El nuevo escenario
político y las medidas esperadas despiertan expectativas y devuelven el
optimismo en varias áreas.
Fue una coincidencia de fin de ciclo. El viernes de la
semana pasada, seis días antes del cambio de gobierno, Alejandro Ivannisevich,
cuyo nombre se asoció al kirchnerismo por varios años, le puso la firma a la
venta de su participación en Genneia, una empresa dedicada a producir energía
con el viento. Una parte del lugar que dejó lo ocupó PointState Argentum, un
fondo de origen norteamericano con inversiones locales en el negocio
inmobiliario. Y sumaron fichas en la empresa hombres con olfato para los negocios,
como el dueño del banco Macro, Jorge Brito, su hijo Jorge Pablo y el fondo
Fintech, cuya figura excluyente es el mexicano David Martínez, socio de Clarín,
tenedor de deuda local y desairado por el gobierno de la ex presidenta Cristina
Kirchner en su intento por comprar Telecom.
La operación pasó casi inadvertida, pero es un eslabón de la
cadena de negocios que los inversores internacionales esperan comenzar a tejer
en la presidencia de Mauricio Macri. Sucede que quienes apuestan de a millones
creen que el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, promoverá el
desarrollo de las energías renovables con subsidios, como ocurre en otras
países. Y ese será entonces uno de los sectores con mayor potencial y por
tanto, más atractivos para la inversión.
En una reunión con empresarios, el ex presidente de Shell
prometió avanzar en dar estímulo a las energías renovables. El kirchnerismo
había preferido, en cambio, seguir subsidiando los combustibles fósiles.
Desde Genneia, su CEO Walter Lanosa cuenta que hay una
inversión comprometida de US$ 450 millones para concretar el Parque Eólico
Madryn. Un primer módulo producirá energía en 20 meses.
Un relevamiento de LA NACION entre economistas, empresarios
y analistas ofrece una aproximación sobre cuáles serán las mejores inversiones
en 2016. Además de la energía hay sectores conocidos como la agroindustria y se
suman otros muy postergados, como las producciones regionales. Además se espera
un revival de los bancos y una vuelta de los instrumentos financieros en pesos.
Un ejercicio para estimar cuáles serán los negocios con más
brillo es ver qué le falta al país. Eso sugiere Mariano Sánchez, socio a cargo
de Advisory de la consultora KPMG. "Tres grandes sectores serán
fomentados: la energía, la infraestructura y los agronegocios, que tendrán como
objetivo resolver problemas de suministro, de competitividad y de divisas, en
cada uno de los casos", afirma.
Según el especialista habrá oportunidades en shale oil y
gas, por la explotación de la formación Vaca Muerta. Y suma a las energías
renovables: "El país tiene condiciones para producir con sus vientos, que
son estables, y desde que se invierte hasta que se genera caja pasa poco
tiempo", analiza.
Ignacio Aquino, socio de Corporate Finance de PwC, considera
que todos los sectores pueden ser interesantes. "Hay una falta de
inversión importante y apetito de jugadores por entrar al mercado", dice.
Sus objetivos preferidos: agronegocios, alimentos y energía.
Algo similar dice Camilo Tiscornia, socio de C&T.
"Los activos argentinos en general van a ser muy atractivos si el nuevo
gobierno puede estabilizar la macroeconomía y salir del cepo cambiario, entre
otras cosas. Si la macro se torna predecible deberían destacarse sectores con
ventaja comparativa", explica. A los agroalimentos le suma el turismo y la
tecnología, sectores con algo en común: las ventajas locales perdieron terreno
a medida que se apreció, en términos comparativos, el tipo de cambio.
Pese a que los precios internacionales están muy bajos,
Aquino estima que la minería puede ser un actor destacado. "Los recursos
naturales son escasos, no están en todos lados y hay compradores estratégicos
como China", recuerda.
