El futuro se presenta
negro para el empleado medio, sobre todo si no pretende reciclarse. ¿O no? Con
esta pequeña guía podemos anticiparnos antes de que sea demasiado tarde.
La línea que separa al hombre de la máquina
Se ha convertido en un lugar común, aunque no por ello deja
de ser cierto: los empleos en los
que trabajarán nuestros hijos aún no
existen. De igual manera que a mediados del siglo XVIII pocos podían
sospechar que en apenas unas décadas se necesitarían maquinistas para conducir
unas misteriosas máquinas de vapor, por ahora tan solo podemos sospechar cuáles
son los trabajos que predominarán dentro de no mucho tiempo. Aunque
probablemente tengan algo que ver con aquellos maquinistas decimonónicos que,
en una mitad de la revolución de la técnica, se vieron obligados a entender el
funcionamiento de las máquinas.
Ahora que nos encontramos en medio de la llamada Cuarta Revolución Industrial, son
muchos los informes que intentan augurar el futuro del trabajo a medio plazo.
Sobre todo, respecto al impacto que la
mecanización y robotización de
muchos procedimientos puede tener en puestos actualmente ocupados por mano de
obra humana, que hará que muchos trabajadores se queden en el paro, pero que también dará lugar a
nuevas oportunidades. Es el caso, por ejemplo, de 'Tomorrow's Digitally Enabled Workforce', un informe que examina el
posible futuro del mercado laboral de los próximos 20 años. Y aunque se centra
en Australia, sus conclusiones son fácilmente exportables a otros países occidentales.
El rol de los analistas será resolver los problemas tácticos y
estratégicos
que surgirán en la toma de decisiones, cada vez más complejas
“Nuestras propias investigaciones muestran que en Australia,
el 73% de los trabajos serán sustancialmente afectados por la inteligencia
artificial en el año 2035”, señala en el prefacio del informe Brad Noakes, director de BCG. “La
cantidad de destrucción de trabajo provocada por la automatización solo ha
sobrepasado esta cifra una vez durante los últimos 15 años (en el punto álgido
de la crisis financiera global)”. En otras palabras, agárrense los machos que vienen curvas. O, mejor aún, echen un
vistazo a esta lista de seis trabajos
que sobrevivirán con muy buena salud en el año 2035. Por lo que pueda pasar.
Analista de 'big
data'
No solo los procesos de automatización se han acelerado,
sino también la cantidad de información y datos de que disponemos. “La mayor
parte de datos no tienen estructura (vídeos, fotos, texto…) y no se adhieren a
reglas o estándares de grabación para un objetivo específico”, señala el
informe. Sin embargo, hay una gran cantidad de datos estructurados y
relacionados con los recursos naturales, el clima o el tiempo atmosférico que necesitan ser interpretados. Ahí es donde
se encuentra el papel de este especialista, cada vez mejor pagado, sobre todo
en áreas como la ciberseguridad. Algunos de los sectores donde se buscarán esta
clase de profesionales son la salud, el transporte, el diseño urbano y el
comercio.
Como señala el informe, IBM ofertó durante el último año
2.307 nuevos puestos de analista. “¡Estamos buscando gente!”, señalaba la
oferta publicada en LinkedIn por el vicepresidente de la compañía, Anjul Bhambri. “El candidato ideal debe
tener experiencia en esto: tecnología 'big data' de código abierto, sistemas
distribuidos, aprendizaje automático y,
a poder ser, entender las herramientas de análisis de datos modernas utilizadas
en la red”.
Analista de toma de
decisiones complejas
No cabe duda de que va a ser la era de los analistas,
¿verdad? Aunque la figura del 'decision support analyst' no es nueva, sí lo es
el nuevo rol que jugará en el futuro, y que abarcará tanto convertir la gran
cantidad de información de la que disponemos en decisiones como la explotación
de las elecciones ajenas en un mundo económicamente globalizado. “Tener un
montón de información, o incluso montones de información útil, es una piedra en el camino de lo que
realmente importa”, señala el informe. “Las elecciones operacionales y
estratégicas llevadas a cabo por los líderes
de las organizaciones”.
Las consecuencias de las decisiones tomadas por estos,
debido a la alta complejidad del mundo moderno, serán mucho más sensibles e imprevisibles. “Es
probable que implique a más actores (con más perspectiva) en un entorno
regulatorio más complejo que debe tener en cuenta diferentes objetivos
(sociales, medioambientales, financieros, tecnológicos)”. El rol de esta clase
de analistas será resolver los problemas tácticos y estratégicos que surgirán
en la toma de decisiones. “La habilidad de convertir los problemas confusos,
liados, complejos y polifacéticos en problemas de decisión estructurados con un
conjunto finito y manejable de opciones será muy valorada”.
Operadores de
vehículos de control remoto
O, en otras palabras, los hombres que mueven los hilos de
los drones y los aviones no tripulados. Los pilotos, capitanes de barco y
conductores ya no se montarán en aviones,
barcos o automóviles, sino que dirigirán dichos vehículos desde oficinas.
Aunque, curiosamente, muchas de las habilidades que deben conocer serán muy
similares a las de los pilotos actuales, y engloban tanto conocimientos
aeronáuticos básicos como sobre los procedimientos habituales de vuelo.
El sector que más demandará esta clase de profesionales es
el de defensa, aunque también se les verá en agricultura, construcción,
fotografía, minería, transporte, seguridad y servicios de emergencia. “Los
próximos 20 años probablemente vean el crecimiento en número y diversidad de
los trabajos de los operadores de vehículos de control remoto a medida que las flotas militares y civiles de
aviones, botes y vehículos terrestres se expanda”, señala el informe. Así que
prepárate: a lo mejor puedes cobrar como un piloto de avión sin moverte del sofá de casa.
