Quienes hasta ahora se habían hecho ricos ofreciendo un
servicio personalizado de intermediación entre el oferente y el comprador, hoy
están agarrándose la cabeza, viendo cómo reinventarse. Nuevos productos o
plataformas tecnológicas vinieron a reemplazarlos y su desafío por adaptarse
es, en este momento, brutal. Te hablo de inmobiliarias, agencias de viaje,
consignatarias de hacienda, etcétera. ¿Morirán?
Quienes se reinventen tendrán que mantener el servicio, pero
modificando el canal, ofreciéndole al consumidor una solución directa, en la
que pueda acceder al producto desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Basta con mencionar a Mercado Libre, ZonaProp y DeMotores
para decir que esto comenzó hace años, pero vale remarcar que hoy ya está
penetrando en todos los rincones de cada uno de los sectores a pasos
agigantados.
Y quienes no se suban a la ola, en gran parte, agonizarán. Sin embargo
quedará espacio para unos pocos de la vieja escuela, cuyo valor agregado será
un intangible que pocos puedan pagar.
¿Esto quiere decir "me pongo a estudiar
programación"? No necesariamente. ¿Me busco otro trabajo? Tampoco.
Necesitamos que las
empresas se reinventen. Necesitamos intrapreneurs; es decir, emprendedores
dentro de las compañías. Y que los conceptos Lean Startup, Design Thinking y Canvas dejen de ser sinónimo de
start up únicamente y pasen a ser implementados en estructuras grandes o ya
establecidas, hasta incluso en las entidades estatales.
Tenemos que aprender a trabajar de una forma distinta. Hace
falta volver a escuchar al consumidor y entender qué es lo que quiere o
necesita.
Necesitamos volver a repensar lo que ya estaba probado y comenzar a
validar nuevos caminos.
Es fundamental desarrollar un MVP (producto mínimo viable)
barato y rápido para lanzarlo y luego ir mejorándolo continuamente con foco en
lo que el cliente necesita. Es importante volver a reformular. Mientras más
rápido lo hagamos, menos tardaremos en corregir.
Los equipos que lleven adelante estos proyectos deben ser
necesariamente interdisciplinarios. La novia ideal de quien desarrolle el
producto es quien pueda venderlo, sea a clientes como a socios, inversores,
empleados.
Un sinfín de emprendedores (o personas con ideas) se acercan
a nuestra empresa suponiendo que encontraron la solución a un problema, cuando
en definitiva no es más que lo que ellos suponen.
Nuestro valor radica en validarlo, en producirlo bien y
producirlo rápido, pero por sobre todo escalable, para responder con altura a
medida que el usuario o consumidor final demande cada vez más nuevas
funcionalidades.
El paradigma cambió y los elefantes tienen que ocuparse de
convertirse en perdices.
Emprender no sólo es comenzar una empresa nueva, es un
estilo de vida.
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