objetivos, mejora la situación del trabajo en
equipo. Adicionalmente el feedback continuo del trabajo que se está
desempeñando contribuye al aprendizaje y a enfatizar todas aquellas conductas
que se ponen en valor. Todo ello, induce al crecimiento personal y profesional
de los empleados”, asegura la ejecutiva.
Pero, ¿qué se debe
hacer para conseguir que el trato con un responsable sea el mejor posible?
Existen algunas cuestiones que hay que tener en cuenta. La eficiencia, el respeto, o la comunicación son valores
fundamentales a la hora de afrontar este tipo de relaciones. Si el empleado es responsable con su trabajo,
muestra interés y es participativo, favorecerá que exista una buena relación
responsable-empleado. Por otra parte, se tenga, o no, una buena relación con el
encargado, el respeto debe ser un valor que esté siempre presente. Es importante
mantener un trato óptimo, pero manteniendo la suficiente distancia.
Otras recomendaciones que hace Muñoz es “no caer en el
exceso de confianza. Tener una buena relación con tu encargado no quiere
decir que tenga que ser excesivamente cercana. Una vez llegados a este punto,
las delimitaciones pueden difuminarse y afectar al trabajo. La confusión de
papeles puede conducir a situaciones complejas. Es importante conocer los
límites y actuar conforme a estos. Además la comunicación efectiva es esencial. Hacer sugerencias y ser directo
evita las conjeturas. Cuando los empleados están seguros de una idea, es
necesario defenderla. Ser franco, siempre con respeto, ayuda a acortar
distancias en la relación”.
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