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La incertidumbre es una poderosa herramienta para
detectar oportunidades y hacer uso de ellas para conseguir el éxito profesional
y personal. Librarse del miedo es el gran desafío para lograrlo.
Hay quien se
marca una ruta al inicio de su carrera profesional y no la abandona hasta que
alcanza la meta. Otros optan por un camino repleto de desvíos hasta encontrar
aquello que realmente les llena como personas y profesionales. Ambos
itinerarios son válidos, sin embargo quien no duda corre el riesgo de perder
oportunidades que conducen a un éxito no planificado. Gestionar esa
incertidumbre es la clave. "La incertidumbre es todas las posibilidades.
Si quiero alcanzar el éxito significa que creo que aún no lo tengo, por lo que
en este momento no está en mi campo de certidumbre, es decir, siento que no es
un hecho aquí y ahora", explica Úrsula
Calvo, empresaria y fundadora de Úrsula
Calvo Center. En su opinión, el único lugar donde se encuentra la gloria es
en el terreno de la duda, "en el que está cualquier posibilidad y, por
tanto, también la probabilidad de éxito. Necesito la incertidumbre".
Hana Kanjaa ha convertido la inseguridad, la inquietud, el
desasosiego y la vacilación en sus mejores aliados para crecer personal y
profesionalmente. Autora de Querida
incertidumbre: te lo debo todo (Ed. Conecta) comenta que lo más importante
para transformar la decisión en éxito es gestionarla: "Es lo que me ha
permitido avanzar, pero no es sencillo. Cuando no tienes trabajo es normal
tener miedo. El punto de partida es abordarlo con menos resistencia y sin
miedo, sólo viviéndolo de esa manera se perciben las oportunidades. Si nada es
seguro, todo es posible. Los espacios de incertidumbre son duros pero fértiles
porque esconden oportunidades; si las abordamos con aceptación,
avanzaremos".
El principal saboteador de
un triunfo es uno mismo,
un 'tirano' que hay que tener bajo control
El mayor enemigo
de esta filosofía de vida es uno mismo. Kanajaa
lo llama el tirano. El profesional es el que construye barreras para justificar
su indecisión. Quedarse en el confort de un trabajo que no le satisface es la
opción más cómoda, y también la más nefasta para aumentar su empleabilidad. El
tirano es el principal saboteador de un triunfo incierto si no se ponen los
medios para alcanzarlo. Calvo afirma que "el éxito no depende sólo de
nuestra capacidad intelectual. Hay muchos factores, como el subconsciente que
desempeñan un papel importante. El intelecto marca el rumbo pero su capacidad
es muy limitada. El subconsciente, con una capacidad millones de veces
superior, puede conducirte hacia un atajo que tu consciente no tenía
previsto". Aclara Calvo que
nuestra mente subconsciente puede procesar 400 mil millones de bits por
segundo, frente a los 2.000 bits de la consciente: "La incomodidad ante la
incertidumbre puede ser una gran oportunidad de tomar conciencia de aquellas
áreas en las que nos sentimos más débiles y trabajar o actuar sobre ellas. Esto
desterrará el miedo, incluido el 'qué dirán".
Las dudas
alimentan a ese tirano que se vuelve en nuestra contra. Pilar Jericó, presidenta de Be-Up,
advierte de que nuestro cerebro está programado para la supervivencia, no para
la felicidad y ésta hay que trabajarla: "Puede surgir de manera
automática, pero una oportunidad despierta a los miedos".
Para neutralizar
ese impacto recomienda poner mucha energía en lo que podemos ganar, no en lo
que vamos a conseguir. "El miedo siempre mira hacia lo que es posible que
perdamos, porque protege lo que tenemos, lo real, minando la ilusión por lo que
puede llegar", asegura Jericó, quien es muy consciente de que nos movemos
por sesgos e interpretaciones: "Unas son más amables que otras, por eso
hay que observar qué vas a aprender".
