Es el "anti-líder", una persona que representa exactamente lo opuesto de los atributos que se esperan en un puesto de conducción de personas.
Según describe el coach especializado en CEO y alta
gerencia, Daniel Colombo, son aquellos que, carentes de valores y con
creencias bastante distorsionadas respecto a cómo hacer funcionar una empresa
de cualquier tipo, no dudarán en hacer cualquier cosa sin escrúpulos.
También hay anti-líderes que no tienen puestos de relevancia: son aquellos que permanentemente ponen palos en la rueda; tienen el "no se puede" como lema, y su principio activo es el de hacer lo mínimo indispensable.
Son tan nocivos dentro de la empresa que, si no se los
encauza a tiempo, pueden aniquilar cualquier proyecto por más bueno que sea,
aseguró Colombo, quien es autor y conferencista internacional sobre liderazgo y gestión de empresas.
La recomendación es apartarlos de inmediato de todo tipo de
proyectos; aunque, justo es reconocerlo, en muchas empresas se los mantiene por
su obsecuencia con el directorio, y por la funcionalidad para resguardar en
forma aparente los intereses de la organización.
Nueve rasgos para reconocer a un anti líder
En una columna publicada en su portal institucional,
Colombo distingue las nueve características que suelen tener las personas que
funcionan como anti-líderes en una organización.
1. Actúa por sobre encima de los demás.
Pedante, soberbio y hasta hostigador en forma permanente, se
siente superior y con atribuciones para denostar a los demás, a quienes
considera súbditos.
2. Se adjudica los méritos de otros.
2. Se adjudica los méritos de otros.
Jamás reconoce un trabajo bien hecho; felicitar no entra
dentro de sus parámetros; y toma la delantera atribuyéndose el lucimiento. De
paso, deja más abajo a los demás.
3. Ejerce presión sin sentido.
3. Ejerce presión sin sentido.
Como lo único que le interesa es sentirse en control, el
anti líder pondrá en marcha todos sus mecanismos para tener a todo el mundo a
su alrededor en un estado de tensión y nervios permanente.
4. Hace aportes irrelevantes.
4. Hace aportes irrelevantes.
Sin embargo, obliga a los demás a escucharlo con atención,
y, frente a los superiores, éstos lo destacan como un ejemplo de entrega y
dedicación.
5. Abusa del poder.
5. Abusa del poder.
El mobbing es cada vez más frecuente en las organizaciones.
Un anti-líder puede pedir cualquier cosa con tal de que su presencia se note.
Tiene una mirada fría y calculadora, aun utilizando palabras dulces. Es un lobo
disfrazado de cordero.
6. Odia a quienes pueden hacerle sombra.
En lugar de esforzarse por destacar sus méritos, se coloca
en posición de víctima; ve conspiraciones donde no existen (si no, las inventa)
y atenta contra el equilibrio del ecosistema laboral.
7. Asumen distintos personajes.
7. Asumen distintos personajes.
Como actores que viven diferentes roles, pueden disfrazarse
de oportunistas, controladores, entrometidos, sabelotodo, el narcisista,
instigador, calculador-frío, mentiroso, parlanchín, cortante, o de bromista.
Según el caso, también actúa como matón rencoroso y
autoritario, víctima sombría y condenada por todos, maniático del control,
chismoso, apuñalador de dos caras, bromista desubicado, y de crítico acusador.
Esta clasificación pertenece a la autora Lilian Glass, autora de “Toxic
people”.
8. Es un sinvergüenza disfrazado de persona ética e
invulnerable.
Puede ser capaz de hacer las cosas más atroces con tal de
sostener su posición de falso liderazgo.
9. Se victimiza y sienten que todos están contra él.
9. Se victimiza y sienten que todos están contra él.
Cuando se detecta un anti líder, situación muy frecuente por
lo evidente de su proceder, los equipos suelen andar con guantes de seda y
aislarlo, incluso tratándose de un superior. En este caso, este personaje
empezará a tejer su ardid de venganza apelando a todo tipo de argucias con tal
de salirse con la suya.
Sobre qué pueden hacer las personas que encuentran un
anti-líder en su organización, Colombo indica que lo ideal es disponer de una
instancia de denuncia interna en el área de recursos humanos, o con el
directivo más alto de la organización, avalándola con pruebas.
Servirá de poco querer negociar o acordar con un anti líder,
porque, en el mejor de los casos, lo que éste querrá, es hacerse tu amigo y
tenerte de su lado para expandir su red de obsecuentes a su servicio.
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