“Pensar es fácil. Actuar es difícil. Actuar
como se piensa es lo más difícil de todo” – Goethe
Si hay algo, que todos sabemos es que sin creatividad no hay innovación, a lo que podemos decir, que
sin ideas no podemos innovar, sin nuevos pensamientos tampoco.
Por eso, voy a intentar a través de los siguientes artículos o post ir
desmembrando un poco el tema, si algo que he vivido en el transcurso de los
años, y más en las empresas dónde se fabrican o se dan servicios con
componentes de alta tecnología es que la innovación es el día a día, lo que hoy
vale, mañana puede ser que sea obsoleto, esto nos da siempre un margen de
maniobra realmente de trabajar con la palabra de lo “urgente”.
El otro día, mientras hablaba con un buen amigo, en una de esas charlas
interminables, dónde nos encontramos varias personas, para comunicarnos, de tú
a tú, de voz, cara a cara, estábamos hablando sobre lo que queremos que ocurra
a lo que verdad sucede, sobre lo que escribimos a lo que real nos ocurre en
nuestro día a día, muchas veces dista la realidad de la imaginación del propio
artículo, incluso a veces por mucho que queremos innovar, ser diferentes,
caemos en los mismos parámetros una y otra vez.
Parece que como seres humanos, tropezamos con las mismas piedras una y
otra vez, a veces por no querer ver la piedra, elegimos a otra, pero a largo
plazo no nos lleva a nada.
·
Por supuesto, necesitamos ideas.
·
Pero una vez que las tenemos, hacemos una selección de cuáles de ellas
van a ser las más prometedoras porque nunca tendremos suficiente tiempo y
recursos para ejecutarlas todas.
·
Y las tenemos que ejecutar, este es un paso crítico.
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Porque la innovación tarda más de lo que esperamos, mantengamos a la
gente que está dentro de nuestro equipo, grupo, u organización, que estemos
todos comprometidos con el proceso como está sucediendo (a menudo es un gran
problema dentro de las grandes empresas porqué hacer girar el “timón”, es
más difícil que una empresa mediana o PYME).
·
Y además de todo esto, haremos que la idea se propague hacía el exterior
del grupo.
La mayoría de las organizaciones tienen muchas ideas. Nuestros fracasos de innovación ocurren en otras etapas del
proceso, tenemos herramientas disponibles para medir cómo lo estamos haciendo
de bien a la hora hacer en cada uno de estos pasos.
Esto es lo que los resultados se ven como para muchas empresas si
hiciéramos el Scamper, que fue una técnica desarrollada por Bob Eberle en
Prufrock Press, Inc. (1 de Julio de 2008) en el libro “Scamper: Creative Games and Activities for
Imagination Developement”:
La cual consiste en realizar una lista que mediante el control de los
siguientes puntos podemos conocer en qué fase estamos de las ideas:
1) Sustitución. (Acciones a realizar para
poder bajar los costes, así mismo la búsqueda de alternativos.)
2) Combinación (Acciones de combinación de ideas o de
productos para que al final podamos obtener el mejor resultado en todos los
sentidos (costes, calidad, servicio etc.)
3) Adaptación (Acciones para poder adaptar las mismas ideas
en diferentes sitios)
4) Modificación (Acciones para prevenir un futuro no muy
lejano, en caso de tener que modificar alguna idea, la cual no nos suponga el
tener que rehacer lo todo de nuevo)
5) Poderlo usar con otras ideas.
6) Eliminación (Acciones que podemos realizar a la hora de determinar
que queremos eliminar para luego pasar de nuevo al punto 4, la modificación o
punto 1, la sustitución)
7) Reformar una idea (Acción de poder tomar de
base una idea, la cual más tarde la podemos rehacer de nuevo partiendo de la
misma base que otra idea.)
Si realizamos una tabla innovación por ejemplo esta, a título
orientativo, para mirar de entender que fases son importantes, sin que las
barras del gráfico sean del todo exactas en la infografía:
Los resultados son la media de cada punto, y las puntuaciones bajas son
las mejores. Si hay una puntuación de 0 a 5 en una categoría, entonces la
empresa está en buen camino a la hora de innovar como podría ser, pero si la
puntuación es aproximándose al 10, entonces tenemos grandes problemas, es decir,
a cuanto más alto puntuemos en dónde se encuentra la idea, menos posibilidades
tendremos de ver que esta pueda ir a producirse, también lo podemos hacer al
revés, a cuanto más lleguemos al 10 mejor estamos, esto es libre de hacer como
nosotros queramos.
