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Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

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miércoles, marzo 25, 2020

Por qué el mindfulness le ayudará a trabajar mejor desde casa

La atención plena es el elixir de la productividad, una técnica que le ayudará a ser más productivo sin estrés.

Si puede vivir el momento cuando ve su programa favorito o esa película que de tanto usarla anticipa todos los diálogos, ¿por qué no puede hacerlo mientras come, trabaja, habla con una persona o simplemente se toma un café? Si en esta época de confinamiento es uno de los privilegiados que puede teletrabajar pero no logra concentrarse, mantener la atención puede ayudarle a terminar su tarea diaria sin estrés. El mindfulness es sólo el principio. Recuerde que el 80% de nuestra productividad se consigue en el 20%. Llegar a ese 20% es el objetivo.

¿Qué es?

"El mindfulness es un entrenamiento mental para abordar la vida con la exigencia que impone pero con un desgaste mínimo para la salud física, mental y emocional". Quien así lo definía en un reportaje publicado en Expansión era Alejandra Vallejo-Nágera, psicóloga, divulgadora científica y escritora.
Jon Kabat-Zinn es el padre de esta técnica como disciplina científica. A finales de la década de 1970, este profesor emérito de medicina estadounidense puso en marcha la Clínica de Reducción del Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Hay que remontarse a 2.500 años atrás para encontrar las raíces del mindfulness en el buda histórico; aunque tal y como se conoce en occidente está desprovisto de cualquier componente que lo vincule con una religión. El mindfulness es una filosofía de vida que incluye la práctica de la meditación.
Convertir en hábito hacer una pequeña pausa a lo largo de la jornada que nos advierta de qué estamos haciendo es un buen comienzo. Inspirar e inspirar durante un par minutos cada hora, observando como el aire entra y sale de nuestros pulmones, marcará el ritmo. Los más veteranos en esta práctica recomiendan, además, hacer al menos un par de meditaciones de 20 a 40 minutos: una al empezar la jornada antes de enfocarnos en nuestra actividad, y otra cuando demos por finalizado nuestro trabajo diario.

¿Para qué sirve?

Beatriz Calvo es experta en esta materia y directora de Ariadna TV. Asegura que el mindfulness se puede utilizar como una estrategia para adaptarnos al nuevo contexto: "También como una herramienta que aumenta la salud y la calidad de vida y la productividad. Al aumentar la concentración y la capacidad de respuesta a las situaciones de estrés, inhibimos de forma paulatina las reacciones automáticas que están detrás de muchas distracciones digitales, por ejemplo".
¿Cuántas veces consulta las redes sociales en su Smartphone cuando está trabajando? Lo personal y lo profesional se confunde en estos canales que son un elemento de despiste continuo. Beatriz subraya que entrenar el esfuerzo de mantenerse conectado al objeto que tenemos entre manos provoca una relajación que, luego, puede trasladarse al quehacer diario.
Menciona el eustrés, el tipo de estrés que se activa en un escenario de alarma o peligro como el que vivimos, pero con un componente cognitivo de oportunidad: "Esto aumenta los recursos neuronales para poder sortear los obstáculos y salir fortalecido de la prueba sin los efectos secundarios del cortisol". Subraya Beatriz que "la práctica de mindfulness tiene esa capacidad de generar elementos cognitivos de oportunidad en el nuevo escenario laboral que supone el teletrabajo".

¿Cómo atajar la incertidumbre y el miedo?

Aceptar la incertidumbre de una situación que se prolongará de manera incierta es parte de la receta para rendir más. Úrsula Calvo, fundadora de Úrsula Calvo Center y experta en transformación personal, plantea la siguiente reflexión: "No sé lo que va a suceder, pero no lo necesito para saber lo que sucede en este momento, y puedo aceptarlo y vivirlo tal y como es ahora". Detener los pensamientos es imposible, ni se plantee intentarlo. "Lo importante es darnos cuenta de que son sólo eso: pensamientos. "Los pensamientos son reales, pero no son la realidad, y no tengo por qué creérmelos", afirma Úrsula.
Beatriz propone detectar esos pensamientos negativos, "observando cómo nos arrastran a contarnos películas donde somos víctimas, y analizando cómo esa ficción que vivimos en primera persona pero que no ha sucedido nos inunda de adrenalina y cortisol, es decir, miedo. Primero es distrés -estrés negativo ante una situación de alarma- y luego ansiedad. Conviene cortar esta cadena desde el momento en que lo detectamos".
Identificar cada pensamiento es crucial. Úrsula advierte de que "las hormonas del estrés, como el cortisol, desactivan nuestro sistema inmunológico para conservar la energía del cuerpo". Hace referencia al doctor Bruce Lipton, quien aseguraba que las hormonas del estrés son tan efectivas para apagar nuestro sistema inmunológico, que los médicos las suministran a los pacientes que han recibido un trasplante de órganos para evitar que su sistema inmunitario rechace los implantes extraños.

La técnica para enfocarse en una actividad

La respiración es la herramienta definitiva, el ancla que le ayudará a parar para avanzar. "Consiste en observar nuestra respiración, cómo entra y sale a través de nuestras fosas nasales, sin juicio, y volviendo a la observación tantas veces como la mente se distraiga... muchísimas más de las que un principiante pueda imaginar", explica Beatriz.

Úrsula plantea cinco claves:

  • Liberar la mente del exceso de actividad o ruido de fondo, a través de la meditación: al menos 20 minutos antes de comenzar nuestra tarea diaria.
  • Establecer como prioridad mantenerse en el presente: "Dejar ir los pensamientos relacionados con el pasado o con el futuro y llevar la atención al momento presente, una y otra vez, sin juzgarnos".
  • Tratarnos con amabilidad y comprensión, "es fundamental para recuperar el centro".
  • Realizar ejercicio físico, "que incluya estiramientos conscientes y finalicen con un pequeño automasaje en las zonas con más tensión, como el cuello o los hombros, antes de centrarnos en nuestra actividad".
  • Hacer descansos periódicos, "de no menos de dos minutos cada hora para despejar y aclarar la mente".


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