Dice el refrán que la juventud se lleva por dentro. Según un
nuevo estudio de la profesora del IESE Anneloes Raes, Florian Kunze y Heike
Bruch, el proverbio no solo encierra algo de verdad, sino que lo jóvenes o
mayores que se sientan los empleados puede tener importantes repercusiones para
el rendimiento de la empresa.
Así, los autores han comprobado que, cuando los empleados se
sienten más jóvenes, tienden a cumplir mejor sus objetivos y la empresa alcanza
un mayor rendimiento, sobre todo en entornos de trabajo dinámicos.
Además, han identificado dos factores que contribuyen a
reducir la edad subjetiva de los empleados: la percepción de que su trabajo
importa y el hecho de que las prácticas de RR. HH. de la empresa no sean
excluyentes por motivos de edad. El estudio supone una buena noticia para los
directivos en vista del envejecimiento de la población activa de los países
occidentales.
Las edades del hombre
La investigación aborda tanto la edad real como la
subjetiva, que en esencia es lo viejos que nos sintamos. Como indican estudios
anteriores, sentirnos jóvenes tiene ventajas tanto para la salud como
profesionales, ya que se asocia a una mayor vitalidad y productividad.
Valoramos nuestra edad subjetiva a partir de una serie de
referencias personales, como nuestro estado de salud o la etapa vital por la
que atravesamos. Pero también tenemos en cuenta referencias en la organización,
como la edad asociada a un determinado cargo.
¿Cómo afecta todo esto a los resultados empresariales? La
juventud está correlacionada con la búsqueda del crecimiento personal y los
ascensos profesionales, así como una visión a largo plazo. En cambio, la vejez
lo está con el estancamiento y una visión más cortoplacista.
Por tanto, cuando los empleados se ven a sí mismos más
jóvenes de lo que son, buscan oportunidades de crecimiento y ascenso
profesional a largo plazo. Es decir, se esfuerzan más en el trabajo y tienen
una visión largoplacista, con los beneficios que ello comporta para la empresa.
Semejante actitud es especialmente necesaria en las empresas
inmersas en una coyuntura volátil o de cambio. En este tipo de entornos
dinámicos, los empleados deben ser flexibles, estar dispuestos a adquirir
nuevos conocimientos y motivarse para cumplir objetivos, requisitos que encajan
perfectamente con alguien que se siente joven.
Por el contrario, y según han descubierto los autores, la
edad subjetiva no es tan relevante para los resultados de compañías más
estáticas, donde apenas se producen cambios.
Condicionantes
externos
El entorno de la empresa también influye en la edad
subjetiva de los empleados, ya que estos toman como referencia las normas y
estereotipos relativos a la edad que ven a su alrededor.
Asimismo, cuando los empleados perciben que su trabajo
importa, aumenta su satisfacción y disminuye su edad subjetiva.
Pero la reducción de la edad subjetiva solo suele darse en
aquellas empresas con prácticas de RR. HH. inclusivas respecto a la edad y que
evitan los estereotipos. Por ejemplo, limitar la participación en los programas
de formación por criterios de edad hace que los estereotipos cobren fuerza y
puede neutralizar los efectos positivos de la edad subjetiva.
La edad, un parámetro
más
El estudio comprendió 107 firmas alemanas de cinco sectores:
producción, distribución mayorista, distribución minorista, servicios y
finanzas. Participaron un total de 15.164 empleados, entre los que había
ejecutivos de RR. HH., a los que se preguntó sobre las prácticas de su
departamento, y altos directivos, a los que se inquirió sobre el rendimiento
global de la empresa.
Los autores hallaron que, de media, la edad subjetiva de los
empleados más jóvenes (menores de 25 años) era algo superior a la real,
mientras que el efecto se invertía entre los más mayores, aumentando
progresivamente la diferencia entre la edad real y la subjetiva. En su muestra,
la edad subjetiva se situaba, de media, cuatro años por debajo de la real.
Estudios anteriores han revelado que la brecha entre la edad
subjetiva y la cronológica varía drásticamente de un país a otro. En Reino
Unido, por ejemplo, la diferencia media entre la edad subjetiva y la real es de
casi diez años, mientras que en China apenas es de diez meses.
Ante el acusado envejecimiento de las plantillas, los
directivos que logren que sus empleados se sientan más jóvenes asignándoles
trabajos más valiosos y evitando las políticas excluyentes respecto a la edad
contribuirán, y mucho, a mejorar el rendimiento global de su empresa si esta se
encuentra en un entorno dinámico.
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