/ Costhanzo
Destacar por sus conocimientos le convierte en un firme
candidato a un ascenso, pero el talento no siempre es el mejor argumento para
convencer al jefe. Influye su capacidad para ser popular y contar con una
audiencia que le identifique como líder. También supone ser relevante por su
compromiso, la red de contactos y su habilidad para trabajar en equipo.
Empatía y autoridad son dos de las cualidades de las que
presumen los profesionales que son capaces de arrastrar a multitudes. Suelen
ser los más populares en el puesto de trabajo por su talento y también por su
manera de actuar. Algunos tienen un don natural -fueron los delegados de curso
y los que hacían equipo en el recreo- y otros han aprendido a cultivarlo. Todo
ello los convierte en firmes candidatos a un ascenso. Son los que siempre están
en esa órbita a la que sólo acceden algunos privilegiados. Mantenerse en ese
lugar supone un esfuerzo extra y, sobre todo, pisar con pies de plomo si no quiere
morir de éxito antes de alcanzar el objetivo.
Seguro que le viene a la cabeza el nombre y hasta los
apellidos de aquel colega que estuvo a las puertas de todos los ascensos una
temporada y del que ahora ha perdido la pista. Una pesadilla no apta para
aquellos que tratan de crecer dentro o fuera de una organización. Recuerde que
conviene mantener la popularidad ganada en una empresa cuando, de una y otra
manera, la abandone: tan importante es estar en la órbita de los ascensos como
en la de los reclutadores cuando desea dar un giro a su carrera. Para Aritz
Urresti, experto en productividad y CEO de Goalboxes, si demuestra compromiso
con la empresa en la que trabaja y ofrece beneficios que sean tangibles
"lo normal es ascender y ver que la competencia muestra interés por
ficharle".
No caer en la prepotencia con este tipo de comportamiento
pasa, en su opinión, por tratar a los compañeros de igual a igual:
"Debemos enfocar nuestro potencial en superarnos a nosotros mismos, no a
las personas que nos rodean, y ofrecer resultados tangibles. Cuando el
rendimiento de una persona es evidente y cae por su propio peso no se le puede
llamar prepotencia, ya que es fruto de un trabajo duro y hay que reconocerlo
como tal".
Los comportamientos
Las actitudes, entendidas como el conjunto de habilidades
innatas al individuo, las soft skills que se han convertido en un
imprescindible para acceder a un empleo, son definitivas para ganar audiencia.
Rodrigo Zambrano, autor junto con Ignacio Fernández de Liderazgo efectivo para
el alto desempeño (Ed. Empresa Activa), explica que más que pensar en estar en
la órbita de los ascensos es necesario pensar primero en "desplegar
comportamientos que sean efectivos para construir relaciones, procesos y
resultados de excelencia en el ámbito de influencia. En ese sentido, una lista
breve de patrones de conducta favorecedores del éxito laboral son tomar la
iniciativa con responsabilidad, generar redes colaborativas de diálogo y
conectividad, y por supuesto, definir y orientarse a resultados de alto
estándar". Fernández añade que "el desempeño extraordinario emerge de
los comportamientos que promueven una red de relaciones conectada, dialogante,
positiva, segura, confiable, con objetivos claros y desafiantes, en un trabajo
con impacto y sentido".
Aprender a moverse en la organización cerca de donde se
deciden las promociones es clave para Javier L. Crespo, director de programas
de RRHH y Talento en EAE Business School. Menciona la inteligencia emocional y
manejar bien los contactos internos y los apoyos: "La competencia política
es un buen complemento para estar en esa órbita de los ascensos". Y sobre
los reclutadores, Crespo cree que para estar en su órbita es fundamental saber
dónde buscan e investigar el mercado de talento: "El objetivo para un
candidato es ser conocido por potenciales reclutadores y permanecer en su
memoria para cuando llegue el momento adecuado".
Evitar la prepotencia
Endiosarse o caer en las redes de la prepotencia es uno de
los riesgos que corren aquellos que se saben en el punto de mira de jefes y
reclutadores. José Manuel Chapado, socio de Éthica Consultores, reconoce que
aunque no es fácil conseguirlo la mejor promoción no es la que hace uno de sí
mismo, sino la que hacen los otros: "Eso es algo que se logra con constancia
(actitud de servicio mantenida en el tiempo) y con resultados, aunque más que
resultados como sinónimo de éxito, lo que la gente valora es el buen hacer, el
poner calidad y cuidar los detalles".
Para Diego Martos, experto en gestión de desarrollo de
talento, se consigue esquivar la prepotencia "siendo humilde, entendiendo
que no eres el foco ni el centro de ningún liderazgo. Todo es circunstancial.
El potencial sólo se puede vender bien cuando juegas a ganar en equipo".
Alardear de ser el mejor, incluso cuando es cierto, puede
volverse en contra. Andrés Fontenla, socio director de Recarte &Fontenla
executive search, recomienda "medir las fuerzas y mantener una imagen
equilibrada para conseguir el respeto de los que están alrededor y de los que
enjuician su contribución, porque los excesos se pagan. Alardear gratuitamente
y de forma persistente puede generar rechazo y ser un repelente de
oportunidades, pues se relaciona con la vanidad y la prepotencia".