Esta experta en
desarrollo profesional menciona a Dan
Gilbert, un psicólogo de la Universidad
de Harvard, que asegura que los individuos poseen un sistema inmune
psicológico que les permite enfrentar adversidades sin desmoronarse. Afirma Gilbert que el 75% de las personas
vuelve a ser feliz en los dos años posteriores al peor trauma imaginable.
El miedo al fracaso y otros reveses
El éxito y el
fracaso son inseparables. A lo largo de la vida profesional y personal surgirán
en varias ocasiones. Uno y otro tienen sentido porque existen. Fracaso. Hana Kanjaa, licenciada en Publicidad y
Relaciones Públicas, máster en Comercio Exterior y certificada en 'coaching'
personal y ejecutivo, cree que el problema es que hay una tendencia a catalogar
el fracaso como un fin y, por lo tanto, se pierde la capacidad para ver qué
existe detrás de ese punto muerto al que se ha llegado. "A menudo
subestimamos las oportunidades. Cuando las cosas van mal se debe hacer un
esfuerzo diario en cultivar lo positivo y el optimismo. Enfocarte en plazos
cortos es lo más sensato. Si estás abajo, lo único por lo que hay que
preocuparse es por subir". Éxito. Y si el éxito y el fracaso son
inseparables, la primera fase nunca es eterna y caer es más doloroso cuánto más
fructífera ha sido esa carrera profesional. Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, aconseja al profesional que
llega a esa situación aprender de aquellas situaciones de las que antes no se
había percatado: "Hay personas que no entienden porque sus colaboradores
están mal hasta que ellos se enfrentan a una contrariedad que no tenían
prevista". Úrsula Calvo,
fundadora de Úrsula Calvo Center, afirma que "ganar una 'guerra' supone
estar dispuesto a perder algunas batallas. Si no estás preparado, ya has
perdido antes de empezar".
Hacer el ridículo le hará libre
Exponerse,
ponerse en evidencia, es una de las mejores rutas para dar lo mejor de sí
mismo. Se suele decir que 'mejor hacer el ridículo que arrepentirse' y hay
muchas historias que lo demuestran. Dave
Trott recoge en su libro 'One+One=Three'
la del padre de Tilly, una niña que logró salvar la vida de varios miles de
personas en 2004, cuando un gran tsunami acabó con la vida de 250.000 personas
en el sudeste asiático. La pequeña pasaba las navidades con su familia en una
playa de Tailandia. Alertó a su padre de que había burbujas en el agua, como en
el vídeo sobre tsunamis que su profesor de geografía les proyectó hacía unos
días. El hombre al principio se mostró escéptico ante lo que decía la niña,
pero ante su insistencia avisó a guardias y socorristas aun a riesgo de hacer
el ridículo. La primera de las tres olas que devastaron la zona llegó poco
después. La playa donde estaba la familia de Tilly se desalojó a tiempo y no
murió nadie. En este caso el miedo a caer en ridículo de una persona podría
haber acabado con la vida de miles. Kanjaa
relata esa historia para explicar cómo algo irrisorio o grotesco puede ser
positivo: "Hacer el ridículo es beneficioso cuando se aprende de ello.
Habrá un día en que todo salga mal, te critiquen y se rían de ti, pero esas
oportunidades te ayudarán a avanzar y te harán más fuerte". Úrsula Calvo, empresaria y fundadora de
Úrsula Calvo Center, asegura que "no se trata de elegir entre hacer el
ridículo o arrepentirse, se trata de elegir entre actuar o no actuar. Cualquier
decisión que se traduzca en acción tendrá una repercusión. Puede ser un
aprendizaje o un éxito. Lo único absurdo es no actuar por miedo a hacer el
ridículo". En la mayoría de los casos, la mejor medicina para librarse de
ese miedo es la que ofrece Pilar Jericó,
presidenta de Be-Up: "Saber reírte de ti mismo. Dejar de sentirte tan
importante".
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