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martes, abril 23, 2019

Qué Universidad le dará el empleo del futuro

De izquierda a derecha, Brian Moynihan, director ejecutivo de Bank of America; Maria Zuber, vicepresidenta de investigación del MIT; y Jean Chambaz, presidente de la Universidad de la Sorbona.

¿Qué le falta a la Universidad para adaptarse a los cambios del mercado laboral y ser capaz de preparar a los profesionales del futuro? Algunos expertos internacionales del mundo académico o de la empresa sugieren fórmulas para la reinvención eficaz.

Todos trabajamos o podemos hacerlo en algún empleo". Con esta verdad casi de perogrullo comenzaba su intervención Brian Moynihan, director ejecutivo de Bank of America, durante una de las sesiones dedicadas a la reinvención de la educación superior, en la décima edición de Reinventing Higher Education, organizada por IEUniversity en colaboración con la Universidad de Brown. Moynihan, antiguo alumno de esta institución con sede en Providence (EEUU), reconoce a la Universidad en general su papel de base intelectual para que los profesionales actúen en diferentes sectores, pero -y esto no es tan de perogrullo- cuestiona la eficacia de las instituciones universitarias cuando se trata de proporcionar a los profesionales del futuro las habilidades necesarias para alcanzar y desempeñar buena parte de los trabajos que hoy tienen éxito. Estas habilidades y capacidades son precisamente las que exigen los reclutadores y empresas. La ausencia de ellas en los candidatos agranda la brecha entre el mundo académico y el mercado laboral.

El director ejecutivo de Bank of America cree que la solución para rediseñar el sistema educativo ha de llegar desde el mundo académico, "que debe tener claro qué le gustaría hacer y que ha de ser capaz de construir puentes entre las empresas, los presidentes de las universidades y las oficinas de desarrollo profesional".

El mundo académico no proporciona todas las habilidades necesarias para el mundo laboral". BRIAN MOYNIHAN, DIRECTOR EJECUTIVO DE BANK OF AMERICA

Maria Zuber, vicepresidenta de investigación del Massachusetts Institute of Technology (MIT), coincide en que "las instituciones que se dedican a la educación superior han de formar a los profesionales del futuro teniendo muy en cuenta los cambios vertiginosos que se están produciendo. La gran responsabilidad del mundo académico está en evolucionar con los tiempos y proporcionar a los estudiantes la educación que necesitan para el nuevo escenario profesional".

Zuber se refiere asimismo a los esfuerzos del MIT para lanzar cursos online sin coste alguno para ampliar el acceso a la experiencia educativa distintiva del instituto. Recuerda además que el MIT también está creando una facultad de computación que permitirá a los estudiantes de todas las disciplinas, incluidas las ciencias humanas y sociales, usar y desarrollar inteligencia artificial y otras tecnologías informáticas de vanguardia.

Trabajar y regresar a una Universidad diferente

Por lo que se refiere a la adaptación de la Universidad a los profesionales del futuro, Nick Van Dam, experto en liderazgo y formación corporativa y chief learning officer de IEUniversity, pronostica un futuro de especialistas "en el que volveremos a la escuela y a la Universidad varias veces a lo largo de nuestra vida y de nuestra carrera". Coincide con Jean Chambaz, presidente de la Universidad de la Sorbona, en París, quien asegura que "la Universidad del futuro será una institución académica a la que no se irá para estar tres o cuatro años sino toda la vida. Un alumno llegará y estará en ella uno o dos años, y tras ese periodo tendrá una primera experiencia profesional. Luego volverá al mundo académico para tener una nueva experiencia formativa, que será online, blended o presencial, en la que se podrán desarrollar nuevas capacidades y habilidades. Se trata de un nuevo viaje formativo, y la Universidad tendrá que estar preparada para ayudar a una nueva fuerza laboral a lo largo de toda su vida profesional".

