Tener ansiedad es
un problema habitual de salud mental que afecta a todos los
ámbitos de la vida, también a la capacidad de trabajo y la productividad. Según la OMS, más de 260 millones de personas tienen trastornos
de ansiedad en todo el mundo y se estima que, junto a la depresión,
este desorden afecta tanto a los empleados que supone mil millones de pérdidas
en productividad cada año. Aunque en muchas ocasiones la ansiedad puede llegar
a ser incapacitante, también es habitual encontrar a trabajadores que tienen
síntomas con los que conviven día a día. En esos casos, y aunque se aprenda a
vivir con este trastorno, hay ciertas situaciones laborales que pueden
afectarles aumentando su reactividad o generando en ellos temores infundados
que antes no tenían.
- Evitar situaciones que provocan la
ansiedad
En general, la ansiedad en el trabajo tiene que ver con un
desequilibro entre las tareas que tenemos que llevar a cabo y los recursos que
creemos tener: sentimos que nos piden demasiado y que no disponemos de recursos
suficientes para hacerle frente. Esto genera una serie de reacciones que
perjudican el desempeño de los trabajadores. La psicóloga clínica Alice Boyes
se pone de ejemplo y explica en HBR algunas de las formas en
que la ansiedad puede causar problemas en el trabajo. Una situación habitual es
evitar circunstancias concretas que pueden afectar a la imagen que das a la
compañía. Por ejemplo, si los entornos desconocidos te provocan intranquilidad
o si tienes miedo a volar, es posible que evites los viajes de trabajo. "Solemos
evitar las situaciones que nos provocan ansiedad y luego nos sentimos mal por
haberlo hecho", explica Alice Boyes. Esto puede hacer que des la impresión
de ser poco organizado o alguien en quien no siempre se puede confiar.
- Lo predecible es contrario a la
innovación
Una de las necesidades más comunes entre las personas que
tienen ansiedad es la de control: sentir que pueden manejar la situación y
anticiparse les ayuda a sentir menos preocupación e intranquilidad. Por eso,
cuando les proponen una idea inesperada su primera reacción suele ser negativa.
"Valoran las sorpresas con miedo en lugar de con alegría", explica la
psicóloga laboral Elisa Sánchez. Si tu primer pensamiento ante las ideas nuevas
suele ser considerar los riesgos y los motivos por los que no va a funcionar,
puede resultar molesto para el resto de compañeros e incluso para la capacidad
de innovación del departamento o la compañía. "Esto está relacionado con
la resistencia al cambio", explica Sánchez. "Quedarse en un entorno
conocido, aunque sea desagradable, les genera más tranquilidad que los cambios
que no pueden controlar". Perciben muchas amenazas en lo nuevo y pocos
recursos para hacerles frente.
De la misma forma en que se
sienten temerosos cuando les proponen un cambio, también rechazan proponerlos,
aunque puedan mejorar la situación. No se atreven a exponer una idea por miedo
a no hacerlo bien, a que los compañeros la rechacen o a que le pongan alguna
pega. "Puede llevar a situaciones de falta de iniciativa o de
creatividad", explica Sánchez. También afecta a la toma de decisiones:
"a veces hay una parálisis por análisis o por el miedo a tomar decisiones
equivocadas y que los demás puedan criticarlos". Optan por mantener un
perfil bajo. Y añade que Daniel Goleman lo cuenta en su libro sobre
inteligencia emocional: "hay personas con esta falta de asertividad
generada por la inseguridad de la ansiedad que, ante un error que está
cometiendo otra persona no lo dicen por evitar el conflicto".
- Afecta a las relaciones laborales
Las relaciones personales con los compañeros también se ven
afectadas por la ansiedad diaria de los trabajadores. Si tienes estos síntomas
es posible que tiendas a malinterpretar la imagen que tus compañeros tienen de
ti. Por inercia, las personas que tienen ansiedad suelen ponerse en lo
peor cuando una situación es ambigua. Esto provoca que si
un compañero no se esfuerza en pasar tiempo contigo o es frío, probablemente
llegues a la conclusión de que no le caes bien, aunque no haya motivos
evidentes para pensarlo. "Como te sientes excluido, evitas a tu compañero;
pero entonces él puede llegar a la conclusión de que es él quien no te gusta
ti", explica Boyes.
A la hora de recibir feedback, la cosa se pone
aún más tensa, sobre todo cuando no es tan bueno como esperaban o cuando puede
resultar ambiguo (una vez más, tienden a interpretarlo de forma catastrófica).
Las críticas son demasiado personales para ellos, incluso aunque solo tengan
que ver con sus tareas laborales. "Es importante diferenciar entre una
crítica a lo que haces y a una a lo que eres (tu personalidad o tu
valía)", explica Sánchez. "Las personas con ansiedad tienden a centrarse
más en buscar culpables que en buscar las causas y soluciones de lo que han
hecho mal". "A mí me funcionó recibir críticas de alguien de
confianza, recibirlas por email (para tener tiempo de digerirlas antes de
reaccionar) u obtenerlas cuando las pido o me han avisado (para sentir que
tengo más capacidad de control sobre ellas)", cuenta Boyes.
- La importancia de promover la salud
mental
En cualquier caso, los trastornos emocionales y mentales
afectan directamente al trabajo individual y de grupo y al desempeño de la
compañía. La promoción de la salud mental en el lugar de trabajo y el apoyo a
las personas que sufren trastornos psiquiátricos hace más probable la reducción
del absentismo laboral, el aumento de la productividad y la obtención de beneficios
económicos que conllevan estos efectos, según explica la OMS en un informe de
2017 sobre salud mental en el trabajo. Los esfuerzos que las empresas hacen por
crear un entorno laboral saludable y donde los empleados se sientan
comprendidos y realizados tienen su recompensa: en un estudio reciente dirigido
por la OMS se estimó que por cada dólar invertido en ampliar el tratamiento de
los trastornos mentales más habituales se obtuvieron cuatro dólares en mejora
de la salud y la productividad.
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