¿Eres introvertido o
extrovertido? Seguro que te lo han preguntado muchas veces. Y es que para muchas
personas se trata de una respuesta fácil, pero para la mayoría nos resulta
complicado visualizarnos en una u otra categoría de personas. En el mundo
actual parece que la tradicional dicotomía introvertido / extrovertido ha
quedado obsoleta. Existen rasgos de la personalidad que desdibujan las
fronteras entre uno y otro calificativo, y la gran mayoría de nosotros no somos
ni introvertidos o extrovertidos, si no que estamos en un punto intermedio.
La personalidad consiste en un conjunto estable de preferencias y sentimientos a través de los cuales nos acercamos al mundo. Los rasgos de personalidad se forman a una edad temprana y se fijan en la edad adulta temprana, y es de los pocos atributos que no cambian a lo largo del tiempo.
La personalidad consiste en un conjunto estable de preferencias y sentimientos a través de los cuales nos acercamos al mundo. Los rasgos de personalidad se forman a una edad temprana y se fijan en la edad adulta temprana, y es de los pocos atributos que no cambian a lo largo del tiempo.
Estar a medio camino entre la introversión y la extroversión es uno de
los ragos más frecuentes, pero a la vez menos entendidos, fruto de la necesidad
de categorizarnos de un modo u otro, ya que hay fortalezas y debilidades
cruciales comúnmente asociadas con cada tipo.
El experto Adam Grant ha estudiado este fenómeno, obteniendo resultados fascinantes, que también publica Inc
aquí. En primer lugar, dos tercios de las personas
encuestadas no se identifican como puramente introvertidos o extrovertidos. La
gran mayoría prefiere denominarse ambivertido (ambivert
es el término anglosajón), es decir, tiene rasgos de personas tímidas y
abiertas que sacan a relucir según la situación a la que se enfrenten.
Los ambivertidos tienen una clara ventaja sobre los introvertidos
y los extrovertidos puros. Debido a su personalidad no se inclinan demasiado en
uno u otro sentido y les es más fácil decantarse por uno u otro en función de
cada situación. Esto les permite conectar más fácilmente y más profundamente
con una variedad más amplia de personas.
La investigación de Grant también rechaza la afirmación generalizada de
que los comerciales con mejor desempeño son extrovertidos. Al contrario,
el estudio revela que éstos, la mayoría ambivertidos, tienen una mayor
flexibilidad social que los demás, cosa que "les permite vender más
que todos los demás grupos", ejemplifica el investigador.
¿Cómo funciona la ambiversión?
La dopamina es la hormona que nos produce placer y satisfacción.
Todos tenemos diferentes niveles de estimulación de la dopamina como
combustible en el neocórtex (el área del cerebro que se encarga de las
funciones mentales superiores tales como el lenguaje y el pensamiento
consciente). Los que normalmente tienen altos niveles de estimulación
tienden a ser introvertidos -tratan de evitar cualquier estímulo social
adicional que podría hacerles sentir ansiosos o abrumados-.
Por el contrario,
aquellos con niveles bajos de estimulación tienden a ser extrovertidos.
Debido a la sub-estimulación, los extrovertidos se sienten aburridos y por eso
buscan la estimulación social para sentirse bien.
De todas maneras, en los niveles de estimulación natural la mayoría de
las personas no llegan a grandes extremos, aunque fluctúan. A veces puedes
sentir la necesidad de buscar la estimulación, mientras que otras veces tratas
de evitarla.
¿Eres ambivertido?
Es importante ser consciente de dónde te encuentras en la escala de
introversión / extroversión, para así poder conocer tus debilidades y potenciar
tus fortalezas. Atento a estas señales: eres ambivertido si...:
- Puedo
realizar tareas solo o en grupo y no tengo mucha preferencia en uno u otro
sentido
- Los
encuentros sociales no me hacen sentir incómodo, pero me canso de estar
rodeado de demasiada gente.
- Ser el
centro de atención es divertido para mí, pero no me gusta que sea por
mucho tiempo.
- Algunas
personas creen que soy tímida y otras que soy muy sociable.
- No
siempre necesito estar en movimiento, pero me aburro si me quedo parado
durante mucho tiempo.
- Puedo
perderme en mis propios pensamientos tan fácilmente de la misma forma que
puedo perderme en una conversación.
- Las
charlas íntimas no me incomodan, pero si duran demasiado acaban por
aburrirme.
- Cuando
se trata de confiar en otras personas, a veces soy escéptico y otras me
sumerjo de pleno.
- Si paso
mucho tiempo solo me aburro. Sin embargo, pasar todo el tiempo con otras
personas me agota y acabo necesitando estos espacios de soledad.
El truco para ser un ambivertido es saber cuándo inclinarse hacia un
lado u otro del espectro personal, si es que no te sale de forma natural. Por
ejemplo, en un evento de networking el ambivertido consciente de sí mismo se
inclinará hacia el lado extrovertido de la escala.
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