Walter Risi
Hoy hay que ocuparse
de afrontar estos cambios irreversibles, prepararse para ellos, y preocuparse
pero no asustarse por lo que vendrá en el mediano y largo plazo, hacerlo con un
sentido constructivo y pensando en cómo será la sociedad del futuro, sin
ignorar lo que se viene. El mundo del trabajo como las mismas sociedades cambiará
significativamente.
Es posible que en el futuro cercano muchos trabajos humanos se conviertan en un mix de negocios y automatización. Antes, la tarea era sencillamente hacerlo y ahora es también automatizarlo, aunque siga siendo el dueño de mi trabajo. Esto está ocurriendo en el mundo y en la Argentina también. El empleado está pasando de hacer un trabajo determinado, a ser un automatizador de ese trabajo; es decir se mezcla la figura del especialista de negocio con la del automatizador.
Esto no es tan
diferente a la forma en que piensan los desarrolladores de software, que
prefieren automatizar una tarea repetitiva antes de hacerla. A escala nacional
estamos viendo un avance muy significativo en muchas empresas, especialmente
multinacionales con base en el país, donde el uso de capacidades de IA como el
reconocimiento de voz, video e imágenes es cada vez más importante.
Soluciones a nuevos problemas
Ese "empleado
automotizador" tiene un futuro promisorio. Por otro lado, aunque que las
soluciones de automatización e IA puedan resolver muy bien temas específicos,
el diseño general todavía requerirá intervención humana, que demandará
arquitectos de soluciones que combinen a personas e IA: algo así como los
ingenieros industriales del futuro.
Otro tema importante
que todavía tendrá bastante por desarrollarse en no automatizado es todo lo
relacionado a los aspectos legales y liability. Por ejemplo, puede haber un
robot que ejecute una acción que termina perjudicando económicamente a la
empresa o a un cliente, o directamente puede afectar la salud de una persona.
En tal caso el interrogante aparecerá: ¿quién sería el responsable y/o culpable
de ese perjuicio? Ahí solo podrá intervenir la persona humana para arbitrar los
conflictos que puedan aparecer.
Pensando en 2030 y
en que la mayoría de las tareas de las personas y sus trabajos pueden ser
reemplazados, todo lo que sea armar el rompecabezas entre las diferentes
actividades, como diseñar una organización en la cual deberán convivir trabajos
automatizados y no automatizados, no será una tarea que probablemente podrá
llevar adelante la inteligencia artificial. Ahí también el factor humano será
el protagonista. Y una profesión que podría tener mucha relevancia en función
de esta realidad será la del arquitecto organizacional, algo así como el futuro
ingeniero industrial que deberá diseñar organizaciones y negocios combinando IA
y las tareas no automatizadas.
Se puede afirmar que
cuando la inteligencia artificial reemplace a la mayoría de las tareas humanas,
en la práctica estaremos frente a otro cambio fundamental: el de la propia
organización social. Universidades del mundo están estudiando las
características que tendrá la sociedad futura de 2060 y es posible que nos
encontremos con organizaciones mixtas: psicólogos sociales y hombres máquinas.
Los modelos de trabajo y de sociedad serán radicalmente distintos. Y el primer
paso es tomar conciencia de que la vida no será la misma a la que tenemos hoy.
Walter Risi. Socio de IT Advisory KPMG
Argentina.
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