Facebook es una de las
empresas más deseadas del mundo a la hora de buscar trabajo, pero sólo hay un
camino para conquistar el exquisito paladar laboral de su CEO y entrar en la
élite de la compañía.
La presencia de Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, esta
semana en el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona era uno de los
acontecimientos más esperados por los asistentes. Aunque el fundador de la mayor
red social del mundo no logró eclipsar a los smartphones y dispositivos
inteligentes más punteros y tampoco se explayó explicando los futuros grandes
planes de su compañía, sí que dio una valiosa lección sobre las condiciones sine qua non que deben cumplir
los que aspiren a formar parte de la élite de Facebook.
Zuckerberg explicó en su conferencia del MWC que si tuviera
que elegir a un empleado que estuviera directamente a su cargo «sólo contrataría a alguien para quien él
mismo trabajaría», una regla que, en su caso y según sus propias palabras,
ha demostrado ampliamente su eficacia.
Independientemente de si las nuevas tecnologías son o no
santo de nuestra devoción, cuando el CEO de una de las mayores y más exitosas
compañías del mundo habla sobre lo que considera indispensable en un candidato
es mejor abrir bien los oídos y tomar nota. Eso sí, Zuckerberg quizás debería replantearse la validez de esta
norma no escrita teniendo en cuenta que algunos de los que no pasaron sus
procesos de selección le han costado
años después miles de millones a Facebook.
Es el caso de Jan
Koum y Brian Acton, fundadores de WhatsApp, que entraron a formar parte del ‘club de los rechazados’ de la compañía en
2007. La tecnológica tuvo que remediar la ceguera temporal que le impidió
darse cuenta del talento y el potencial de ambos comprando su app de mensajería
el año pasado por 19.000 millones de dólares.
Por otra parte, un caso de éxito de esta regla es el de Sheryl Sandberg, jefa de operaciones de
la red social, cuya labor, según el CEO, ha
sido clave en la buena salud de Facebook como negocio y como organización.
«Facebook no es una
compañía en la que todos pueden entrar»
Evidentemente, Zuckerberg
no es el encargado de elegir quién forma parte y quién no de su personal,
salvo contadas y excepcionales ocasiones. Aun así, los procesos de selección de
la tecnológica siempre se han encontrado entre los más exigentes del mundo.
Esta dificultad de acceso es algo lógico si se tiene en
cuenta que Facebook se alzó en 2014 como
la quinta empresa de todo el mundo más deseada a la hora de trabajar, según
un estudio de LinkedIn, y que, además, su
número total de empleados apenas alcanza los 10.000. Pueden parecer muchos,
pero son una nimiedad si se los compara con otras firmas que juegan en su misma
liga como Google (que suma 55.000) o Microsoft (que cuenta con 127.000) y,
además, Zuckerberg insiste en que siga siendo así y recalcó en el MWC que una de las cosas más importantes es «tener
un equipo tan reducido como sea posible».
Muchos de los que finalmente entran en la selecta familia
Facebook pasan por el escrutinio experto de ejecutivos como Julie Zhuo, directora de diseño de
productos, que explicó al portal First Round hace casi un año qué pruebas tenían que pasar los que finalmente
obtenían su tarjeta de empleado. Una información a tener en cuenta ya que
la, según la CNN, la compañía tenía
pensado añadir en enero unos 1.100 empleados más a su filas entre
encargados de publicidad, personal de apoyo en recursos humanos,
desarrolladores para su casco de realidad virtual Oculus VR o especialistas en
drones.
En primer lugar, para entrarle por los ojos a la tecnológica
es indispensable destacar entre la
multitud por el trabajo que ya se ha hecho, por ejemplo, por desarrollar
una app interesante o haber aprendido a programar de manera autodidacta. Una
vez llamada la atención de los reclutadores, estos valorarán no sólo la
funcionalidad del candidato sino su
potencial, su seriedad, su visión de futuro y su capacidad para trabajar en
equipo a través de entrevistas personales y la elaboración de proyectos
conjuntos entre varios aspirantes. Algo que no suele impresionar a los sabuesos
de Zuckerberg a la hora de olfatear nuevos talentos son los títulos que cuelguen en su pared, quizás porque que el propio
CEO dejó la universidad, como otros muchos visionarios tecnológicos, para
fundar su empresa.
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