Hace algo más de
200 años el mundo cambió. El impacto de los cambios tecnológicos generados por
la revolución industrial alcanzó a todos los aspectos de la sociedad. Se inició
un mundo de crecimiento basado en el desarrollo de la tecnología analógica,
donde la mecánica y la electricidad permitieron una mejora en las condiciones
de vida y una expansión de la población mundial.
Hoy vivimos en una
época de transición donde esa tecnología va perdiendo su preponderancia frente
a la aparición de la tecnología digital. Hemos pasado de pensar en cosas a
hablar de ideas, de los átomos a los bits. Ante este escenario, gran parte de
la sociedad está perpleja, no termina de comprender los cambios. Las crisis
políticas, la tensión social y la dinámica laboral en todo el mundo son un
reflejo de una realidad: el 60% de la población mundial, o sea 4000 millones de
habitantes desconocen las características que la tecnología digital tiene y
tendrá en sus vidas. Han sido educados bajo otras pautas y viven fuera de las
oportunidades que representan la nueva era.
Si bien esta
transformación impacta en todas las áreas de la sociedad, en la educación
adquiere una relevancia crucial. Estamos transcurriendo un cambio de paradigma,
venimos de la educación masiva, tayloriana y estandarizada; donde todos
aprenden al mismo ritmo, con programas basados en horas de presencia y con
contenidos fijos.
Pero ¿hacia dónde vamos? A una educación más
personalizada, donde los recursos digitales brindan el acceso a los conceptos
básicos que se requieren para desarrollar una competencia, reemplazando
extensas y a veces poco atractivas clases expositivas.
Es la primera
acción que debe ser diseñada no solo para brindar información sino también
generar motivación para operar el conocimiento en el marco de la realidad,
donde el alumno deba actuar. En ese enlace con el saber hacer, el docente actúa
como un maestro y un facilitador "personalizado" con cada alumno.
A los jóvenes
nacidos después de 1990, "nativos
digitales", la educación masiva no les atrae. En cambio el "aula digital" con docentes
apasionados a los que les gusta que sus alumnos aprendan, les parece
superadora. Combinan consignan con recursos digitales: videos, juegos, chats,
webinars, con sus clases presenciales. Aprovechan mejor los tiempos de sus
alumnos y los de ellos. Se dan más oportunidades para promover la colaboración
entre miembros de una misma comisión, integrando sus ideas en experiencias
enriquecedoras de inteligencia colectiva.
Esto no es el
futuro, es lo que ya ocurre, aunque en pocos lugares. Los recursos están
disponibles ¿Cuál es el factor
limitante? El desarrollo de los docentes. En nuestro país se invirtió mucho
en los últimos años. La infraestructura y los sueldos han sido la prioridad. Es la hora del desarrollo docente. Hay
que impulsar una verdadera y profunda transformación educativa en todos los
niveles de la enseñanza.
En general no hay
acuerdos generalizados por dónde empezar. Las deficiencias existen tanto en la
educación primaria, secundaria y universitaria. Priorizar una sobre otra,
alargaría el impacto en la sociedad. No hay mucho tiempo para esperar, vivimos
en un mundo exponencial, el atraso no se recupera fácilmente por lo que
requiere efectuar una solución conjunta de inmediato, donde tanto educación
pública y privada, priorice el desarrollo docente para impulsar la
transformación deseada.
José Luis Roces. Rector del ITBA
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