Expertos en
experiencia del cliente
Pueden llover ranas y que el sol salga por el oeste, que hay
algo que nunca cambiará: seguiremos comprando
y consumiendo cada vez más. Solo que ya no lo haremos, muy probablemente,
en tiendas físicas. ¿O sí? Según señala el informe, “la gente aún visitará las
tiendas y oficinas del futuro por el importante factor que es la experiencia”.
Como ocurre en tantos otros aspectos de la experiencia humana, a medida que el consumo
se deshumaniza, “el valor marginal del mundo físico aumenta”. Por eso, la
creatividad y la imaginación serán factores importantes en los empleados de
dicho sector.
El supermercado será un medio de aprendizaje en el que uno no solo
podrá comprar arroz, sino aprender a hacer una paella o descubrir si el vino es
bueno
Poco a poco, equipos formados por expertos en psicología,
marketing, diseño y “un complejo entendimiento de lo que los clientes y la
sociedad quiere realmente” terminarán tomando las decisiones más importantes en
lo que concierne a la experiencia del cliente, que será tanto física como
virtual. ¿Cómo será el supermercado del
futuro? Según el informe, un lugar donde eliges qué quieres y tu pedido
llega a casa antes que tú; un escaparate donde uno se puede sentar con un café,
preguntar al experto y seleccionar lo que desea simplemente señalándolo. “El
supermercado del año 2035 será un medio de aprendizaje y de moda” en el que uno
no solo puede comprar arroz, sino aprender a hacer una paella o descubrir si de
verdad el vino es bueno.
Ayudantes de salud
preventiva personalizada
Cada vez más investigaciones, como las recientes sobre el alzhéimer o el cáncer, nos indican que la medicina del futuro será personalizada.
Al menos, para el que se la pueda pagar. Su papel, como de los analistas de
'big data', es entender e interpretar la cada vez mayor información disponible.
“Ayudarán a sus clientes a evitar
enfermedades crónicas y relacionadas con la dieta, mejorar su
funcionamiento cognitivo y proporcionarles guía y apoyo personalizado, así como
mantener contacto estrecho a lo largo del tiempo”, señala el informe.
El origen se encuentra, espiritualmente, en los entrenadores
de 'fitness', una profesión que se ha popularizado enormemente durante los
últimos años. Su rol pronto se extenderá a la nutrición, debido a la cada vez
mayor prevalencia de las enfermedades relacionadas con la dieta, así como las
crónicas. De ahí que la medicina
preventiva y los tratamientos personalizados cobren una gran importancia,
sobre todo desde el punto de vista económico. También la salud mental y el
bienestar en general: “A medida que la ciencia descubre más cosas, los
entrenadores personales del futuro pueden centrarse en ayudar a la gente a
adoptar estilos de vida saludables que conduzcan a una buena salud mental”.
Chaperón 'online'
Es posible que nos hayamos olvidado del significado de la
sonora palabra “chaperón”, más popular en países de Latinoamérica como Chile,
Colombia o Costa Rica y que según el diccionario de la RAE, es la “persona que acompaña a una pareja o a una joven para
vigilar su comportamiento”. Así pues, se trata de aquellos empleados que
supervisan los “intereses online” de sus clientes, especialmente en lo que
respecta a los riesgos asociados con internet. Deberán disponer de
conocimientos en robo de identidad, fraude
en la red, acoso en las redes sociales y daño a la reputación.
El cibercrimen va
a ser cada vez más frecuente, señala el informe, por lo que esta figura cobrará
cada vez mayor relevancia. “Las agencias de seguridad probablemente tendrán
problemas a la hora de proporcionar una protección suficiente, y los individuos
y compañías tendrán que buscar apoyo adicional”. Ahí es donde irrumpen estos
chaperones, que pueden llegar a jugar para sus clientes un papel tan importante
como el del abogado, el contable o el médico.
Las macrotendencias
del futuro
El informe, aparte de delimitar los seis trabajos que
acabamos de abordar, también se detiene en otras tantas macrotendencias que
marcarán el futuro inmediato, y que enumeramos a continuación:
1. La segunda mitad
del tablero: la velocidad con la que se producirán los avances tecnológicos
provocará que las nuevas máquinas sean capaces de llevar a cabo tareas hasta
ahora desempeñadas por el nombre mucho más rápido y de manera más eficiente.
2. Fronteras porosas:
los mercados de trabajo y las estructuras organizacionales no se parecerán en
nada a lo que conocemos. Bueno, tan solo un poco: el trabajo pronto será más flexible, más ágil y más conectado.
3. La era del
emprendedor: se acabaron las grandes organizaciones y los empleos para toda
la vida. Viviremos en la era de “una empresa, un puesto de trabajo” que
obligará a que el empleado deba desarrollar habilidades de emprendimiento.
4. Demografía
divergente: la población australiana, como la española y la de gran parte
de las sociedades occidentales, está envejeciendo. De ahí que es probable que la edad de jubilación se retrase.
5. El listón sube:
la implantación de sistemas automatizados aumentará la complejidad del trabajo,
por lo que incluso los novatos que aspiren a su primer trabajo deberán estar
mejor preparados que antes.
6. Intangibles tangibles: la tendencia de expansión de
los servicios, así como de sectores como la educación y la salud, seguirá
presente. Viviremos en la economía del
conocimiento, donde las habilidades personales y la inteligencia emocional
serán clave.
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