La inmensa mayoría de las empresas han basado su actividad
en la gestión de los recursos disponibles, pero en el entorno actual, donde
predominan el dinamismo, los cambios de actitudes del mercado, la fuerza de
la información de los consumidores y otras variables, las empresas han de
aprender a gestionar, no sólo en base a sus recursos, sino en base al capital
intelectual, el contenido en la empresa y el existente en su cadena de valor.
El capital intelectual compuesto por el capital humano, el
capital estructural y el capital relacional, se traduce en conducta,
motivación, actuación y agilidad intelectual que generará valor para la
organización en la medida en que se puedan aportar nuevos procesos,
conocimientos o innovaciones que permitan transformar las ideas en productos,
servicios y soluciones para el mercado. La diversidad de los participantes, sus
diferentes puntos de vista para afrontar los retos que se plantean, enriquecerán
las soluciones disponibles.
El reto para la empresa, consistirá en obtener el máximo
capital intelectual de cada una de estas partes, la gestión de este
conocimiento, se transformará en ventajas competitivas. La introducción de
nuevos componentes en este depósito de capital intelectual, como es el caso de
todos los integrantes de la cadena de suministro, pueden dar a la empresa una
visión y una capacidad absolutamente diferentes de las que ha dispuesto hasta
hoy en día. Sin duda la variable perfecta que cerrará este círculo virtuoso,
será la inclusión del Cliente y de su conocimiento en este proceso, variable
por otra parte fundamental.
Gartner publica anualmente un informe de las mejores
compañías en la gestión de su cadena de suministro, poniendo especial énfasis
en el concepto de excelencia guiada por la demanda. Para ello, diferencia las
cadenas de suministro más tradicionales, orientadas puramente hacia el
suministro, y a las que denomina Supply-Centric, de aquellas visionarias, que
son capaces de integrar la oferta, la demanda y el producto o servicio, las
llamadas Customer-Value-Centric, donde la creación de valor para el Cliente, es
el objetivo de todos los participantes.
Gartner ha desarrollado un modelo para determinar la madurez
de los líderes en esta gestión, estableciendo el punto de inflexión de esta
madurez, en el cambio de estrategia al pasar de una visión Inside-Out , la
clásica visión de la empresa tratando de hacer lo mejor para ofrecer al
mercado, a otra Outside-In, que se resume, en buscar el Valor total junto con
todos los actores externos, Clientes, proveedores e implicados, revirtiendo
todas las experiencias sobre la cadena de valor en la gestión activa de la
demanda de los Clientes. De nuevo, mostrando la necesidad de gestionar el
capital intelectual de todos los participantes.
Pese a la diversidad de las empresas que conforman el Top 25
de la clasificación de Gartner, existen rasgos comunes a todas ellas. Todas
practican el enfoque Outside-in. Todas se caracterizan por su capacidad de
innovación, su capacidad para replantearse las soluciones existentes y
arriesgarse a encontrar alternativas, integrando al conjunto de todos los
actores en la gestión del ciclo de vida
del producto. Todas utilizan cadenas de suministro extendidas, con nodos e
implicados claramente visualizados, dotando a estas cadenas de la máxima
transparencia. Todas son adictas a la excelencia a través de una cultura
organizacional y mecanismos de control bien definidos, y por supuesto, en
ninguna de ellas falta una visión bien definida y desplegada para todos los
implicados de la cadena, convirtiéndose así en los líderes de ellas, dotando a
todos los participantes de las directrices y la autonomía adecuada, para
permitirles tomar las decisiones que ofrezcan la resiliencia que las
condiciones actuales exigen y donde quede perfectamente definida la gestión del
riesgo.
La transformación de las unidades de compras y cadena de
suministro, debe ser un proyecto de la alta dirección de las empresas, ávidas
por incrementar su capital intelectual y maximizar el valor de sus entregables
al mínimo coste, no puede ser por tanto un proyecto basado en el conocimiento
de las técnicas relativas a estas funciones, sino que debe plantearse como un
proyecto de gestión del cambio y de gestión del capital intelectual de todos
los integrantes en la cadena de valor.
Un gran reto con una
magnífica recompensa.
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