Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

viernes, noviembre 22, 2019

Cómo Dejar de Ser Jefes Y Convertirnos en Líderes

Adam Sinkus, en CEOWorld Magazine del pasado 14 de noviembre, plantea que ser un líder es algo que tenemos que intentar ser en nuestro trabajo y en nuestra vida personal.

Como mantiene Gordon Tredgold “aunque no tengamos un equipo a nuestro cargo podemos liderar a los demás ya que el liderazgo se basa en la influencia y nuestras acciones pueden inspirar e influir en los demás para que prueben cosas nuevas o no se rindan cuando las cosas van mal”. Existen personas que son líderes naturales. Son aquellas a las que se sigue sin ninguna duda, que nos inspiran a hacer más y mejor y a seguir adelante. El término jefe, por el contrario se asocia con ideas negativas, como la existencia de un ego que domina las acciones o con la falta de reconocimiento del talento, conocimientos y experiencia.

Sinkus recomienda que para pasar de ser un jefe a ser un líder debemos:

1.- Responsabilizar a los demás pero midiendo cada situación con la misma escala para ser justos: Si queremos que una persona sea responsable de una acción debemos asegurarnos que todos los demás sean responsables de la misma forma por esa acción.

2.- Escuchar y comunicar de forma eficiente. La comunicación más eficaz no comienza con nosotros hablando. La escucha es el primer paso que debemos seguir para poder comprender lo que la persona quiere decir antes de responder. Debemos considerar las diferencias entre oír y escuchar que, por ejemplo, en el caso de una canción sería: oír= saber que suena una canción e identificarla y escuchar = saber qué cuenta la canción.
Después de escuchar y entender es nuestro turno para hablar. Los líderes utilizan un lenguaje positivo para animar e influir a aquellos que les rodean. Utilizan palabras como estupendo o excelente, que sean optimistas, como por ejemplo: “Juan, sé que lo estás pasando mal, pero espero, con optimismo, que nuestra conversación de hoy te haya facilitado algunas herramientas que te ayuden a tener éxito y a seguir adelante”.

3.- Actuar como mentores y no como predicadores. Los líderes no ofrecen un sermón, desde sus despachos, sobre lo que los demás deben hacer. Están en las trincheras con ellos guiándoles, animándoles y mostrándoles cómo se pueden hacer las cosas.

4.- Reconocer los errores. Es acertado aceptar nuestros errores pero no lo es echar la culpa a otro para mantener el estatus casi “divino” de jefe. El liderazgo se apoya en la confianza y una de las mejores formas de conseguirla es reconocer los propios errores y buscar maneras de resolverlos. Una de las razones principales por las que las personas siguen a los líderes es porque se fían de la dirección que marcan y aunque pueda parecer que reconocer un fallo, en lugar de culpar a otros, puede poner en peligro dicha confianza lo que ocurre es que la fortalece.

5.- Fomentar la creatividad. Steve Jobs decía: “No tiene sentido contratar a personas con talento para decirles lo que tienen que hacer; contratamos a personas con talento para que nos digan que tenemos que hacer”.
Facilitando que los equipos expongan sus ideas y sean creativos para proponer soluciones podremos llegar a la raíz de los problemas y al implementarlas creceremos en eficiencia.
El líder debe escuchar todas las ideas y seleccionar aquellas que piense que pueden funcionar, ofreciendo feedback honesto y rápido, explicando por qué piensa que   unas van a funcionar y otras no.

6.- Mostrar pasión por las personas. Los mejores líderes se preocupan de que sus colaboradores tengan lo que necesitan para tener éxito, procuran conocerlos y que puedan crecer y desarrollar todo su potencial.

El liderazgo va más allá de estar sentado detrás de una mesa “ladrando” órdenes a un conjunto de personas. Es pasión e ilusión para ayudar a que esas personas triunfen. Al responsabilizar a sus equipos y comunicar con eficacia los líderes están construyendo los fundamentos de la confianza, que va a facilitar su actuación como mentores para la mejora de los profesionales y de la organización, al tiempo que se van a mostrar humildes y honestos cuando se equivoquen consiguiendo de esta forma dejar de ser jefes y convertirse en líderes.


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