Cómo sentarse y
moverse cuando se trabaja Fuente: Archivo - Crédito: Shutterstock
La ergonomía es una ciencia relativamente nueva, surgida en
la década del 50 del siglo XX. La Asociación Internacional de Ergonomía (IEA)
la define como "una disciplina científica de carácter multidisciplinar,
que estudia las relaciones entre el hombre, la actividad que realiza y los
elementos del sistema en que se halla inmerso, con la finalidad de disminuir
las cargas físicas, mentales y psíquicas del individuo y de adecuar los
productos, sistemas, puestos de trabajo y entornos a las características,
limitaciones y necesidades de sus usuarios, buscando optimizar su eficacia,
seguridad, confort y el rendimiento global del sistema".
La higiene postural consiste en saber mantener correctamente
diferentes posiciones del cuerpo mientras se está en movimiento, en quietud o
realizando alguna actividad de la vida diaria. Y su función es evitar los
riesgos de que se produzcan lesiones. Principalmente, se trata de aprender a
proteger la columna vertebral.
El análisis de las posturas requiere conocer en detalle el
ambiente laboral. Si hablamos de puestos de oficinas vamos a evaluar el
mobiliario en su totalidad y las condiciones ambientales. Si, en cambio,
pensamos en las personas que trabajan en la industria o en la construcción, nos
centraremos en conocer su interacción con las herramientas que utiliza, los
procesos de trabajo y su medio ambiente.
Una "buena" postura para el bienestar corporal en
el trabajo es fundamental para nuestra salud.
Pero, ¿por qué adoptamos malas posturas o posturas forzadas
y cuáles son sus consecuencias?
Una buena postura, ya sea que la persona esté sentada o de
pie, es aquella en la cual nuestros segmentos corporales están dentro de los
ángulos de confort. Si estamos sentados, nuestra cabeza puede tener una ligera
inclinación, la espalda debe estar derecha y apoyada en el respaldo; los
brazos, próximos al cuerpo; los muslos, paralelos al suelo y los pies, bien
apoyados. Si estamos de pie debemos estar erguidos, la columna bien alineada y
los pies bien apoyados.
¿Por qué la mala postura?
Las malas posturas o posturas forzadas se refieren a
cualquier posición fija o forzada del cuerpo. Este tipo de posiciones se adopta
por distintas razones.
En ocasiones el equipamiento de oficina es inadecuado, no
cuenta con una mesa y un asiento regulables, la altura superior del monitor no
coincide con la línea horizontal de visión de la persona tal como recomienda
nuestra norma IRAM 3753, y se recurre a guías telefónicas, a cajas o a lo que
tengamos a mano para adaptarnos.
En el caso de trabajos de producción o construcción, los
trabajadores se ven forzados a adaptarse a los diseños de las máquinas,
herramientas o procesos y es necesario, en algunas ocasiones, adoptar malas
posturas para realizar la totalidad de las tareas.
Muchas personas tienen malos hábitos posturales por
distintas razones: una es que desde la infancia se adaptan a un mobiliario
escolar que, en el mejor de los casos, cuenta con tres tamaños de asientos y
pupitres para niños y jóvenes de 6 a 18 años, cuando lo recomendable para ese
rango de edad, según la norma ISO 5970, es contar con 6 tamaños.
La pregunta es: ¿resolvemos la totalidad del problema
comprando "equipamiento ergonómico"? Con esa compra, ¿tenemos el
asunto solucionado? No. Tener una buena higiene postural no solo depende del
equipamiento y/o las herramientas o de procesos de trabajo, sino también de la
manera en que la persona usa los bienes o realiza las tareas. Hay que tener en
cuenta que ninguna postura es saludable por mucho tiempo. No es recomendable
estar más de dos horas seguidas de pie o sentado. Es importante cambiar de
postura, ya que estamos biomecánicamente "diseñados" para el
movimiento.
En ciertos trabajos se requiere que las personas adopten
posturas desfavorables, que implican importantes presiones biomecánicas en las
articulaciones de las extremidades y los tejidos. En esas condiciones, si no se
dispone de tiempo suficiente de recuperación, se producen lesiones musculares.
Los límites de fuerza aceptables en las diferentes partes del cuerpo están
condicionados a diversas variables como, por ejemplo, la edad, el sexo, la
estructura corporal y la salud en general de cada persona.
El adoptar posturas forzadas frecuentemente y por largo
tiempo, es algo que puede derivar en que, en un primer momento, percibamos al
terminar el día molestias cervicales o lumbares (por mencionar las más
frecuentes) y, con el tiempo, si no adquirimos posturas saludables puede ser
que lleguemos a padecer algún trastorno músculo- esquelético (TMR).
El tiempo de descanso
El cuerpo humano tiene un alto poder de recuperación, pero
se necesita suficiente tiempo de descanso entre los intervalos en los que se
efectúa un esfuerzo físico.
Las pausas activas de movimiento consisten en ejercicios de
elongación de tres minutos, realizados frecuentemente cada hora o cada dos
horas.
Esta práctica favorece cambios fisiológicos (disminuyendo la
fatiga, el estrés y el sedentarismo), psicológicos (mejorando la autoestima, la
concentración y la calidad de vida del empleado) y sociológicos (fomentando la
relación entre compañeros, promoviendo la integración de grupos y la afinidad
con la organización.
Por todo ello, el bienestar corporal en el trabajo depende
de varios factores que deben ser analizados teniendo en cuenta la actividad de
la persona, el contexto, la organización y el medio. Las mejorías y/o
correcciones estarán dadas por el ergónomo en cada caso en particular.
María Teresa Garutti y Silvina Hunt Las autoras sonergónomas. Integran la
Asociación Argentina de Ergonomía (adeargentina.org.ar).
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