¿Qué le falta a la
Universidad para adaptarse a los cambios del mercado laboral y ser capaz de
preparar a los profesionales del futuro? Algunos expertos internacionales del
mundo académico o de la empresa sugieren fórmulas para la reinvención eficaz.
Todos trabajamos o podemos hacerlo en algún empleo".
Con esta verdad casi de perogrullo comenzaba su intervención Brian Moynihan,
director ejecutivo de Bank of America, durante una de las sesiones dedicadas a
la reinvención de la educación superior, en la décima edición de Reinventing
Higher Education, organizada por IEUniversity en colaboración con la
Universidad de Brown. Moynihan, antiguo alumno de esta institución con sede en
Providence (EEUU), reconoce a la Universidad en general su papel de base
intelectual para que los profesionales actúen en diferentes sectores, pero -y
esto no es tan de perogrullo- cuestiona la eficacia de las instituciones
universitarias cuando se trata de proporcionar a los profesionales del futuro
las habilidades necesarias para alcanzar y desempeñar buena parte de los
trabajos que hoy tienen éxito. Estas habilidades y capacidades son precisamente
las que exigen los reclutadores y empresas. La ausencia de ellas en los
candidatos agranda la brecha entre el mundo académico y el mercado laboral.
El director ejecutivo de Bank of America cree que la
solución para rediseñar el sistema educativo ha de llegar desde el mundo
académico, "que debe tener claro qué le gustaría hacer y que ha de ser
capaz de construir puentes entre las empresas, los presidentes de las
universidades y las oficinas de desarrollo profesional".
El mundo académico no proporciona todas las habilidades
necesarias para el mundo laboral". BRIAN MOYNIHAN, DIRECTOR
EJECUTIVO DE BANK OF AMERICA
Maria Zuber, vicepresidenta de investigación del
Massachusetts Institute of Technology (MIT), coincide en que "las
instituciones que se dedican a la educación superior han de formar a los
profesionales del futuro teniendo muy en cuenta los cambios vertiginosos que se
están produciendo. La gran responsabilidad del mundo académico está en
evolucionar con los tiempos y proporcionar a los estudiantes la educación que
necesitan para el nuevo escenario profesional".
Zuber se refiere asimismo a los esfuerzos del MIT para
lanzar cursos online sin coste alguno para ampliar el acceso a la experiencia
educativa distintiva del instituto. Recuerda además que el MIT también está
creando una facultad de computación que permitirá a los estudiantes de todas
las disciplinas, incluidas las ciencias humanas y sociales, usar y desarrollar
inteligencia artificial y otras tecnologías informáticas de vanguardia.
Trabajar y regresar a una Universidad diferente
Por lo que se refiere a la adaptación de la Universidad a
los profesionales del futuro, Nick Van Dam, experto en liderazgo y formación
corporativa y chief learning officer de IEUniversity, pronostica un futuro de
especialistas "en el que volveremos a la escuela y a la Universidad varias
veces a lo largo de nuestra vida y de nuestra carrera". Coincide con Jean Chambaz,
presidente de la Universidad de la Sorbona, en París, quien asegura que
"la Universidad del futuro será una institución académica a la que no se
irá para estar tres o cuatro años sino toda la vida. Un alumno llegará y estará
en ella uno o dos años, y tras ese periodo tendrá una primera experiencia
profesional. Luego volverá al mundo académico para tener una nueva experiencia
formativa, que será online, blended o presencial, en la que se podrán
desarrollar nuevas capacidades y habilidades. Se trata de un nuevo viaje
formativo, y la Universidad tendrá que estar preparada para ayudar a una nueva
fuerza laboral a lo largo de toda su vida profesional".
Ante la duda de si la Universidad puede adaptarse a las
nuevas profesiones, Chambaz insiste en la necesidad de que "el mundo
académico esté preparado para una nueva generación de profesionales, expertos y
líderes que tendrán que lidiar con el desarrollo futuro de la economía. No
sabemos a ciencia cierta cuáles serán los trabajos y profesiones que tendrán
éxito dentro de 15 ó 20 años, pero la cuestión no es tanto que la Universidad
se adapte a la tecnología como que sea capaz de equipar a los alumnos para que
éstos sean capaces de aprender durante toda su vida, ofreciéndoles una visión comprensiva
de los asuntos complejos que tendrán que resolver en sus diferentes trabajos y
carreras, en los que necesitarán nuevas habilidades profesionales".
