La rapidez de actuación y de toma de decisiones que
demanda el actual contexto económico y empresarial, ha generado que muchas
organizaciones -por muy compleja que sea su composición- deban simplificar sus
estructuras, a fin de agilizar este proceso de adaptación y su radio de
actuación ante los retos que trae consigo la disrupción tecnológica. Además, es
ahí donde el liderazgo colectivo juega un papel decisivo, permitiendo alcanzar
el éxito en dicho cambio.
Según detalla Juan Ferrer en su libro “Cambiemos las
organizaciones. Cómo activar la inteligencia, la responsabilidad y el liderazgo
colectivo en las organizaciones”, existen siete claves que permite “lidiar con
la compleja evolución hacia nuevas estructuras empresariales”, tal y como
publica en un artículo el diario Cinco Días.
En este sentido, se recoge la importancia del cambio en las
organizaciones, especialmente porque los tradicionales sistemas
jerárquicos han quedado obsoletos. Esto es así debido a que los
problemas que trae, dentro de este nuevo contexto VUCA, superan a los
beneficios que aporta, como los son el orden, el control y la eficacia. No
obstante, según indica Cinco Días, citando a Ferrer, “no se trata de añadir
parches al sistema jerárquico, sino de un cambio de mentalidad que afecte a
toda la cultura de la empresa”.
Dicho cambio se vincula a un aumento de la colaboración y la
coordinación, así como de la creatividad. Según el consultor, la clave está en
la aplicación de un concepto que llama “redarquía”, el cual define como
“un modelo en el que los trabajadores deciden crear redes de colaboración de
forma voluntaria para cumplir los objetivos”. De este modo, en lugar de generar
vínculos impuestos, de ordeno y mando, se establecen relaciones espontaneas
fruto de la cooperación. “Al crearse
libremente, mantienen la responsabilidad del compromiso elegido”, publica
Cinco Días.
También se cita en el libro las ventajas de la “holocracia”,
donde “los empleados trabajan en círculos semiautónomos”, en los que se rigen
por los objetivos que deben alcanzar, permitiendo una cierta libertad de
actuación que agiliza el sistema organizativo. Al respecto, el artículo recoge que “los individuos no tienen cargos
fijos, sino roles temporales decididos por el propio grupo”.
Por otro lado, se habla de la creación de un segundo sistema
de trabajo, al que el consultor llama “sistema operativo dual”, por el
cual se establece una red de equipos bien comunicados, que conviven con la
jerarquía coexistente, dejando espacio a la creatividad e innovación a fin de
eliminar las barreras que la jerarquía conlleva. “De esta manera, la
configuración paralela funciona como un acelerador para cubrir las demandas del
exterior lo antes posible”, apunta Cinco Días.
La sexta clave se vincula a un nuevo estilo de
liderazgo: más personal, colectivo y no unipersonal y generador de
seguidores; al tiempo que Ferrer concluye citando el cambio cultural que
la organización debe promover para impedir la vuelta al “modelo estático” y
permitir la evolución constante y la adaptación que la compañía necesita
aplicar, en función de las necesidades que vaya teniendo.
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