Rich Karlgaard y Michael S. Malone en “Team genius. The
new science of high-performing organizations”, como hemos visto
en una entrada anterior, plantean la necesidad de contar
con una estrategia para mitigar los costes de un incremento en la diversidad
y que la evidencia científica sugiere que ésta debe seguir estos
dos caminos:
1.- Una dirección efectiva. Hay que abandonar la
idea de que se puede construir el equipo más poderoso y dejarle que se dirija
él mismo. Cuanto más diverso sea el equipo más dirección y liderazgo necesita.
Esto significa que se tiene que seleccionar con cuidado al líder, que debe ser
un profesional, no sólo alguien seleccionado entre los integrantes del equipo.
2.- Mantener una actitud vigilante ante distintos
factores que pueden ser considerados como amenazas u oportunidades, entre las
que destacan:
a).-
La rotación. Es un problema que se presenta en los equipos en
los que sus miembros se perciben a sí mismos como muy diferentes. El
estrés adicional que supone el relacionarse con personas muy distintas puede
llevar a algunos integrantes del equipo a buscar la seguridad de estar con
personas más similares a ellos. La mejor forma de contrarrestar este efecto
consiste en impulsar la identidad social, esto es cultivar el proceso por el
auto concepto de una persona deriva de su pertenencia a un equipo. Identidades
sociales tales como el nombre del equipo, historias compartidas,
reconocimientos, etc., ayudan a generar la lealtad al equipo y sirven como un
pegamento social en equipos que de otra forma podían explotar. Diversos
experimentos muestran que las personas que se identifican mucho con su equipo
expresan un deseo más fuerte de permanecer en él, independientemente de la
presencia de alternativas atractivas de salida.
b).-
El encuadre o marco. Es la forma en que un potencial reto u oportunidad
se presenta a los miembros de un equipo en relación con el proyecto global. La
manera en que el líder del equipo presente el reto de la diversidad afectará la
forma en que sus miembros gestionarán las diversas tensiones que pueden surgir.
Es aconsejable resaltar que el valor de la diversidad se encuentra en las
mayores posibilidades de mantenerse competitivos y tener éxitos.
c).-
Las creencias. Diversos estudios han encontrado que los equipos
que tienen unas creencias más favorables hacia la diversidad manejan mejor el
poder de ésta. Si piensan que ésta supone una ventaja competitiva normalmente
se confirmarán sus ideas. Esto ocurre porque los creyentes se encuentran más
dispuestos a comprometerse compartiendo mejor la información y sus
perspectivas.
d).-
La antigüedad. Cuanto más tiempo se mantiene a un equipo unido
menores efectos tiene la diversidad. Las investigaciones muestran que los
equipos con alto nivel de familiaridad son más capaces de aprovechar las
diversas experiencias de sus miembros. La familiaridad ayuda a los miembros de
los equipos no sólo a coordinar sus actividades sino también a trasladar estas
habilidades de comunicación de un proyecto a otros. Además, cuanto más
trabajen juntos mejor innovan al ser capaces de integrar el conocimiento de
todos.
e).-
La congruencia. Desgraciadamente muchas organizaciones no
entienden el valor de la antigüedad para la diversidad y dispersan y forman los
equipos bajo la falsa creencia de que esos cambios van a ayudar a “refrescar” a
los equipos. La realidad muestra que lo que ocurre es que con estas medidas se
está forzando a los profesionales a estar aprendiendo continuamente, rompiendo
los equipos sin conseguir que maduren de forma armónica. El término científico
para esta armonía es el de “congruencia interpersonal” o grado en que los
miembros de un equipo ven a los demás en el grupo como éstos se ven a sí
mismos. Es esta congruencia la que modera la relación entre la diversidad
y la eficacia del grupo.
f).-
La integración. Aunque los equipos encuentren cierta armonía con
frecuencia fallan a la hora de extraer, organizar e integrar los conocimientos
y experiencias de sus miembros. En su lugar se sienten desbordados por los
datos y luchan por encontrarles sentido o no consiguen realizar las conexiones
necesarias que les conduzcan a producir ideas originales u omiten informaciones
claves y se centran en exceso en la información compartida.
Por
esta razón es necesario que uno de los miembros del equipo sea un
“generalista”. Los equipos de especialistas se benefician de la labor de los
“generalistas” que son capaces de integrar la información y enfocarla al
esfuerzo global.
g).-
La moderación. La conectividad dentro del equipo es importante
pero no se debe exagerar. Un equipo en el que sus miembros están excesivamente
relacionados puede observar como los beneficios de la diversidad se diluyen.
Esto ocurre porque aunque los lazos fuertes entre los miembros de un equipo
pueden incrementar la solidaridad dentro del mismo pueden limitar la
creatividad. Esto es especialmente evidente en el caso de resolución compleja
de problemas.
