El desempleo, que afecta en España a más de
la mitad de los menores de 25 años, es una lacra que lastra tanto la economía
del país como las aspiraciones profesionales y vitales de toda una generación.
De ahí la necesidad de implementar y
prestigiar un sistema de formación
profesional dual para aumentar la cualificación y especialización de los
alumnos y, por tanto, su empleabilidad. ¿Cómo? Combinando clases teóricas
en los centros educativos con formación práctica y remunerada dentro de las
empresas.
La FP dual ya funciona con éxito en otros
países de la UE, como Alemania, Austria y Dinamarca, donde se ha demostrado
eficaz para combatir el paro juvenil. Las diferencias son abismales: mientras
que en Alemania esta modalidad ronda el 70% de la oferta de FP, en España
supone un escaso 2%.
La falta de compromiso de muchas empresas, el
poco peso de la industria en el sistema productivo, el estigma que la FP tiene
en España y la tendencia a cursar estudios universitarios o de formación
profesional superior explica el poco
arraigo del sistema dual.
Estas son algunas de las conclusiones que
expone el estudio "La Formación
Profesional dual como reto nacional. Una perspectiva desde la empresa",
coordinado por José Ramón Pin, director
del International Research Center on Organizations (IRCO) del IESE y titular de
la Cátedra José Felipe Bertrán de Gobierno y Liderazgo en la Administración
Pública.
Receta
contra el paro juvenil
Aunque queda mucho camino por recorrer, el
informe demuestra que España comienza a apostar por la FP dual. En concreto, el
Gobierno ha adoptado una serie de medidas que incluyen incentivos para los alumnos, los centros educativos y las empresas que
implanten este tipo de formación profesional.
En este sentido, es imprescindible que todos
los actores sociales (sindicatos, empresarios, administraciones públicas,
educadores, familias y alumnos) se impliquen y colaboren para convertir el
sistema dual en un modelo eficaz.
Así, el
papel de las pymes es crucial para garantizar una FP dual de calidad. En
Alemania, por ejemplo, la normativa hace posible que una amplia mayoría de
pymes puedan participar en este tipo de formación y su implicación ha sido
clave para el éxito del sistema.
A partir de la experiencia alemana, las
autoridades, empresas y sistema educativo español deberían ser capaces de
adaptar el sistema dual de FP a las singularidades del país. El objetivo es que
los jóvenes se preparen para ejercer un oficio a corto plazo y accedan al
mercado laboral cuanto antes.
A su vez, la formación profesional dual sería
una herramienta eficaz para combatir el
abandono escolar, que en España se sitúa en el 25%.
Trabas
no solo burocráticas
El estudio del IRCO indica que uno de los
impedimentos para una buena implementación de la FP dual en España es la
descentralización administrativa y política de las competencias de educación.
Cada comunidad autónoma regula la FP dentro
de su territorio, por lo que las empresas que quieren participar en la
formación de jóvenes deben superar una verdadera carrera de obstáculos. Es lo
que les está sucediendo, por ejemplo, a compañías como NH Hoteles, Airbus y
Nestlé.
Otra de las dificultades que apuntan estas
empresas es el choque cultural y rechazo social que aún existe con la FP dual a
diversos niveles:
- Algunos empleados ven con recelo a los alumnos, a quienes consideran competidores.
- Faltan tutores preparados que sepan trabajar con aprendices.
- Existe un exceso de proteccionismo por parte de algunos padres.
- En España no se da una búsqueda activa de sinergias entre centros educativos, familias, administraciones y empresas.
- Imperan ciertos recelos en algunos colegios, que temen ser sustituidos por las empresas en la preparación de los alumnos.
- Falta compromiso por parte de algunos profesores.
Decálogo
de buenas prácticas
José Ramón Pin moderó un foro de opinión con
representantes de la Administración, sindicatos, empresas, centros educativos y
fundaciones, del que surgió un decálogo de buenas prácticas para solucionar los
problemas relacionados con la FP dual en España:
- Simplificar los trámites administrativos.
- Facilitar a las empresas la tarea formativa.
- Respaldar socialmente la figura del aprendiz.
- Reforzar la figura del tutor en la empresa.
- Promover un sello de calidad de la formación profesional dual.
- Regular la formación online.
- Incentivar a los centros educativos y a las empresas.
- Implicar a todos los agentes de la cadena de valor.
- Ofrecer un marco jurídico que aporte seguridad.
- Promover foros de intercambio de opinión entre los agentes implicados.
Perspectivas
optimistas.
Aunque es necesario un cambio de mentalidad y un mayor
compromiso de todas las partes implicadas, en los dos últimos años se aprecia
un cambio de tendencia, con la puesta en marcha de distintos proyectos en
algunas comunidades autónomas que permiten afrontar el futuro con cierto
optimismo.
Sin ir más lejos, en 2014 se ha doblado el porcentaje de alumnos
españoles matriculados en programas de FP dual con respecto al año anterior.
También se ha duplicado el número de centros que ofrecen este tipo de
formación, así como la cifra de empresas, que ha pasado de 513 a 1.570. Y
existe un claro interés por parte de la Administración pública en potenciar
este tipo de formación.
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