Fuente: AFP
Algo inusual: los economistas por un rato dejan de discutir
de números y se concentran, en cambio, en letras. Para algunos expertos, como
el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos Lawrence Summers, la recesión
impulsada por la pandemia tendrá forma de "V": caída
abrupta al principio y luego recuperación, una vez que se termine la
cuarentena, ya que no se trata de una depresión tradicional, sino más bien de
lo que Paul Krugman denominó un "coma inducido". Para otros, como el
propio Krugman o los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, se tratará
de una depresión prolongada, sin rebote en el corto plazo, más parecida a una
letra "L".
Hay quienes sospechan que la dinámica de
"serrucho" entre restricciones y casos de Covid-19 en los próximos
meses (se relaja la cuarentena, aumentan los contagios, se vuelve a restringir,
y así) llevará a una eventual recuperación en "W", a la par de estas
idas y vueltas (ese es uno de los escenarios que dibuja la consultora
McKinsey). Azeem Azhar, de Exponential View, propone una "Z
tridimensional", con una recuperación que no llevará al punto de retorno,
sino que irá por otra avenida por el cambio estructural que se producirá en el
medio.
"Yo creo que vamos a ver una letra intermedia entre la
'V' y la 'L', una suerte de letra griega 'Ypsilon' ()", opina el
economista argentino y director de la Escuela de Gobierno de la UTDT, Eduardo
Levy Yeyati. "Es cierto que en principio se suspende la actividad. Y
cuando todo se reanude, no tendría por qué ser distinto el panorama. El
problema es que en el medio se 'rompen' cosas: se pierden empleos (que no se
recuperan, por lo cual no se vuelve al nivel en el que se estaba), hay empresas
que quiebran, se rompen contratos y empeoran las expectativas", agrega.
La dificultad de las expectativas deterioradas le pega a la
Argentina y a su posibilidad de conseguir inversión o financiamiento, pero
también le pega a sectores a nivel global, como el caso de las aerolíneas o las
cadenas de hoteles, en tanto esta "danza" (como la calificó una nota
en Medium) de apertura de restricciones-rebrote pandémico-vuelta a
cerrar (como sucedió la semana pasada con Singapur) se prolongue por varios
meses. "Vamos a ver, por ejemplo, muchas nacionalizaciones de líneas
aéreas; el Estado va a tener que inyectar dinero a cambio de acciones y luego
revenderlas cuando todo pase", especula Levy Yeyati.
Este "abecedario" de la trayectoria de la crisis
que se discute tiene que ver con una recesión o depresión que no tiene
referencias históricas similares. Reinhart, en una entrevista que le dio la
semana pasada al periodista de Clarín Ezequiel Burgo, sostuvo que lo más
parecido para tomar como base es la Gran Depresión del año 30:
"Encontramos que los niveles de volatilidad [en Wall Street] de hoy no se
ven desde 1929; superaron ya los que se registraron en las crisis de emergentes
de los 90, tras la caída de las Torres Gemelas en 2001, y en la recesión global
de 2009", sostuvo la académica, que trabaja en tándem con el ex
funcionario del FMI Rogoff, el economista con ELO (puntaje de ajedrez) más alto
del mundo.
Levy Yeyati va más lejos y piensa que no hay punto de
comparación con ninguna otra crisis en la historia del capitalismo moderno. Es
una "especie" de recesión nueva, desconocida, y caracterizarla bien
será central para acertar con las herramientas que ayuden a superarla lo antes
posible. Días atrás, el economista argentino Iván Werning, junto con sus
colegas Verónica Guerrieri, Guido Lorenzoni y Ludwig Straub, publicaron una
investigación de alto impacto en el ámbito académico y en el de políticas
públicas (fue muy elogiada por el propio Krugman), en la cual muestran que un
shock negativo de oferta como el que está ocurriendo puede llevar a una
recesión por deficiencia de demanda.
Para Levy Yeyati, la cuenta del costo de la crisis económica
del Covid-19 ya está en el orden del 1,5%-2% del producto global. En la
Argentina, la caída este año podría llegar al 5%. La herramienta disponible sin
financiamiento a nivel local pasa por la emisión monetaria. "Es muy difícil
determinar cuál es el límite de dinero emitido que dispara una corrida
inflacionaria mucho mayor, porque hoy no podemos medir precios, y su dispersión
es enorme", dice. El profesor de la UTDT y de Harvard cree que hay que
pedir el remanente de dinero del FMI; es algo que se puede lograr, pero que a
nivel operativo va a demorar, con lo cual no es una alternativa ante las
urgencias de las próximas semanas.
El resto de América Latina enfrenta restricciones que en
algún punto son parecidas. La baja en la nota de calificación de riesgo para
países como Colombia (ya a un paso de perder el grado de inversión) limitará la
posibilidad de financiar el mayor desequilibrio fiscal con deuda. Y en la
región hay un enorme problema de desigualdad y de informalidad, que deja a los
instrumentos de protección social limitados a una parte de la población,
mientras el resto queda a la intemperie.
La discusión entre "economía y salud" que se dio
desde el inicio de la pandemia está llena de trampas y falacias, según opina
Levy Yeyati. "En primer lugar, se puede debatir en abstracto, pero en la
práctica hay lugares donde la cuarentena es muy difícil de aplicar, por
hacinamiento, por violencia doméstica o porque salir a trabajar es una cuestión
de supervivencia. Y hay que tener en cuenta que las recesiones también se
cobran vidas: los pobres viven menos que los ricos y las crisis macro producen
pobreza persistente; la menor inversión en mantenimiento de rutas hace que se
muera más gente por accidentes de tránsito, y hay muchos efectos de segundo y
tercer orden que se pueden producir".
De alguna firma, sigue el execonomista jefe del Banco
Central, la situación se parece al dilema de las vías de tren ("trolley
problem"): un tren se dirige hacia un lugar donde hay cinco personas
atadas a la vía y si nadie hace nada, morirán. Si alguien gira una palanca, el
tren se desvía hacia otro camino en el cual hay una persona atada: un costo
menor, pero nadie quiere "decidir" ser el responsable de esa muerte.
¿Habrá sectores que podrán aprovechar esta situación? Levy
Yeyati sugiere que podrían ser las empresas de delivery, o los fabricantes de
insumos y equipamiento médico si las cosas se hacen bien desde el sector
público (activos que deberían persistir una vez que pase la pandemia). No cree,
como escribió el columnista del Financial Times Martin Wolf,
que esta crisis "acelere la historia" en materia de incorporación más
rápida del trabajo remoto. Pero sí considera que hay agendas que surgirán con
fuerza renovada: la de establecer estatutos para trabajadores independientes,
la de las reformas de los sistemas de salud y la del ingreso universal (en las
economías que tengan plata para contemplarlo como una posibilidad).
Levy Yeyati termina la entrevista con LA
NACION, en el marco de una clase del Instituto Baikal, y cuenta que se
niega a eliminar de su Google Calendar un viaje a Turquía y Grecia que tenía
agendado esta semana, para disertar. "Me gusta tener a la vista esta vida
paralela alternativa", se ríe. Como en la novela El hombre en el
castillo, de Philip Dick, que en 1962 inauguró un género de ficción sobre
futuros alternativos (la historia imagina lo que hubiera ocurrido si Alemania y
Japón ganaban la Segunda Guerra Mundial).
Levy Yeyati no lee en estos días pensadores de actualidad,
ni reflexiones sobre el fin o la reinvención del capitalismo, sino que se
refugia en literatura de ficción. Que, tal vez, tenga una mejor capacidad para
describir lo que está ocurriendo que el más inspirado de los Hararis.
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