Esta
es una situación paradójica: es necesario promover las comunicaciones dentro
del grupo para superar a los obstáculos que plantea la diversidad, pero al
mismo tiempo si mantenemos a un equipo demasiado unido a través de un exceso de
comunicación estaremos limitando esa misma diversidad que es tan importante
para el éxito de un equipo. La respuesta es comunicar de forma regular,
pero no constante, y utilizar dicha comunicación para la diseminación de nueva
información no para marcar límites a los esfuerzos de los miembros del equipo.
h).-
La disensión. Frecuentemente se defiende la idea de que en las
fases de discusiones creativas en los equipos no se deben juzgar ni criticar
nuestras ideas ni las de los demás. Pero en la vida cotidiana de los equipos
investigaciones realizadas han mostrado que el debate y la presencia de ideas
que compiten entre sí estimulan el pensamiento divergente y creativo. Más allá
se ha visto que el conceder permiso para criticar y debatir conduce a la
generación de nuevas ideas.
g).-
La creatividad. Diversos estudios sugieren que los mejores equipos
disfrutan de una mezcla de antiguos amigos o conocidos y de recién llegados
para favorecer el proceso creativo. De esta forma los miembros de los equipos
se muestran cómodos unos con otros y dispuestos a intercambiar ideas pero no
tengan tanta confianza como para limitar la creatividad de los demás.
h).-
La divergencia. La mejor estrategia a seguir cuando nos
incorporamos a un equipo es la de conformarnos primero y divergir después. Los
seres humanos estamos neurológicamente predispuestos a considerar a las
personas e ideas nuevas como amenazas potenciales. Los psicólogos sociales han
encontrado que un nuevo grupo de miembros que invariablemente presentan nueva
información a sus equipos serán percibidos con frecuencia como una amenaza.
Como consecuencia de esto su feedback será rechazado o ignorado directamente.
Sólo después de que un número suficiente de experiencias positivas avalen su estatus
como miembros del grupo el feedback divergente que aporte dejará de ser
considerado una amenaza. Hasta ese momento el conocimiento frecuentemente
novedoso del nuevo miembro se va a perder.
Esta
pérdida puede resultar costosa pero las soluciones no son fáciles. Los miembros
del equipo rechazan o ignoran las críticas de los recién llegados porque
representan una amenaza para el concepto de sí mismo colectivo que éste tiene.
Si los comentarios críticos proceden de alguien considerado como “externo” al equipo
no serán considerados, aunque si lo fuesen si viniesen de un miembro reconocido
por el equipo.
La
respuesta a esta situación se encuentra, según los autores, en la preparación.
Los nuevos miembros deben ser conscientes de que si entran en un nuevo equipo y
presentan ideas divergentes sin haberse ganado previamente la confianza de sus
integrantes puede volverse en su contra. Sólo cuando han obtenido esa confianza
deben disentir.
i).-
La experiencia. Las habilidades cognitivas no se ven
mermadas necesariamente por la edad. Los miembros de más edad pueden ser
integrantes fundamentales de los equipos ya que estas habilidades pueden
mejorar con la experiencia.
j).-
La proximidad. El reto final para mantener la efectividad de los
equipos radica en la telepresencia o relaciones virtuales. Un equipo virtual
compuesto por miembros que viven en los distintos continentes con husos
horarios distintos tiene el desafío de reemplazar la tradicional proximidad
física con reuniones online regulares, rituales de equipo u otras alternativas
que favorezcan la cohesión, intentando, siempre que sea posible, juntar al
equipo físicamente en algún lugar.
k).-
El tamaño. Los
hallazgos más recientes muestran que si se incrementa el número de integrantes
éstos dejan de ser conscientes del papel que juegan en el equipo, se dificulta
el conocimiento de lo que puede aportar cada uno para el logro de los objetivos
del equipo y se debilitan los lazos entre sus miembros.
Pero,
por el contrario el incremento en el
número de profesionales en un equipo tiene una serie de ventajas entre las
que destacan:
1.- Facilita la posibilidad de una mayor división
en las tareas, lo que permite una mayor especialización.
2.- Amplía los conocimientos y experiencias con que cuenta el
equipo.
Otra
desventaja es que puede afectar negativamente al desempeño porque se ha
comprobado que no existe una relación directa entre el número de profesionales
y su contribución y aprovechamiento de sus conocimientos y experiencias. Al
tiempo que se multiplica la necesidad de coordinación.
Se
producen también costes de integración asociados al incremento del tamaño ya
que hay que dedicar tiempo y esfuerzo para incorporar a los nuevos miembros en
el equipo y mientras esto sucede el funcionamiento del mismo se puede enlentecer
o incluso interrumpir.
Otro
efecto negativo es que en los equipos en los que el desempeño individual y
colectivo, se encuentran muy ligados y las contribuciones individuales son muy
difíciles de aislar los profesionales sabiendo que sus esfuerzos no pueden ser
identificados pueden relajarse y contribuir menos de lo que podrían.
Uno
de los mayores expertos en el estudio de las implicaciones del tamaño de los
equipos es Bibb
Latané,
del Center of
Human Science, que ha hecho una serie de importantes
descubrimientos sobre el efecto de este incremento
en la dinámica de los equipos. Entre sus hallazgos destacan:
1.- Al aumentar el tamaño la responsabilidad
individual se diluye.
2.- El incremento disminuye las aportaciones
individuales. Por ejemplo una persona añadida a un equipo de dos va a tener un
mayor impacto en el mismo que si se incorpora a uno de veinte.
3.- Los directivos y líderes tienden a
sobreestimar los beneficios de los grandes grupos.
Estudios
recientes sobre cómo mitigar los efectos negativos y sobre cómo procurar mantener el tamaño de un equipo reducido aunque el
proyecto demande un gran número de personas muestran que:
a).- Es importante ayudar a que los miembros de un
equipo
perciban que su tarea y metas son importantes y tienen un sentido.
b).- Si los directivos quieren mantener
el tamaño reducido deben crear proyectos en los que participen
múltiples equipos o externalizar ciertas tareas no fundamentales.
c).- En los
equipos grandes no todos sus miembros deben estar implicados todo el
tiempo, algunos de ellos se pueden incorporar exclusivamente para tareas
específicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario