Podemos superar muchos de los errores cometidos en el
trabajo pero tenemos que saber abordar la situación de forma correcta, lo que
implica comenzar manteniendo una conversación difícil.
Nuestro objetivo debe ser, no perder la confianza de nuestro
jefe y para ello tenemos que tener en cuenta que la mayoría de los responsables
lo que quieren es saber que todo está controlado y que las repercusiones no van
a ser muy graves. Si saben que cuando surjan problemas vamos a acudir a ellos
para alertarles de lo que hemos hecho van a sentir que no tienen que tenernos
bajo una supervisión constante.
Markman recomienda:
1.- NO ESCONDER EL ERROR y no esperar para
contar a nuestro jefe lo que ha ocurrido. La principal razón por la que debemos
hacerlo rápidamente (además de para evitar preocuparnos durante mucho tiempo
por lo que hemos hecho) es que cuanto menos tiempo transcurra entre el error y
nuestra admisión del mismo más cosas podremos hacer nosotros y los
profesionales de nuestra organización para corregir o neutralizar consecuencias
negativas derivadas del mismo. Si esperamos mucho para hacerlo nos arriesgamos
a que los efectos nocivos se multipliquen.
2.- ACLARAR MUY BIEN LO QUE HA IDO MAL. En las
conversaciones difíciles con frecuencia resulta complicado describir con
exactitud cuál es el problema. Es fácil caer en la tentación de comenzar a dar
vueltas alrededor del tema contando historias sobre lo que ha pasado y
justificando nuestra participación en los hechos, llegando a resaltar los
aspectos de la situación que llevaron a nuestra actuación.
En lugar de enredar debemos empezar con una simple
declaración: “Hice X y como resultado pasó Y”.
Podemos facilitar después una ampliación del contexto pero
es fundamental que expliquemos claramente lo que ha ocurrido, ya que es lo que
nuestro jefe tiene que saber primero. Si procuramos enterrar los hechos entre
múltiples explicaciones nuestro jefe no podrá ayudarnos a gestionar las
consecuencias de nuestro error y solo crearemos más frustración.
En lugar de una exposición extensa de por qué hemos
hecho lo que hemos hecho debemos procurar que nuestro jefe sea consciente de
que sabemos por qué han ocurrido los fallos y cómo podemos procurar
corregirlos.
3.- SUGERIR UNA SOLUCIÓN. La mayor parte de los
errores pueden tener consecuencias que pueden ser costosos para la organización
desde el punto de vista económico o de daño a la relación con un cliente o
compañero, por ejemplo. Por tanto debemos contar a nuestro jefe lo que ya hemos
hecho para intentar arreglar el problema y ofrecer sugerencias y hacer aquello
que pueda ser necesario para minimizar los daños que han podido surgir del error.
No hay que olvidar que los errores son oportunidades de
aprendizaje y nuestro jefe quiere saber que no vamos a desaprovechar la ocasión
de aprender y que las organizaciones que valoran el aprendizaje van a castigar
la negligencia y no el error, ya que si conocemos los riesgos y cometemos el
error seguramente deberíamos ser castigados pero si hemos cometido un error,
reflexionamos sobre las consecuencias y estamos dispuestos a aprender de él
nuestro jefe sería inconsciente si nos castigase por ello ya que probablemente
seremos la última persona en la organización en volver a repetirlo.
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