Julián Rooney, presidente de la Cámara de Comercio Argentino
Británica, dice que se percibe "un clima de negocios distinto" y
afirma que hay oportunidades en recursos naturales, minería, petróleo y gas.
Entre los negocios vinculados al campo, Fausto Spotorno,
director de la consultora de Orlando Ferreres, elige al trigo. "Falta
trigo, y si se liberan las restricciones a las exportaciones va a ser
negocio", dice. Según el CEO de Los Grobo, Horacio Busanello, "el
productor, como no sabe cuánto va a ganar invierte poco; ahora sabrá y va a
invertir".
"Las vedettes de 2016 van a ser las empresas farmacéuticas,
de tecnología y de alimentos; también el agro y los servicios
complementarios", considera Daniel Varde, socio de Deloitte.
Todos los especialistas, además, creen que habrá un repunte
casi inmediato de las economías regionales. La condición: una mejora del tipo
de cambio que no se absorba por un salto de la inflación.
Para Daniel Serventi, socio de Transaction Advisory Services
de EY Argentina, las mejores oportunidades estarán en los agronegocios y su
cadena de valor. Y agrega que los servicios recuperarán terreno porque un nuevo
tipo de cambio mejorará los costos laborales.
Al costado de la economía real y con los ojos puestos en
ella, los bancos volverán a tener su primavera. Así lo piensan Serventi,
Spotorno y Aquino. Los bancos fueron las grandes estrellas del kirchnerismo,
pero entraron en una ola descendente en los últimos dos años.
La economía podría reflotar los plazos fijos y los
instrumentos financieros en moneda local. "Los inversores vuelven al peso,
con instrumentos cuya tasa va de 32 a 35% anual", explica Lucas Lainez,
partner de Puente y director de Clientes Institucionales. Una de sus frases
puede resumir las expectativas de la economía: "Tras cuatro años de
dolarización de carteras, el peso vuelve a tener sentido".
1.- Trigo, una
estrella en el mundo de los agronegocios
Todos los analistas coinciden en que los agronegocios se
convertirán en la estrella de la economía de la mano de las políticas que se
espera que aplicará el gobierno de Mauricio Macri. Entre ellas se destacan una
devaluación y la eliminación o baja de retenciones a los cultivos. En ese
contexto, el trigo será una de las mayores apuestas de los productores. El
cereal se siembra en otoño-invierno (de mayo a julio, según las zonas) y se
cosecha en diciembre. Es una buena opción sembrar soja una vez recolectado.
Históricamente, el trigo fue visto como el cultivo para hacer caja a fines de
año. Pero con el kirchnerismo, la intervención en el mercado local y las trabas
para exportar le hicieron perder 2,5 millones de hectáreas de siembra. Horacio
Busanello, CEO de Los Grobo, cree que "el área de trigo va a aumentar como
mínimo 50% el año próximo por la baja de retenciones. Eso permitirá acceder al
mercado brasileño, que tiene precio preferencial".
2.- Energías
renovables, un sector lleno de expectativas
El desarrollo de las energías de fuentes renovables amenazó
con despegar varias veces durante el kirchnerismo. Pero nunca pudo hacerlo,
porque el gobierno saliente no terminó de darle al sector los estímulos
crediticios y financieros necesarios. En cambio se subsidió con miles de
millones de dólares todos los años la oferta de combustibles fósiles, como el
fuel oil y el gas, una política de la que hay pocos ejemplos internacionales.
El ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, considera que las
subvenciones a energías fósiles deberían ceder, y que deberían crecer las
destinadas a productos limpios. En diálogo con empresarios, prometió aplicar y
promover la ley de energías renovables, aprobada meses atrás por el Congreso.
Hay ejemplos exitosos y cercanos: Brasil desarrolló un parque eólico en
condiciones que algunos consideran están por debajo de las argentinas. Lo mismo
sucedió en Uruguay.