El paternalismo
Uno de los pecados más comunes de aquellos con cierta
popularidad laboral es abusar de un comportamiento paternalista para cultivar y
mantener su grupo de incondicionales. En opinión de Crespo, que "los
líderes aprendan a delegar es clave para combatir el paternalismo que impide el
desarrollo del talento. Demos responsabilidades, transmitamos confianza,
hagamos partícipes y empoderemos a nuestros colaboradores en los
proyectos". Sin embargo, Urresti cree que el paternalismo es bueno de
inicio, "pero poco a poco hay que ir soltando amarras, dejar que la otra
parte vaya tomando sus propias decisiones y evitar que se genere un problema de
dependencia entre ambos". También pensar más en la audiencia que en la
propia carrera puede tener consecuencias fatales. Fontenla explica que "la
carrera propia requiere de mucho cuidado y atención, hay que trabajarla desde
el principio con interés y no hay que descuidarla. La generación de una
audiencia, más que un objetivo, debería ser una consecuencia de hacer bien las
cosas en todo momento y de relacionarse con solvencia y credibilidad".
Hacer marca
Y cuando el nexo laboral desaparece, comienza la
reconversión profesional. Crespo recuerda que las profesiones son como
productos: "Muchos de ellos están en la fase madura y empiezan a
desaparecer o mutan tanto que tienen muy poco que ver con lo que fueron en su
nacimiento. Una persona en transición profesional debe saber qué quiere el
mercado y qué puede aportar. A partir de ahí, su estrategia de márketing
personal es clave para mantener esa audiencia. Como diría Bruce Dickinson de
Iron Maiden: "Intentar generar fans en vez de clientes, pues estos son más
fieles que aquellos".
'Storytelling', el
arte de contar una historia
El 'storytelling' -el arte de contar una historia- se ha
convertido en la herramienta más eficaz para persuadir. Tener un buen discurso
ayuda a hacer marca profesional y ser relevante dentro o fuera de la empresa.
Steve Jobs ha hecho historia y parte de su éxito se lo debe a su poder de
oratoria. El discurso que dio en Stanford en 2005 sigue siendo una referencia
por la que no ha pasado el tiempo, al igual que el discurso de Martin Luther
King en 1963. Mónica Galán Bravo, 'coach' y experta en comunicación, autora del
'Método BRAVO', asegura que "nadie puede resistirse al poder de una buena
historia, y la historia más poderosa es aquella que la audiencia puede hacer
suya". Sus recomendaciones para conseguirlo son:
- Partir
de los tres vértices del triángulo mágico (conflicto, emoción y
transformación) para construir la historia que queremos contar: "La
parte lógica hay que cubrirla con datos fidedignos que aporten
credibilidad a lo que decimos. Es importante que trufemos cada una de
nuestras argumentaciones con ejemplos y anécdotas para conseguir una mayor
compresión de cada una de ellas y conectar con la audiencia".
- "Las
emociones son un aliado clave, ya que son las encargadas de fijar y
moldear lo que recordará quien escucha".
- "Cuando
se trata de hablar en público, lo fundamental es trabajar la comunicación
de forma estructurada y sistemática para tocar las teclas adecuadas en
cada fase del discurso pero, por supuesto, apoyándonos siempre en el valor
del mensaje".
- "Una
bienvenida debe buscar el impacto y la llamada de atención, pero aún
reconociendo a la audiencia y ganándonos la autoridad, la aportación de
valor es esencial para conseguir una ovación final".
Recetas para ser
inmune al fracaso
- Las
personas de éxito son muy volubles cuando fracasan, sencillamente es algo
que no entra en sus planes. José Manuel Chapado, socio de Éthica
Consultores, asegura que ante estos contratiempos "lo que no funciona
es mirar atrás y querer andar hacia adelante. Es al revés: mirando hacia
delante es como uno sabe cuándo debe girarse hacia atrás para proseguir y
avanzar".
- "El
pasado está muy bien, pero no significa que nos vaya a construir el
futuro, como mucho podemos aprovecharlo en forma de experiencia y en
aquellos elementos que todavía nos puedan servir para nuestra reinvención
profesional, por ejemplo contactos", afirma Javier L. Crespo,
director de programas de RRHH y Talento en EAE Business School. Apunta que
los contactos anteriores pueden servir para esta nueva etapa, pero que
también hay que ampliar las miras a nuevos contactos que permitan conocer
mejor tendencias "o que sean potenciales clientes de eso que sabemos
que el mercado necesita".
- Ignacio
Fernández, coautor de 'Liderazgo efectivo para el alto desempeño' (Ed.
Empresa Activa), propone la reinvención profesional: "La clave está
en rediseñar la oferta profesional y personal que quiero ser, lo que es
consecuencia de un proceso de aprendizaje y evolución personal. Sin ese
proceso, trabajar una nueva agenda será más de lo mismo pero
maquillado".
- La
reputación es definitiva, en opinión de Andrés Fontenla, socio director de
Recarte & Fontenla executive search: "Es fundamental y según se
avanza profesionalmente adquiere mayor importancia. Cultivar y mantener la
audiencia y ampliarla es vital. El número de personas que te conocen a
través del trabajo durante los años se incrementa y no es recomendable
reventar la relación en ningún momento, ni siquiera cuando se comienza en
otro trabajo, al margen de si la relación se distancia de algún
modo".
- Para
Diego Martos, experto en gestión de desarrollo de talento, la estrategia
para renacer de las cenizas pasa por ponerse nuevos retos "y al mismo
tiempo ser realista en capacidades, puestos y salario. Se trata de buscar
lo que de verdad llene personalmente y convertirlo en una profesión aunque
se gane menos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario