La inteligencia emocional (IE) sirve para muchas cosas: para
tener una vida más sana, para comprender mejor a los demás y desarrollar la
empatía, para adaptarse mejor a las situaciones cambiantes e inciertas... Ahora
también sabemos que es útil para predecir el éxito que tendrá un trabajador a
lo largo de su carrera laboral. Teniendo en cuenta su capacidad para
identificar y gestionar sus emociones podemos saber si tiene más probabilidades
para conseguir que lo contraten, que le suban el sueldo o que lo asciendan.
Esa es al menos la conclusión a la que ha llegado la
investigación recogida en el paper Un estudio retrospectivo sobre la inteligencia emocional y el
salario, llevado a cabo por varias universidades estadounidenses y la
escuela de negocios ESSEC. El estudio encuentra que la inteligencia emocional
"ayuda a los empleados a desarrollar relaciones interpersonales y
habilidades de liderazgo más sólidas, lo que conduce a una mayor compensación
financiera".
Pero no es una relación causa efecto inmediata. El hecho de
tener una inteligencia emocional alta por sí mismo no te hace más exitoso. Pero
sí influye, por ejemplo, en la capacidad de comunicación de los empleados. Esto
aumenta directamente sus posibilidades de que les concedan un aumento. El
ejemplo está claro: un trabajador que sepa gestionar sus emociones e
identificar las de su jefe podrá adaptar su discurso de forma más eficaz cuando
llame a la puerta de su despacho y pida una mejora en sus condiciones.
Otra consecuencia positiva de ser dueño de tus emociones es
el tipo de relaciones que crean los empleados, la fortaleza de los vínculos y
su capacidad para mantenerlos. De hecho, el estudio encuentra que mantener los
contactos laborales también contribuye a conseguir un sueldo más alto o un
ascenso. "En el trabajo, esta habilidad te permite motivar e influir con
precisión en las conductas de otras personas", explica Aarti Ramaswami,
responsable de la investigación, profesor y director académico de ESSEC Global
MBA. "El estudio demostró que las personas con una alta IE tienden a usar
sus habilidades para integrarse profundamente en la red social de la empresa.
Esto les da acceso a más información, lo que a su vez mejora su desempeño y
conduce a un salario más alto".
Más gestión
emocional, más productividad, más éxito
Del mismo modo, las personas con alta IE están más abiertas
a aceptar comentarios y aprender de sus errores, lo que les ayuda a ser más
resolutivas y más productivas. Reconocer una equivocación en el momento ayuda a
que el problema no se cronifique. También es clave para los momentos de crisis:
la capacidad de percibir, comprender y manejar sus propias emociones les ayuda
enormemente a lidiar con situaciones interpersonales complejas. Por el
contrario, las personas con niveles bajos de inteligencia emocional están menos
dispuestas a aceptar las críticas y mejorar por sí mismas: es probable que esto
las detenga en sus carreras.
Aunque tener una inteligencia emocional desarrollada es
importante en todas las etapas de la carrera, se vuelve más importante a medida
que pasa el tiempo y los trabajadores van consiguiendo ascensos. Esto sucede
porque los roles más altos requieren que a los jefes se les dé bien inspirar,
persuadir y establecer una buena relación con los demás. Por lo tanto, según
los hallazgos del estudio, la IE tiene un mayor impacto en el salario a medida
que el trabajador asciende en la organización.
Además, llega a una conclusión curiosa: la inteligencia
emocional durante la universidad está relacionada con el salario de 10 a 12
años después. Según se puede leer en el estudio, hay muchas investigaciones que
se centran en cómo la inteligencia emocional influye en el lugar de trabajo actual,
pero pocas se centran en la trayectoria global del empleado y en el éxito que
ha tenido o tendrá a lo largo de su vida. El profesor Ramaswami y sus colegas
quisieron llevar a cabo esta investigación precisamente para poner números a
este fenómeno.
A veces no es tan
guay como parece
Hay situaciones concretas en las que tener niveles muy
elevados de inteligencia emocional puede generar algunos conflictos. Cuando
estas personas llegan a ser jefas, tener tan en cuenta las emociones de los
demás hace que les cueste tomar decisiones impopulares que puedan generar
descontento o confrontaciones. Y, dependiendo de la empresa, habitualmente
tienen que centrarse más en los resultados que en las relaciones con los
empleados.
Ligado a esto está lo difícil que les resulta dar y
recibir feedback negativo: les cuesta un mundo hacer
comentarios negativos de los demás, incluso cuando se trata de una crítica
laboral. "Son menos atrevidos a la hora de tomar decisiones", explica
el profesor de psicología Tomás Chamorro en varios de sus artículos de Harvard
Business Review. La inteligencia emocional se asocia con niveles más altos
de conciencia, por eso resisten más sus impulsos y son muy medidos: prefieren
ir sobre seguro. "Tienen más autocontrol, pero en niveles extremos esto
puede traducirse en un perfeccionismo contraproducente", según Chamorro.
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