El primer hombre. Director: Damien Chazelle Nacionalidad: Estados Unidos, 2018 Género:
Biográfico / drama
Ryan Gosling
interpreta a Neil Armstrong en 'El primer hombre', la película dirigida por
Damien Chazelle sobre la preparación de la misión espacial a la Luna en 1969.
Si usted fuera un ingeniero brillante, y además piloto, y
viviera en la década de 1960 en plena carrera espacial, el trabajo soñado sería
convertirse en el primer hombre que pisa la Luna. Ese fue Neil Armstrong, un
profesional incapaz de disfrutar del trabajo ideal en la vida real.
Casi nadie sabe que la primera esposa de Neil Armstrong -de
la que se divorció en 1994- se llamaba Janet. En el hogar de los Armstrong,
como en el de los Glenn, Aldrin, Collins, Lovell, Haise, Grissom o Chaffee, las
mujeres de los primeros astronautas soportaban todo el peso de la familia y del
hogar, esperando -mientras criaban o consolaban a sus hijos- a un proyecto de
héroes televisivos que se hacían famosos en medio mundo. Algunos jamás
regresaron a casa después del trabajo.
Como las esposas de los mineros esperaban al pie del
montacargas a que sus maridos regresaran de un pozo negro, las de los viajeros
espaciales permanecían pacientes, apoyando la aventura de sus esposos, con la
vista puesta en el cielo oscuro que todos querían conquistar. Cuestión de
profundidad o de altura.
Damien Chazelle, director de El primer hombre, se ha basado
en el libro First Man: The Life of Neil A. Armstrong, de James R. Hansen, y en
varios documentales, para ofrecer una visión cinematográfica inédita del primer
hombre que caminó sobre la Luna. Para Chazelle"el mayor reto fue hablar de un hombre que guardaba celosamente su duelo
y que mantenía un gran distanciamiento con su familia. Eso fue más
desafiante que entender la física".
De Armstrong, que murió en 2012 a los 82 años, se ha dicho
que era un hombre amable pero huraño, celoso de su intimidad, y que aborrecía
ser el centro de atención. Si la historia en imágenes que refleja Chazelle es
verídica, el primer héroe de la carrera espacial quedó marcado por la muerte de
su hija pequeña por culpa de un tumor cerebral. La película comienza en los
años difíciles de la enfermedad de la niña y que resultaban esperanzadores por
el progreso profesional de Armstrong, un ingeniero brillante y piloto audaz que
se abría camino entre los selectos aspirantes a convertirse en el primer hombre
en pisar la Luna.
Desde esta perspectiva podría decirse que Neil Armstrong tenía el mejor trabajo del
mundo, aunque nunca logró encontrar el equilibrio entre todas las
piezas (la vida personal, la social, la curiosidad intelectual, el ámbito
emocional, el familiar o el laboral). Es cierto que el astronauta pionero fue
siempre un defensor apasionado de la aviación y de la exploración, y que jamás
perdió el entusiasmo que desde niño sentía por ambas. Pero esto era sólo
trabajo, y quizá puso demasiado énfasis únicamente en ello. Si hay
desequilibrio, todo se viene abajo, porque ser verdaderamente feliz es disfrutar
y hacer disfrutar a quienes tenemos alrededor. Y en esta carrera personal el
primer hombre nunca estuvo satisfecho. Tampoco su mujer, o sus hijos. La imagen
personal y familiar de Armstrong que refleja Chazelle es la de un padre y
esposo frío que escatima cualquier muestra de comunicación y afecto. Nos
recuerda que fiar todo al trabajo (aunque sea el mejor del mundo) puede
convertirse en una pesadilla, porque no existe la actividad, ni el puesto, ni
el jefe, ni la empresa perfecta. Ni la NASA, ni la Luna.
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