Diversas investigaciones avalan esta idea ya que los entornos de trabajo con una cultura en la que domine la empatía entre sus profesionales se caracterizan por una mayor colaboración, niveles de estrés bajos y una moral más elevada.
El autor, en su libro “The
war for kindness”, describe como las personas no sólo nos adaptamos e
incorporamos los malos comportamientos y ejemplos de los demás sino que también
nos adherimos a normas más bondadosas y productivas. Por ejemplo después de ver
como los demás votan, no derrochan energía o donan a organizaciones de caridad
nos mostramos más dispuestos a hacer lo mismo.
Zaki propone una serie de medidas para ayudar a los líderes
a generar una cultura de empatía en sus organizaciones:
1.- RECONOCER EL POTENCIAL DE CRECIMIENTO
Si las personas pensamos que la empatía es un rasgo del
carácter que tenemos o carecemos de él parece que no está a nuestro alcance
cambiar la situación. Carol
Dweck, Karina
Schumman y el autor han encontrado que las personas que tienen este
patrón mental fijo sobre la empatía se esfuerzan menos en conectar con los
demás. Si estas creencias se extienden por la organización fomentar la empatía
como un valor colectivo va a fracasar.
La buena noticia es que nuestros patrones mentales pueden
cambiar. Por tanto, los líderes deben comenzar por comprobar cuál es el patrón
mental de sus colaboradores para transmitirles y enseñarles, en caso de que sea
necesario, que pueden caminar para alcanzar sus ideales.
2.- DESTACAR CUÁLES SON LAS NORMAS CORRECTAS
Las voces más altas rara vez son las más amables, pero
cuando dominan las conversaciones pueden contaminar nuestras percepciones.
Cuando un miembro del equipo expresa ruidosamente una actitud tóxica sus
compañeros pueden confundir ésta con la opinión de la mayoría. Estas “normas
fantasma” pueden descarriar cambios positivos si las personas las aceptan y se
adaptan a ellas.
Los líderes pueden combatir estas normas haciendo que la
atención se centre en los comportamientos correctos a través de incentivos y
reconocimientos, por ejemplo, cuando trabajan juntos en lugar de competir o
actúan con amabilidad. La empatía con frecuencia se manifiesta en una mayoría
“tranquila y silenciosa” por lo que hay que destacarla.
3.- ENCONTRAR LOS LÍDERES “CULTURALES” Y CO-CREAR CON
ELLOS
Cualquier equipo cuenta con personas que fomentan la
cohesión aunque ésta no se incluya en su rol formal. Estos individuos
puede que no sean los más populares o poderosos pero son los mejor conectados.
Información, ideas y valores fluyen a través de ellos y son los que ejercen la
mayor influencia oculta dentro del equipo.
Para construir culturas en las que prime la empatía los
líderes pueden comenzar por identificar a los “conectores” y reclutarles para
defender esta causa.
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