Esto puede tener sus mayores problemas en la selección de las
ideas que perseguimos, esto es un bloque de “tropiezo” o de error, en la
innovación muy común, muy grande. Esto es importante, porque si nosotros
estamos eligiendo las ideas equivocadas a la hora de ejecutar, en realidad no
importará cuántas ideas grandes y buenas tengamos, o lo bueno que seamos en la
ejecución de las mismas.
Si hacemos una selección deficiente, nos puede arruinar todo el
proceso.
Las 10 maneras que podemos seleccionar las ideas
Si el simple hecho de generar ideas va a ser un problema en nuestro
equipo, organización, podemos seleccionar las ideas haciéndonos las
siguientes preguntas.
¿Cómo podemos elegir una idea?
1. ¿Qué cosa es la más
interesante para nosotros? : este es el camino que muchos científicos eligen problemas para trabajar
en sus estudios, en sus investigaciones, es bastante común en las empresas de
tecnología, nuevas empresas o empresas dónde la innovación sea parte del
ecosistema (renovarse o morir). La ventaja de este enfoque es que al elegir la
idea más interesante, vamos a mantener nuestro nivel de compromiso alto. El
inconveniente es que la idea más interesante no es necesariamente el que crea
el mayor valor para las personas, por lo que este enfoque puede dar lugar a
importantes problemas de la idea a la hora de su difusión.
2. Cliente: esto es sorprendentemente más
común de lo que parece a la hora de hablarlo con el cliente (al igual que lo es
la elección de los precios). No tenemos muchas ventajas claras en este punto.
Supongamos que la principal idea es, que este es el proceso, va ser el más
fácil de seguir. Por lo que puede funcionar bien cuando la incertidumbre dentro
del mercado es muy alta, o si tenemos un conocimiento profundo de las
necesidades del cliente. El inconveniente es que en todas las otras
situaciones, procesaremos con un poco más de trabajo a la hora de hacer el
análisis, para un resultado mucho mejor. Otra versión es “adivinar” que idea le
va gustar más al máximo responsable de toda la organización.
3. Lo más valioso para los
clientes: podemos obtener información sobre los clientes en un par de maneras: la
validación del cliente, grupos de enfoque, en el crowdsourcing (como colaboración
abierta distribuida o externalización abierta de tareas,
y consiste en externalizar tareas que, tradicionalmente, realizaban empleados o
contratistas, dejándolas a cargo de un grupo numeroso de personas o una
comunidad, a través de una convocatoria abierta.), involucrando al
cliente en la co-creación . La gran ventaja de la elección de ideas basadas en
la información de los clientes es que nos da una buena idea acerca de nuestro
mercado potencial puede llegar a ser, por lo que nos facilitará que nuestra
nueva idea se propague de la forma más fácil. El inconveniente es la gente a
menudo no sabemos lo que queremos, por lo que este enfoque sólo nos da
innovaciones “incrementales”.
4. La cartera inversión en
innovación o I+D+I: si utilizamos un fondo de inversión para la innovación de nuevos
productos, servicios etc., intentemos asegurarnos que tengamos en el desarrollo
de una buena mezcla de las ideas incrementales, extensiones en los
mercados adyacentes y en las innovaciones radicales. Google y muchas otras
empresas apuntan a una racionalización repartida la partida del fondo de
inversión en 70/20/10 a través de estas tres categorías. Las desventajas de
este enfoque es que puede ser un poco burocrático, lo que puede retrasar la
innovación, sólo funciona cuando nuestra organización tiene una gran cantidad
de ideas para trabajar en ellas, que no es bueno para los arranques. Para casi
todas las otras organizaciones, sin embargo, esta es una excelente manera de
seleccionar las ideas. También, hemos de contar que muchas veces el
departamento de I+D+I, puede ir sacando nuevos productos/servicios o
simplemente mejorándolos, ya sea con actualizaciones o pequeñas modificaciones,
las cuales también el mismo fondo de inversión que habremos aprovisionado, en
términos contables, para estas modificaciones.
5. El proceso formal: los procesos de selección
formales pueden tomar diferentes formas. Esta categoría incluye cosas como la
apertura de etapa, utilizando un software de gestión de ideas (Mindmap
cualquiera que sea útil para nosotros), el envío de todas las ideas a un gestor
de la innovación, y así sucesivamente. Las ventajas y desventajas de estos
enfoques son muy similares a los de las carteras de innovación. La trampa para
evitar que aquí, es que estemos iniciando con la herramienta (de software o
mindmap tradicional), en lugar empezar con nuestras estrategias, objetivos,
cultura, y luego encontrar una herramienta que funcione en nuestro contexto.