3.- El regreso de los
bancos, tras un breve "descanso"
Los bancos, grandes ganadores del modelo kirchnerista
durante la mayor parte de los 12 años de las gestiones de Néstor y Cristina
Kirchner, sufrieron los embates de nuevas regulaciones en los últimos tiempos.
A la caída de los pedidos de crédito se le sumaron la reducción de la
diferencia entre la tasa pasiva (la que pagan por los depósitos) y la activa
(la que cobran por los préstamos otorgados), algo que ocurrió por disposiciones
normativas. En mayo de 2014, la ex presidenta dispuso un techo a las tasas por
créditos personales, prendarios y comerciales. Y estableció un piso para las
tasas pasivas. Además se redujeron las comisiones. Pero la estadística muestra
un escenario favorable para el crecimiento. El ratio crédito/PBI, de alrededor
de 15%, es de los más bajos de la región, donde ronda el 38%. Para llegar a un
índice similar habría que duplicar el tamaño de los créditos. En otras
palabras: duplicar el tamaño del sistema.
4.- Plazos fijos e
instrumentos de ahorro en pesos, la novedad
El atractivo del ahorro en pesos será una novedad si el
presidente Mauricio Macri cumple con las promesas de la campaña. Según Lucas
Lainez, de Puente, "hoy los inversores están volviendo al peso, con
instrumentos cuya tasa ronda entre 32 y 35% anual". Hay una clave sencilla
para que la moneda local reconquiste el gusto del ahorrista: que la tasa real
sea positiva. En los últimos años del kirchnerismo, con una inflación
acelerada, el rendimiento de los plazos fijos fue menor a la suba de precios
estimada, por lo que perdieron interés. Para Ignacio Aquino, socio de Corporate
Finance de PwC, "puede crecer la bancarización con una economía más blanca
y mayor capacidad prestable". Nadie en el sector piensa que estas
herramientas puedan volver a los niveles de la llamada "plata dulce"
de principios de los 80, pero sí se cree que mejorarán sus rendimientos y se
volverán interesantes para ahorristas tanto pequeños y medianos como
institucionales.
5.- Minería, la
eterna promesa, esta vez con buenas chances
En el sector minero argentino suelen decir que Chile vive
del cobre, pero que a nivel local no se registra un desarrollo similar de ese
tipo de recursos. Y sostienen que la naturaleza no pudo haber sido tan injusta
como para volcar todos los minerales, como el oro y la plata también, del otro
lado de la cordillera de los Andes. El equipo de Mauricio Macri está al tanto
de eso. Los empresarios reclaman para el desarrollo del sector una revisión del
marco impositivo y el respeto a la ley de estabilidad fiscal que rige para la
actividad y que el kirchnerismo incumplió. El nuevo gobierno eligió como
secretario de Minería nada menos que a Daniel Meilán, quien ya pasó por esa
función y fue el creador de la ley que los empresarios mineros consideran como
el mejor instrumento para atraer inversiones. Meilán, además, se rodeó de un
equipo afín y de buena llegada al sector empresario, que tenía muy mala
relación con su antecesor, el ex secretario Jorge Mayoral.
6.- Servicios
públicos, uno de los rubros más postergados
El kirchnerismo convirtió en una de sus banderas la política
de subsidios y la negativa a otorgar aumentos tarifarios a las empresas de
servicios públicos, algo que derivó en la crítica situación por la que
atraviesan esas prestaciones, en especial en el caso de la electricidad. Esto
se tradujo en cortes del servicio constante y crónico todos los veranos. El
gobierno de Macri tiene definido aplicar un aumento en las tarifas, primero en
las del servicio eléctrico, para recomponer parcialmente los ingresos de
compañías como Edenor y Edesur. Los ajustes serán mayores a los que alguna vez
pensó el kirchnerismo, pero estarán por debajo de las expectativas de las
firmas. En un encuentro que mantuvo semanas atrás con empresarios del sector,
Aranguren afirmó que los cambios serán graduales. Aun así, podría reactivarse
al sector. Además habrá una recomposición y un ordenamiento paulatino de los
precios de la energía, para que converjan con los globales.