“La Universidad ha de evolucionar para ofrecer una
educación adecuada al nuevo escenario profesional". MARIA ZUBER,
VICEPRESIDENTA DE INVESTIGACIÓN DEL MIT
Carlos Montúfar, rector de la Universidad de Quito, recuerda
que "muchos estudiantes se quejan de que la Universidad no les prepara
para lograr un trabajo. Si pretendemos darles todas las herramientas durante
cuatro años lo estamos haciendo mal. Se habla hoy de habilidades blandas y
duras. Enseñar las blandas es más difícil que las duras. Hay que buscar las
destrezas, pero sobre todo la capacidad humana; el ser humano como la esencia
de una empresa. No podemos dar todas las herramientas, porque el mercado cambia
y es diverso. Hay que proporcionar los instrumentos básicos para que los
estudiantes que son brillantes puedan adaptarse rápidamente. No se puede educar
para un mercado específico".
Nunzio Quacquarelli, CEO de QS, explica que los alumnos son
clientes y consumidores que han invertido un dinero porque quieren recibir una
preparación adecuada de cara a un futuro empleo. Y la universidad debe ser
capaz de proporcionar ese servicio adecuado. El problema es que el mundo
académico es demasiado lento para adoptar las herramientas necesarias y para
aceptar la responsabilidad que implica esa nueva formación".
Santiago Íñiguez, presidente de IE University, añade que
"la tecnología brinda oportunidades para personalizar la educación y
extraer lo mejor de quienes acuden a formarse. Es posible mejorar las
fortalezas de los participantes, moderando sus debilidades y mejorando y
enriqueciendo todo el proceso de aprendizaje... Pero la promesa de la
tecnología que reemplaza a la educación no se ha cumplido".
La apuesta por nuevas
habilidades distintivas
José Escamilla, director de innovación del Tecnológico de
Monterrey, en México, coincide con Chambaz en la idea del "aprendizaje
para toda la vida"; y señala que "en el futuro vamos a cambiar cada
vez más rápido de trabajo y tendremos que reinventarnos, ya que la tecnología,
la automatización de procesos mentales y por supuesto mecánicos van a
transformar los empleos y las profesiones. Hay que hablar de upskilling,
crosskilling y reskilling... Vamos a ser capaces de mejorar en lo que ya
sabemos. Sé computación, pero voy a aprender data analytics para un nuevo
trabajo. Igual necesito un aprendizaje de otra área para mejorar lo que ahora
hago: trabajo en márketing, y ahora hace falta el márketing digital, así que
necesito crosskilling con analítica de datos. Y debo cambiar totalmente de
profesión. Haré un curso intensivo y me convertiré en un nuevo profesional.
Estas oportunidades se van a ver cada vez más en el futuro. La pregunta es si
las universidades quieren dejarle ese espacio a determinadas start up o se van
a tomar en serio estos temas, muy conectados con las habilidades y competencias
laborales y con el enfoque de las soft skills".
No iremos a la Universidad 3 o 4 años. Será una
institución a la que acudamos toda la vida". JEAN CHAMBAZ,
PRESIDENTE DE LA UNIVERSIDAD DE LA SORBONA (FRANCIA)
Por su parte Carlos Montúfar se pregunta si la Universidad
puede ir a la velocidad a la que se están produciendo los grandes cambios. Cree
que el mercado y las nuevas generaciones están inmersos en las tecnologías y
opina que la Universidad debe replantearse el rol de preparar a los jóvenes en
las destrezas para que entren en el mercado laboral. En todo caso, Montúfar
sostiene que "lo principal es formar a personas. Paralelamente puede irse
manejando la tecnología, pero la Universidad no debe estar guiada por aquella,
porque de ser así se pierde la esencia de la institución universitaria, que es
formar personas libres y que van a ser proactivas. La tecnología es una
herramienta más, pero no es la esencia".
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