El grupo Recruit
siempre ha confiado la gestión de su crecimiento a jóvenes de talento con ganas
de asumir nuevas responsabilidades. ¿Ha llegado el momento de cambiar de modelo
o mejor no tocar algo que funciona?
LA HISTORIA
Recién llegada a Londres, Ayano Senaha se dio cuenta de que
estaba en apuros. Recruit Holdings, un conglomerado japonés que ofrece
servicios en áreas que cubren desde los recursos humanos hasta la educación, la
había enviado para averiguar por qué una de las tres empresas adquiridas en
Reino Unido rendía menos de lo esperado.
Era su primera misión en el extranjero y se topó con un
equipo directivo local que recelaba de una persona tan joven e inexperta, a la
que además habían enviado desde las oficinas centrales en Tokio. "Lo
primero que me preguntó el director ejecutivo era hasta cuándo me
quedaba".
"Ahí estaba yo, sin saber nada del negocio ni del país
y con un inglés no muy bueno, la verdad", reconoce. Pero Senaha no se
amedrentó. Durante sus diez años en Recruit había obtenido unos resultados impresionantes
en áreas muy competitivas, como planificación y ventas. Lo primero que hizo
ante el nuevo reto fue reflexionar sobre cómo podía mejorar el negocio en Reino
Unido. Debía empezar por informar a los directivos de un problema que muchos
desconocían.
Un modelo exitoso
Recruit, que comenzó publicando ofertas de empleo en Japón
en los años sesenta, engloba hoy más de 200 empresas y marcas en Asia, Europa y
Estados Unidos. La compañía opera
diversas plataformas en sectores tan diversos como el inmobiliario, viajes,
salud y belleza, educación y su negocio original, los recursos humanos, que
sigue siendo el más importante.
La propuesta fundamental de todos estos negocios es generar
valor a través de plataformas digitales que pongan en contacto a clientes
(empresas) y usuarios (consumidores). Esa es la esencia de su modelo: encajar
las necesidades de unos y otros.
Y las tres fórmulas más importantes para crecer son las
startups internas, el crecimiento geográfico horizontal a través de
adquisiciones y el crecimiento vertical a través de tecnologías y know-how
propio.
Recruit siempre ha
mostrado una gran fe en la capacidad de los intraemprendedores jóvenes y
brillantes para identificar oportunidades que impulsen el crecimiento y la
innovación. Prueba de ello era el encargo de Senaha en Londres. Delegar
semejante nivel de responsabilidad en alguien tan joven y sin experiencia en un
puesto internacional sería impensable en muchas grandes empresas, pero en
Recruit parece ser la norma.
Objetivo: acelerar el
desarrollo del negocio
Senaha aconsejó la fusión de dos de las tres filiales
británicas y, poco después de completarse esta, se puso al mando de todas las
operaciones en el país. Era un ascenso coherente con la filosofía de Recruit de
delegar en sus empleados emprendedores cuando estos hacen suyo un proyecto.
Eso no significa que la dirección de la empresa se
desentienda. De hecho, se vale del proceso etapa-puerta para supervisar la
evolución de las nuevas iniciativas. "Esperamos que unos 500 proyectos
superen la etapa inicial [durante la cual no se destina inversión
alguna]", explica Yoichi Aso, responsable de proyectos de innovación
abierta. "Al cabo de unos cuatro meses [momento en el que se realizan las
primeras inversiones] serán unos 20, para acabar con menos de cuatro en la
última puerta".
La intervención de Senaha mejoró notablemente la situación
de las dos filiales londinenses fusionadas. Tras la consolidación de sus
cuentas, el ebitda abandonó los números rojos en el primer ejercicio y se más
que duplicó en el segundo.
Cuando concluyó su mandato de tres años, Senaha regresó a
Tokio con la promesa de un nuevo cargo bajo el brazo: directora ejecutiva de
desarrollo de negocio. Su siguiente misión era medir el valor que creaban las
adquisiciones de Recruit en Silicon Valley.
Con la nueva expansión llegaron también las primeras dudas.
¿Podía Recruit confiar en un sistema global de gestión que consistía
básicamente en asignar jóvenes de la central para cubrir los cargos directivos
en el extranjero? ¿Había llegado el
momento de dar más responsabilidad a los directivos locales? O, por decirlo
de otra manera, ¿debía empezar a valorar más la experiencia que la juventud?
Su sistema de evaluación se basa en una herramienta con la
que los empleados expresan su disposición a conseguir algo, su capacidad para
hacerlo y los pasos a dar con su equipo para establecer un plan de acción para
los siguientes seis meses. De este modo, gran parte de la responsabilidad recae
sobre ellos.
Sin embargo, a medida que las operaciones de la compañía
crecen en tamaño, alcance y complejidad, ¿hay que seguir confiando en la
creencia de que "quien quiere puede" para llevar a cabo nuevos
proyectos? ¿Cuál es el equilibrio adecuado entre la libertad individual y el
control centralizado de la gestión?
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