Si eres de los que les gustaría mejorar tu capacidad de
influencia en el grupo de amigos o en tu trabajo, existe una buena noticia:
puedes hacerlo si conoces algunas claves. Un buen comienzo es saber cuáles son
los estilos de influencia posibles, identificar en cuál te sientes más cómodo y
cuál te cuesta una barbaridad. En la medida que lo sepas, tendrás más recursos
para adaptarte a cada circunstancia y a cada persona que tengas enfrente.
Veámoslos con detalle, tomando la clasificación de DLI:
Estilo asertivo
Insistes para que tus ideas sean escuchadas y no tienes
problemas para retar y cuestionar las ideas de los otros. Frases que puedes
decir: “Hemos de tener esta conversación”, “estoy seguro de que este es el
mejor camino”, “mi posición me otorga autoridad para…”.
Muchos jefes utilizan este estilo, pero no es necesario
tener poder jerárquico para ello. El amigo provocador se encuadra dentro de
este apartado.
Es un estilo muy útil cuando tienes realmente poder formal,
cuando hay una crisis o aprieta el tiempo. Sin embargo, cuidado en abusar de él
si buscas colaboración o desarrollar el liderazgo en los otros. Las personas se
acaban aburriendo de los “súper asertivos” y pueden llegar a boicotearlos.
Estilo racional
Para convencer a otros de tus ideas ofreces razonamientos
lógicos y datos. Tus frases podrían ser:
“Nuestro análisis demuestra que…”, “la única solución lógica es…”, “los
expertos creen”, “los números nos dicen…”. Los departamentos financieros o el
mundo científico son buenos hábitats para este estilo de influencia. Entre
nuestros amigos se identifica a quien le gusta estar a la última de lo que
dicen las noticias, los estudios o el último informe sobre el cambio climático.
Es un estilo muy útil cuando se puede tener una discusión
lógica o existen datos. Ahora bien, si hay conflictos emocionales, falta de
credibilidad o de evidencias, no es un estilo que funcione.
Estilo conector
Tiendes puentes, escuchas activamente, comprendes la
posición del otro y construyes coaliciones de beneficio mutuo. ¿Cuáles podrían
ser los comentarios de un conector? “Creo que entiendo tu problema, ¿cómo puedo
ayudarte”, “parece que tres de nosotros tenemos una agenda común, veamos cómo
podemos juntos conseguirlo”, “me ocurrió lo mismo el año pasado, déjame
explicarte cómo…”.
Como tiene altas dosis de empatía, es un estilo muy
recomendable para conseguir colaboración o para abordar temas complejos con
muchos puntos de vista. Sin embargo, no es el mejor si hay poco tiempo para
tomar decisiones o si no hay un objetivo común.
Estilo negociador
Buscas compromisos y haces concesiones para alcanzar
acuerdos que satisfagan tu interés principal. Frases típicas de un negociador:
“Si tú haces esto, yo haría…”, “te apoyaré en la próxima reunión y cuando me
toque mi turno, te pido que…”, “discutamos esto más tarde cuando todos estemos
más calmados”.
Ponerse el sombrero de negociador es muy útil si no hay una
respuesta correcta y existen divergencias de puntos de vista tanto en el mundo
de los amigos, las empresas o las parejas (en el último caso, el asertivo te
generaría algún que otro problema). Sin embargo, es complicado que funcione
cuando no existen intereses comunes o cuando hay diferencias jerárquicas
considerables.
Defiendes tu posición y animas al resto para encontrar un
propósito común ilusionante. Las frases que podrías utilizar son “Si
supusiéramos que funciona, qué impacto tendría…”, “solo piensa qué resultado
podría tener para el futuro si…”, “nunca he conocido nadie mejor para esto como
tú…”.
Utilizar el estilo inspirador requiere tocar emociones y
funciona cuando hay intereses compartidos y se requiere energía y optimismo.
Sin embargo, es mejor dejarlo aparcado si existe falta de confianza o hay
relaciones adversas.
En definitiva, la influencia positiva es de las habilidades
más anheladas tanto en nuestra vida personal como en la profesional. De hecho,
es una de las básicas de los líderes, como explica Ramón Oliver: “Todos podemos mejorar en nuestra capacidad de
influencia si somos capaces de adaptar nuestro estilo a cada una de las
circunstancias que nos enfrentemos”. Y la buena noticia es que podemos
conseguirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario