El término de moda: experiencia. Pareciera que los seres humanos estamos ávidos de vivir nuevas experiencias y el entorno así nos lo vende: ¡vacaciones, vive una nueva experiencia!, ¡sal de la rutina, vive una nueva experiencia! Experiencia del cliente, experiencia del empleado, experiencia de usuario…negocios como el turismo, la salud, los bancos, la tecnología, entre muchos otros, nos hablan de experiencias, una palabra tan antigua como la historia de la humanidad.
Lewis Carbone, en su libro Marketing de Experiencias, cuenta
como desde el comienzo de los tiempos se han diseñado ceremonias religiosas y
espectáculos con el fin de transmitir experiencias determinadas. Desde los
rituales religiosos orientales hasta los espectáculos del circo romano en
occidente, los seres humanos hemos buscado la generación de momentos,
espacios y circunstancias que nos permitan experimentar situaciones novedosas, estimulando
nuestros sentidos.
Lo clave de la experiencia es que en un mundo tan
vertiginoso como el actual, ha cobrado fuerza como un factor clave de
aprendizaje. Veamos algunos conceptos clave del aprendizaje antes de
conocer cómo usar la experiencia a nuestro favor para gestionar el aprendizaje:
- Nuestro
cerebro está diseñado para aprender, pero lo que más cuesta es desaprender
y reaprender. Desde que nacemos la interacción con la realidad, genera
o fortalece conexiones neuronales permanentemente. Sin embargo, el
establecer una conexión neuronal no implica que aprendamos bien. Por
ejemplo: 2+2 es 4 pero alguien podría aprender que 2+2 es 5. Por eso la
cuestión es si aprendemos bien o no.
- Un
número importante de aprendizajes valiosos para sobrevivir,
orientarnos, relacionarnos, pertenecer a grupos, posicionarnos y
definirnos en la vida, resultan de aprendizajes no programados ni
enseñados intencionalmente, surgen de la experiencia de cada
persona con su contexto y entorno, por lo que podemos concluir que
conocimiento no significa aprendizaje.
- Las
tecnologías digitales nos facilitan la información y abren la puerta a
oportunidades de aprender sin precedentes. La cantidad de
información que en la actualidad está a nuestra disposición es inmensa,
pero ¿tenemos la capacidad de procesarla para generar aprendizaje?, ¿es
posible que hayamos entrado en la crisis del aprendizaje?
El Banco Mundial reportó en su informe 2018 la alerta
de una crisis de aprendizaje, donde millones de escolares llegan a
su edad adulta sin las competencias básicas para desenvolverse en la vida. Esta
realidad no es ajena a las empresas y hoy el desafío que tienen es cerrar
brechas para lograr mayor capacidad; la experiencia será entonces clave
para que la persona interactúe en entornos donde puedan potenciar o desarrollar
sus competencias y mejore el performance de la empresa.
Utilizando las experiencias en el aprendizaje
En los años que llevo acompañando el desarrollo de las
personas en múltiples sectores y empresas, he aprendido que cuando
una persona vive una experiencia en donde se conecta emocionalmente y
vive momentos con significado, genera puntos de quiebre que le permiten generar
conciencia y redireccionar su comportamiento. Esto puede ser más potente para
el éxito de una empresa que si esa persona solo hubiese descubierto un
nuevo concepto.
No pretendo anular el aporte que los procesos de formación
tradicional tienen en el aprendizaje de las personas, pero hoy las
posibilidades de auto aprendizaje son mayores y facilitan la gestión de las
áreas de capacitación, por lo que generar ambientes en los que la
persona pueda generar sus propios insights, emociones y conocimiento será
determinante en lugar de enfocarse en talleres y capacitaciones formales.
Para generar vincular
experiencias en su estrategia de aprendizaje tenga en cuenta estas 3
recomendaciones:
- Vuelva
a los básicos del aprendizaje: la percepción y el procesamiento. El
aprendizaje es el resultado de la forma como las personas perciben y luego
procesan lo que han percibido. Algunas personas procesan a
través de la puesta en práctica y otras lo hacen
a través de la observación reflexiva, por lo que hay que concentrarse
en actividades en donde se generen experiencias que combinen estas dos
posibilidades para la persona.
- Dé
prelación a la emoción sobre el conocimiento: Las emociones serán las
encargadas de transmitir la información necesaria para generar
significados que ayuden al aprendizaje de una conducta e incluso un cambio
de paradigma. Por lo tanto sume a su plan de entrenamiento espacios que
generen emociones en las personas y los conecte a través de ellas.
- Utilice
analogías, esa semejanza entre dos cosas distintas: Las analogías
permiten que el cerebro pueda comparar diversos elementos y a partir del
resultado construir nuevas ideas. Las analogías son expresadas en el
lenguaje a través de los símiles o las metáforas y son un excelente
recurso para hacer sencillo lo complejo.
Por último, tenga en cuenta que las personas necesitan descubrir
nuevos saberes, pero si lo novedoso no está conectado con aquello que ya es
conocido por la persona, será difícil que el cerebro lo procese.
Piense que la vida en sí es un camino de aprendizaje y
cada experiencia vivida facilita este proceso, las experiencias hoy juegan a su
favor.
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