7.- Las economías
regionales se ilusionan con su recuperación
Quizás uno de los sectores más afectados por las últimas
decisiones del gobierno saliente son las economías regionales, que según todos
los analistas están en una situación crítica. Su recuperación depende de
algunas cuestiones relacionadas directamente con las decisiones que pueda tomar
el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay. Entre ellas, una baja de
las retenciones, la eliminación de restricciones para exportar y la mejora del
tipo de cambio, es decir, la devaluación del peso. Todos los especialistas creen
que habrá un repunte casi inmediato de las producciones, desde las de frutas
hasta las de granos. La condición es que una depreciación del peso no sea
absorbida por la inflación. En parte, el futuro de las economías regionales
está relacionado con la marcha del agro, ya que sus futuros beneficios
permitirían iniciar un derrame sobre pueblos y ciudades de varias provincias,
cuya actividad hoy está diezmada.
8.- Hidrocarburos, un
segmento que depende del escenario global
Aunque el petróleo y el gas sufren los mismos problemas que
la minería en lo que se refiere a los bajos precios internacionales, los
analistas aún sitúan al desarrollo de hidrocarburos como una gran oportunidad
de la economía que viene. Con una salvedad: a los valores actuales, los negocios
no serán a corto plazo, sino que tendrán la mirada puesta en un horizonte más
amplio. Pese a eso, la Argentina se vuelve interesante para inversores con la
intención de comprar a buen precio activos de alto potencial. La mayoría de las
miradas apunta a la formación geológica Vaca Muerta, en Neuquén. Pero también
podría haber novedades en la producción de petróleo y gas convencionales. En
este caso, los analistas anticipan un futuro promisorio para cuando se
recuperen los precios internacionales del petróleo, una cuestión que excede a
la política económica local. Algunos pronósticos indican que eso podría ocurrir
en dos años.
9.- El turismo,
frente a una oportunidad de repuntar
Los economistas afirman que la Argentina tiene enormes
ventajas competitivas en el sector turístico y destacan desde la belleza de
algunos de sus paisajes hasta la infraestructura puesta al servicio de quienes
llegan. Pero entre enero y octubre pasado entró una cantidad de turistas
inferior en un 2,7% a la de ese mismo período de 2014. Como contrapartida, las
salidas de argentinos hacia otros países aumentaron 14,1%, al igual que los
gastos en el exterior. En el décimo mes del año, cuando hubo elecciones, y
antes de que se les limitara el acceso a las divisas a las aerolíneas y las empresas
de turismo, los turistas locales siguieron viajando al exterior. Según el
informe de la Evolución del Turismo Internacional (ETI) que elabora el
cuestionado Indec, unos 590.000 argentinos pudieron viajar al extranjero ese
mes, lo que marca una suba interanual de 29,1% (la segunda en importancia este
año). Son números que podrían cambiar con una devaluación: salir del país
resultará más caro.
10.- La producción de
carne, una vez más, entre las elegidas
Para los economistas y para los empresarios del sector, la
producción de carne está subdesarrollada en la Argentina. Su crecimiento se
convertiría en una nueva fuente genuina de divisas, si se tiene en cuenta que
es una actividad con fuerte sesgo exportador. Con un alto prestigio en el
mundo, la carne argentina estuvo postergada por las restricciones que impuso el
kirchnerismo. Además, es el producto individual de mayor consumo en el país.
Por delante hay una tarea que no es fácil: habría que levantar limitaciones a
la exportación y convivir con fluctuaciones de precios. Una eventual
devaluación tornaría la producción argentina notablemente más competitiva. Pero
el proceso llevaría tiempo, porque los ganaderos vendieron vacas, algo que
redujo el stock de capital. Para volver a crecer deberán importar o retener
hembras, algo que implicaría una reducción momentánea de la oferta. El impulso
que se espera para los agronegocios ayudará al desarrollo.
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