La desesperanza, la indefensión y la incertidumbre
generan ansiedad y depresión.
Las empresas saben que un buen clima laboral favorece el
compromiso y la productividad. Pero, ¿cómo lograr algo parecido a eso en la
situación de extrema incertidumbre desatada por la pandemia de
coronavirus?
El miedo al contagio de quienes trabajan en
actividades esenciales, la angustia por la situación de aislamiento de
los que viven solos y el estrés provocado por las dificultades
para trabajar desde casa, por los problemas de convivencia y por las
preocupaciones económicas ocupan los primeros puestos entre los malestares del
presente.
Síntomas como el insomnio, la ansiedad o la
sensación de opresión en el pecho afectan directamente la vida laboral de las
personas, además de, claro está, su vida afectiva y familiar. En las empresas
que ya contaban con programas de asistencia al empleado, diseñados para
orientar, contener e informarlos sobre aspectos psicológicos, legales y
financieros, hubo un incremento en el uso de las líneas gratuitas para
asistencia psicológica. En las demás, son los líderes y las áreas de recursos
humanos los que tienen que asumir, más allá de su propia situación, un rol de
contención.
"Estamos viviendo la tormenta perfecta", sintetiza
Patricio Navarro Pizzurno, psicólogo clínico especializado en recursos humanos
y gerente general de la consultora Cia de Talentos. "Los dos principales
cuadros del mundo occidental son la depresión y la ansiedad y las emociones que
las disparan son la desesperanza, la indefensión y la incertidumbre:
hoy tenés las tres tanto en lo laboral como en lo personal", detalla.
En este contexto, "se nota un incremento muy
sustancial de los indicadores de ansiedad en el trabajo, como empleados que
siempre funcionaron bien y hoy mandan un parte de ataque de pánico",
ejemplifica Navarro Pizzurno.
El aumento del estrés está asociado a las dificultades del
trabajo hogareño en el contexto del aislamiento obligatorio. "Trabajar desde
la casa es un desafío, sobre todo para los que tienen hijos. Y entre los que
están obligados a hacerlo para subsistir, muchos refieren la imagen del
violinista en el Titanic. Hay una constelación de factores: crisis económica,
sanitaria, adaptación al teletrabajo, cancelación del ciclo lectivo y una
incertidumbre prospectiva como pocas veces se ha visto", enumera el
especialista.
En este contexto, las empresas tienen que "acompañar
el teletrabajo fuertemente: no está bueno llamar a alguien para pedirle algo
a las 8 de la noche. Hay que tratar de mantener el encuadre", enfatiza.
Por otro lado, "el rol de recursos humanos es
clave". Según Navarro Pizzurno, deberían reconvertirse en agentes de
salud: "Ver qué pasa con los empleados como en el viejo esquema de visita
a la planta, presentificarse. Ponerle una cara a la empresa. Encuadrar bien el
teletrabajo, tener una presencia real y después acompañar con alguna
herramienta lo que está ocurriendo como contexto psicopatológico",
describe.
Así, como no es posible ofrecer terapia a la dotación
completa, lo que puede hacerse es "acompañar con una repuesta
psicoeducativa: actividades de formación, desarrollo, capacitación sobre
estos temas, de manera que los empleados sepan cuándo es momento de llamar a un
psicólogo", sugiere.
"El miedo y la angustia son emociones
esperables en este tiempo. Si contamos con herramientas para manejar
esas emociones, podemos prevenir que se transformen en un síntoma",
advierte Andrea Lardani, directora del Grupo Wellness Latina, que ofrece
programas de asistencia a empleados para empresas nacionales y multinacionales.
Lardani asegura que están recibiendo muchas consultas en el área
psicológica y que los temas que se repiten son el miedo al contagio y
el estrés por sobrecarga de actividades.
El tercer tema de consulta surge de las personas que están
en cuarentena solas: "están trabajando, pero el hecho de no tener
contacto humano les genera angustia, aunque estén conectados con familia y
amigos", observa Lardani.
"Luego, yendo a temas más personales, hay un aumento
de las consultas por crisis y conflictos de pareja, sobre todo en aquellos
casos que tenían problemas anteriores y que, al estar conviviendo 24 horas, han
llegado a niveles emocionales elevados", agrega.
Además de ofrecer las líneas de contención para empleados y
sus familias, muchas organizaciones solicitan charlas online sobre cómo
manejar la ansiedad y la incertidumbre. "También nos han
solicitado charlas sobre recursos para aumentar la resiliencia y sobre manejo
del tiempo en aislamiento", agrega. Esto no sólo sucede en la Argentina,
sino en otros países de América latina.
La situación exige una respuesta excepcional de los
líderes. Según Paula Cabalen, consultora estratégica y coach, "primero
la persona tiene que poder ver que necesita ayuda. Y, en general, el perfil del
CEO es 'me las sé todas'. Por eso necesita irse a su perfil emocional,
empático".
La comunicación diaria y cercana, alentando la empatía de
los líderes, fue parte de las acciones que se tomaron en la empresa Thomson
Reuters para afrontar la crisis. "Buscamos que los empleados estén en una
situación de confianza y tranquilos. Que sientan esa cercanía de los
líderes", describe Rodrigo Hermida, gerente general para el sur de
América Latina. El mensaje es que "esta crisis, como todas las demás, va a
pasar", asegura.
En cuanto se dispuso el trabajo a distancia: "la
principal preocupación fue asegurar que todos tuvieran un espacio adecuado: que
tengan wi fi en sus casas, computadoras y monitores acordes, y que quien lo
precise tenga una silla ergonómica para trabajar", indica Hermida.
Además, se comunicaron las mejores prácticas para el home
office: "establecer una rutina, separarte tiempo para tus cosas
personales, no quedarte todo el día en pijama. Y si tu hijo está al lado tuyo y
hace ruido, está bien. Tener reuniones de trabajo donde aparece un
Spiderman o un perro tira un mate, es normal. Hay que humanizar esas
situaciones, es esperable que eso pase y ayuda a unirse desde otra
perspectiva", asegura el ejecutivo.
En especial, "estamos atentos a aquellos casos sin
redes de contención, las personas que están viviendo solas o las más grandes.
Sabemos que los empleados miran los respuestas de los líderes y los clientes
miran a la empresa y a sus colaboradores", agrega.
La empresa contaba con un programa de bienestar (wellbeing)
que adaptaron al trabajo a distancia, incorporando, por ejemplo, "pausas
activas virtuales". También tienen un programa de asistencia al
empleado que les permite tratar temas como la incertidumbre o el estrés. En
este tiempo, "tuvimos más consultas que lo habitual", dice
Hermida.
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