6. Resolvemos el problema más
urgente: como adivinar, este enfoque es una práctica frecuente y profundamente
defectuoso. Funciona bien en una crisis. En otras ocasiones, este enfoque dará
lugar a la deriva estratégica, que nos puede llevar al desastre.
7. Consultamos con “expertos”: podemos usar la ayuda de los
expertos para que nos ayuden a calificar a las ideas que estamos eligiendo.
Estas personas las podemos encontrar dentro de las propias organizaciones, es
decir, los expertos internos, ya sea con un profundo conocimiento técnico o de
gran experiencia a la hora de llevar a cabo el proceso de innovación. O podemos
encontrar expertos externos o partes interesadas que se quieran implicar. Este
proceso puede funcionar bien para las organizaciones más grandes, las ideas de
mayor riesgo ( ya sea de lanzamiento de producto/servicio a gran escala o de
inversión para el desarrollo de la misma idea con el departamento de I+D+I).
Pero es demasiado lento para las ideas pequeñas.
8. A la hora de la votación: de nuevo, esto lo podemos
hacer internamente o externamente. Podemos usar de nuevo el crowdsource para su
regeneración como si de una roscas se tratara, como si diéramos otro giro de
tuerca , o utilizamos las paradas en los procesos de innovación utilizando
nuestro propio equipo, además de importantes partes interesadas, o tenemos al
equipo para votar dentro del software de gestión de la innovación. Las ventajas
y desventajas de este enfoque son lo mismo que elegir qué es lo más valioso
para nuestro cliente.
9. Experimentamos: este es mi favorito. Una
buena manera de elegir las ideas es crear un “prototipo” o probar el mayor
número posible en pequeña escala con las muestras que podamos tener. A
continuación, todos los implicados que trabajan en el proceso nos tocará tener
que “arrimar más el codo”, es decir, nos tocará trabajar más, pero si nos
aseguramos que aprendemos todos tanto de lo que hacemos como de lo que no
hacemos, es decir lo que hacemos mal, el error puro y duro. La ventaja aquí es
que este enfoque está muy impulsado por los datos, funciona bien cuando nos
enfrentamos a la incertidumbre, e incluso si hacemos “pequeñas apuestas”
podemos conducir todas las ideas a una innovación radical. La ventaja es
que nosotros tenemos todos los datos sobre lo que funciona y lo que no, que es
la mejor manera de elegir las ideas que merecen un mayor desarrollo. La
desventaja es que quemamos los recursos humanos y no humanos (tiempo, dinero)
en los prototipos que no funcionan.
10. La combinación: Muchas organizaciones
utilizan una combinación de estas herramientas. Por lo que he ido leyendo en
diferentes artículos que se habla sobre la gestión de la empresa Google, esta
utiliza “elegir el proyecto o idea más interesante para nosotros”, con su regla
de tiempo de 20%, los ingenieros pueden trabajar en cualquier proyecto
apelándose entre sí mismos. Pero luego usan un enfoque de la innovación dentro
de la cartera de innovación para tomar las decisiones sobre qué
ideas tienen y quieren para ampliar la propia dicha.
En realidad, utilizaremos una de estas herramientas para elegir la mejor
herramienta. Podríamos estar experimentando, incluso hacer una hipótesis sobre
qué método funciona mejor para nosotros, pero para saberlo lo hemos de probar.
O siempre podemos solicitar que un panel de expertos lo haga por nosotros. O
adivinarlo como si la idea hubiera caído por casualidad como si de una manzana
cayera en nuestra cabeza para averiguar la gravedad de la tierra.
El punto principal es evaluar el método que estamos utilizando en cada
momento. Si nosotros tenemos un problema a la hora de la selección de una idea,
entonces averiguamos dónde fallamos, que estamos haciendo, y de nuevo a probar,
seguimos probando hasta que aparezca la correcta, sin desfallecer. Realizamos
un seguimiento de datos sobre nuestras tasas de éxito, por lo que aprenderemos.
Si las cosas no mejoran, intentemos con otra herramienta, y así sucesivamente,
para volar hay que aprender a volar, sino no volaremos nunca.
“Culto es aquel
que sabe dónde encontrar lo que no sabe.” Georg Simmel
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