Ante la duda de si la Universidad puede adaptarse a las nuevas profesiones, Chambaz insiste en la necesidad de que "el mundo académico esté preparado para una nueva generación de profesionales, expertos y líderes que tendrán que lidiar con el desarrollo futuro de la economía. No sabemos a ciencia cierta cuáles serán los trabajos y profesiones que tendrán éxito dentro de 15 ó 20 años, pero la cuestión no es tanto que la Universidad se adapte a la tecnología como que sea capaz de equipar a los alumnos para que éstos sean capaces de aprender durante toda su vida, ofreciéndoles una visión comprensiva de los asuntos complejos que tendrán que resolver en sus diferentes trabajos y carreras, en los que necesitarán nuevas habilidades profesionales".

“La Universidad ha de evolucionar para ofrecer una educación adecuada al nuevo escenario profesional". MARIA ZUBER, VICEPRESIDENTA DE INVESTIGACIÓN DEL MIT

Carlos Montúfar, rector de la Universidad de Quito, recuerda que "muchos estudiantes se quejan de que la Universidad no les prepara para lograr un trabajo. Si pretendemos darles todas las herramientas durante cuatro años lo estamos haciendo mal. Se habla hoy de habilidades blandas y duras. Enseñar las blandas es más difícil que las duras. Hay que buscar las destrezas, pero sobre todo la capacidad humana; el ser humano como la esencia de una empresa. No podemos dar todas las herramientas, porque el mercado cambia y es diverso. Hay que proporcionar los instrumentos básicos para que los estudiantes que son brillantes puedan adaptarse rápidamente. No se puede educar para un mercado específico".

Nunzio Quacquarelli, CEO de QS, explica que los alumnos son clientes y consumidores que han invertido un dinero porque quieren recibir una preparación adecuada de cara a un futuro empleo. Y la universidad debe ser capaz de proporcionar ese servicio adecuado. El problema es que el mundo académico es demasiado lento para adoptar las herramientas necesarias y para aceptar la responsabilidad que implica esa nueva formación".

Santiago Íñiguez, presidente de IE University, añade que "la tecnología brinda oportunidades para personalizar la educación y extraer lo mejor de quienes acuden a formarse. Es posible mejorar las fortalezas de los participantes, moderando sus debilidades y mejorando y enriqueciendo todo el proceso de aprendizaje... Pero la promesa de la tecnología que reemplaza a la educación no se ha cumplido".

La apuesta por nuevas habilidades distintivas

José Escamilla, director de innovación del Tecnológico de Monterrey, en México, coincide con Chambaz en la idea del "aprendizaje para toda la vida"; y señala que "en el futuro vamos a cambiar cada vez más rápido de trabajo y tendremos que reinventarnos, ya que la tecnología, la automatización de procesos mentales y por supuesto mecánicos van a transformar los empleos y las profesiones. Hay que hablar de upskilling, crosskilling y reskilling... Vamos a ser capaces de mejorar en lo que ya sabemos. Sé computación, pero voy a aprender data analytics para un nuevo trabajo. Igual necesito un aprendizaje de otra área para mejorar lo que ahora hago: trabajo en márketing, y ahora hace falta el márketing digital, así que necesito crosskilling con analítica de datos. Y debo cambiar totalmente de profesión. Haré un curso intensivo y me convertiré en un nuevo profesional. Estas oportunidades se van a ver cada vez más en el futuro. La pregunta es si las universidades quieren dejarle ese espacio a determinadas start up o se van a tomar en serio estos temas, muy conectados con las habilidades y competencias laborales y con el enfoque de las soft skills".

No iremos a la Universidad 3 o 4 años. Será una institución a la que acudamos toda la vida". JEAN CHAMBAZ, PRESIDENTE DE LA UNIVERSIDAD DE LA SORBONA (FRANCIA)

Por su parte Carlos Montúfar se pregunta si la Universidad puede ir a la velocidad a la que se están produciendo los grandes cambios. Cree que el mercado y las nuevas generaciones están inmersos en las tecnologías y opina que la Universidad debe replantearse el rol de preparar a los jóvenes en las destrezas para que entren en el mercado laboral. En todo caso, Montúfar sostiene que "lo principal es formar a personas. Paralelamente puede irse manejando la tecnología, pero la Universidad no debe estar guiada por aquella, porque de ser así se pierde la esencia de la institución universitaria, que es formar personas libres y que van a ser proactivas. La tecnología es una herramienta más, pero no es la esencia".


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