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¿Qué tienen que ver los bombardeos de la Segunda Guerra
Mundial con el coste del desarrollo de software?
Abraham Wald nació en una zona de la actual Rumanía en 1902
y nació con una mente privilegiada para las matemáticas. Se doctoró en esta
materia justo antes de que los nazis desencadenaran la segunda guerra mundial,
pero hete aquí que Abraham Wald era judío y tuvo que abandonar su hogar para
sobrevivir.
Pero irse de su hogar no significó abandonar la guerra. Voló
a Estados Unidos y desde allí como miembro del America's Statistical Research
Group (SRG) demostró su valía pese a los impedimentos que encontraba, lo
trataban como un inmigrante potencialmente hostil.
Esto no le imposibilitó para contribuir de una de las formas
más impactantes de las que se dieron en la segunda guerra mundial: mirando
donde nadie parecía ver.
Cuentan que un grupo de expertos, incluyendo al propio Wald,
fue configurado para tratar de mejorar la resistencia de los bombarderos
pesados B-29 aliados que regresaban de las misiones sobre territorio enemigo.
Al modo de pre-big data se tomaban anotaciones de cada impacto que presentaban
los aviones que retornaban y con ellos se iban pintando en un modelo con la
silueta del avión un mapa de calor (heat-map).
Este heat-map mostraba como el fuselaje del avión recibía el
doble de impactos que los motores, pero además que las alas recibían mayor
número de impactos que el fuselaje e incluso el sistema de combustible recibía
más impactos que los motores.
Para los expertos parecía clara la respuesta a la pregunta
¿qué partes del avión habría que reforzar? Todos señalaron el fuselaje y las
alas como las partes que había que reforzar. Bueno, todos excepto Abraham Wald
que les dio una respuesta que dejó a todos atónitos.
Wald dijo que el refuerzo en el avión debería realizarse en
las partes del mismo donde no había impactos de balas o donde había menos
debido a que cuando el avión recibía muchos impactos en esas partes no volvía
para contarlo. El bajo nivel de impacto en los motores indicaba que cuando los
aviones recibían demasiados explotaban y el avión no volvía para contarlo,
luego la solución pasaba por protegerlos.
Los datos eran los
mismos, pero no supieron ver la solución.
Hace poco nos llamó un cliente del sector de la banca por un
motivo similar al de los bombarderos de la segunda guerra mundial, solo que se
trataba de desarrollo de software.
Tenían un proceso de
desarrollo de software del que estaban muy orgullosos, pero no terminaban
de entrar en el time-to-market y querían comprobar que parte tenían que
mejorar.
Realizamos un benchmarking de productividad de desarrollo de
software y pudimos comprobar que la sensación que tenían se confirmaba para dos
tecnologías de las tres tecnologías auditadas: el coste del desarrollo de
software estaba por debajo del coste del mercado. Eran mejores, entonces ¿qué estaba pasando?
Para seguir avanzando en el misterio, realizamos un
benchmarking de pruebas y aquí encontramos lo que nadie era capaz de vez: el
número de casos de prueba que se estaban ejecutando en las pruebas de
integración era 5 veces menor a los casos de prueba ejecutados por la media del
mercado.
Este hecho estaba generando que el número de errores
detectados en las UAT se dispara y, por tanto, retrasando el time-to-market pese a que todo el mundo
estaba contento con la parte de desarrollo.
Muchas veces necesitamos contar con nuestro propio Abraham
Wald para que mire allá donde nosotros no somos capaces de ver, allá donde a
nosotros nunca se nos ocurriría mirar.
Pedir ayuda es de gente inteligente, perseverar en el error no.
Julián Gómez Bejarano, Chief Digital Officer
LEDAmc
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