Todavía falta tiempo
para que veamos un coche de Apple, si es que alguna vez se fabrica. Más cercana
parece la cuestión sobre cómo ve su futuro la empresa.
Apple tiene a varios cientos de empleados trabajando en los
diseños de su coche eléctrico en un proyecto secreto que lleva por nombre
Titan, según ha podido saber Wall Street Journal. El proyecto ha avanzado lo
suficiente, ya que se sabe que los empleados de Apple mantienen reuniones con
fabricantes especializados en automóviles de alta gama.
Es probable que los fans de Apple se emocionen ante la
perspectiva de un iCar. Y los enormes recursos financieros de Apple, que
incluyen una liquidez de casi 178.000 millones de dólares, se consideran una
garantía para cualquier negocio. La cuestión sobre la incursión en el sector
del automóvil no está relacionada con la capacidad de Apple para financiar sus
planes.
Más bien gira en torno a cómo se desenvolvería la compañía en un
entorno sometido a una mayor regulación, con largos ciclos de diseño y
completamente ajeno a sus principales competencias. Resulta, por tanto,
tentador pensar que la iniciativa es un tanto descabellada.
Hay quien también
lo verá como un proyecto demasiado costoso destinado a plantar cara a Google,
que también cuenta con sus propios planes para fabricar coches que se conducen
solos. A pesar de todo, Apple juega desde una posición de fortaleza. El iPhone
6 ha sido todo un éxito, logrando captar cuota de mercado de sus competidores.
Sin embargo, ese éxito tiene un inconveniente, y es que en
torno a dos tercios de los ingresos de Apple proceden en la actualidad de una
única línea de producto -en una industria en la que las marcas pueden perder su
brillo con rapidez. Y aunque el lanzamiento de Apple Watch está próximo, el
mercado potencial para ese dispositivo sigue sin estar claro.
Así que Apple no
puede permitirse el lujo de dormirse en los laureles. Tampoco puede tener una
actitud conformista. Para que los ingresos previstos para 2017 creciesen sólo
un 10% harían falta otros 25.000 millones de dólares de ingresos -unas siete
veces las ventas anuales de Tesla Motors en la actualidad. Con sólo sumar una
pequeña porción del negocio de coches de lujo, eso podría contribuir a
diversificar los ingresos de Apple.
Y aunque no llegue a lanzar su propio coche
-los consumidores aún no han visto esta televisión de Apple de la que tanto se
ha hablado- la compañía podría hacer importantes avances en áreas como las
baterías, el software y la electrónica. Todas ellas podrían constituir un
negocio lucrativo por derecho propio.
En el caso de los inversores, el destino podría justificar
lo que probablemente sea un largo viaje. Pero no deberían permitir que los
sueños en torno a un iCar se alejen demasiado de la realidad.
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