Como mantiene Gordon Tredgold “aunque no tengamos un equipo
a nuestro cargo podemos liderar a los demás ya que el liderazgo se basa en la
influencia y nuestras acciones pueden inspirar e influir en los demás para que
prueben cosas nuevas o no se rindan cuando las cosas van mal”. Existen personas
que son líderes naturales. Son aquellas a las que se sigue sin ninguna duda,
que nos inspiran a hacer más y mejor y a seguir adelante. El término jefe, por el contrario se asocia con ideas
negativas, como la existencia de un ego que domina las acciones o con la falta
de reconocimiento del talento, conocimientos y experiencia.
Sinkus recomienda que
para pasar de ser un jefe a ser un líder debemos:
1.- Responsabilizar a los demás pero midiendo
cada situación con la misma escala para ser justos: Si queremos que una persona
sea responsable de una acción debemos asegurarnos que todos los demás sean
responsables de la misma forma por esa acción.
2.- Escuchar y comunicar de forma eficiente. La
comunicación más eficaz no comienza con nosotros hablando. La escucha es el
primer paso que debemos seguir para poder comprender lo que la persona quiere
decir antes de responder. Debemos considerar las diferencias entre oír y
escuchar que, por ejemplo, en el caso de una canción sería: oír=
saber que suena una canción e identificarla y escuchar = saber qué cuenta la
canción.
Después de escuchar y entender es nuestro turno para hablar.
Los líderes utilizan un lenguaje positivo para animar e influir a aquellos que
les rodean. Utilizan palabras como estupendo o excelente, que sean optimistas,
como por ejemplo: “Juan, sé que lo estás pasando mal, pero espero, con
optimismo, que nuestra conversación de hoy te haya facilitado algunas
herramientas que te ayuden a tener éxito y a seguir adelante”.
3.- Actuar como mentores y no como predicadores. Los
líderes no ofrecen un sermón, desde sus despachos, sobre lo que los demás
deben hacer. Están en las trincheras con ellos guiándoles, animándoles y
mostrándoles cómo se pueden hacer las cosas.
4.- Reconocer los errores. Es acertado aceptar
nuestros errores pero no lo es echar la culpa a otro para mantener el estatus
casi “divino” de jefe. El liderazgo se apoya en la confianza y una de las
mejores formas de conseguirla es reconocer los propios errores y buscar maneras
de resolverlos. Una de las razones principales por las que las personas siguen
a los líderes es porque se fían de la dirección que marcan y aunque pueda
parecer que reconocer un fallo, en lugar de culpar a otros, puede poner en
peligro dicha confianza lo que ocurre es que la fortalece.
5.- Fomentar la creatividad. Steve Jobs decía: “No
tiene sentido contratar a personas con talento para decirles lo que tienen que
hacer; contratamos a personas con talento para que nos digan que tenemos que
hacer”.
Facilitando que los equipos expongan sus ideas y sean
creativos para proponer soluciones podremos llegar a la raíz de los problemas y
al implementarlas creceremos en eficiencia.
El líder debe escuchar todas las ideas y seleccionar
aquellas que piense que pueden funcionar, ofreciendo feedback honesto y rápido,
explicando por qué piensa que unas van a funcionar y otras no.
6.- Mostrar pasión por las personas. Los mejores
líderes se preocupan de que sus colaboradores tengan lo que necesitan
para tener éxito, procuran conocerlos y que puedan crecer y desarrollar todo su
potencial.
El liderazgo va más allá de estar sentado detrás de una mesa
“ladrando” órdenes a un conjunto de personas. Es pasión e ilusión para
ayudar a que esas personas triunfen. Al responsabilizar a sus equipos y
comunicar con eficacia los líderes están construyendo los fundamentos de la
confianza, que va a facilitar su actuación como mentores para la mejora de los
profesionales y de la organización, al tiempo que se van a mostrar
humildes y honestos cuando se equivoquen consiguiendo de esta forma dejar de
ser jefes y convertirse en líderes.
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