Diferenciar y
comunicar los valores individuales ayuda a alcanzar nuevos retos.
Alejandro Sanz ha
hecho del sentimiento y de su habilidad para contar historias su sello de
identidad. Malú ha hecho lo mismo
con su garra y David Bisbal con su
fuerza y energía. Esa es la diferenciación que les ha permitido construir una
marca personal, una estrategia que permite potenciar el talento y el valor
diferencial y comunicarlos de forma eficaz.
La marca personal
es una tarjeta de presentación a la hora de crear una empresa, buscar una nueva
posición en la actual compañía, apostar por un proyecto, lanzar un producto o
encontrar clientes. "El mundo online nos exige trabajar en construir
nuestra marca individual para lograr convertirnos en una referencia dentro de
nuestro sector", explica Andrés
Pérez Ortega, asesor de Estrategia Personal. "Para eso hay que ser
bueno en lo que haces, estar especializado y generar la confianza de que eres
capaz de cumplir lo que prometes, transmitiéndolo desde la empatía y el buen
talante".
Sumergidos en la marea de la digitalización, donde las
reglas de hacer empresa han cambiado de un plumazo y sin posibilidad de
retorno, las multinacionales han comenzado a darse cuenta de las enormes
ventajas que supone contar con empleados que tengan su propia marca personal.
Les convierte en potentísimos evangelizadores de la marca empresarial para la
que trabajan y embajadores de su reputación entre sus seguidores en las redes
sociales.
Pero el asesor de estrategia personal Andrés Pérez Ortega da un tirón de orejas a la empresa española.
"En España las compañías tienen mucho miedo a que haya una voz distinta de
las versiones de los directores de comunicación y no se dan cuenta de que sus
empleados son sus mejores herramientas de marketing", comenta. "El
formato tradicional está obsoleto y son los tuits de los empleados los que
generan seguidores de una marca. Las personas son las que humanizan a las
empresas y las acercan a clientes y consumidores".
Identificar el
proyecto
Construir una marca personal lleva su tiempo y sus fases.
Los expertos coinciden en que la primera, el proceso de introspección para
dilucidar e identificar aquello a lo que nos queremos dedicar desde la pasión,
es la más complicada porque nadie enseña a perseguir sueños. A modo de ayuda,
la experta en 'personal branding', Ami
Bondía, recomienda responder a tres cuestiones básicas, para tratar de
encontrar aquello que nos hace feliz.
Misión: "lo
que persigues, esto es, qué quieres aportar a la sociedad y si tu elección te
hace sentir útil".
Visión:
"cómo lo voy a conseguir y qué trabajo voy a realizar para cumplir esa
misión"
Valores:
"las habilidades o destrezas que me van a hacer brillar".
Las empresas discográficas son las que antes y mejor
comprendieron la necesidad de presentar al mercado el talento que defendían
desde un posicionamiento diferenciador. "La paciencia es nuestra mejor
herramienta para conseguir, de forma tenaz y sin perder el rumbo, aquello que
nos propongamos", apunta la experta en personal branding Ami Bondía, jefa de prensa de Alejandro
Sanz. Es una labor que exige, calendario en mano, establecer plazos para desarrollar con éxito las tres fases
que requiere: autoconocimiento (saber cuál es nuestro talento, en qué somos
buenos y nos diferenciamos de los demás), identificar nuestro proyecto y
elaborar una estrategia racional, y finalmente aprender a comunicar, es decir,
a dar visibilidad al proyecto tanto online como fuera de la Red.
La primera fase es la
más difícil. "A las personas les cuesta saber en qué son buenos y lo que les apasiona", enfatiza Ami Bondía. "Si no lo consiguen a
la primera, se frustran. Hay que perseverar porque en cuanto lo detectemos, en
cuanto escuchemos ese clic dentro de nosotros mismos, habremos encontrado
nuestra razón por la que luchar y eso nos dará la energía suficiente para
alcanzar el éxito". Para ello recomienda hacer un ejercicio de
introspección. "Escucha tu voz interior, déjala fluir y presta atención a
lo que tiene que decirte", afirma. "Un lugar apacible te facilitará
el encuentro contigo mismo para encontrar lo que realmente buscas".
La segunda etapa se
trata de dar racionalidad a las emociones y dotarnos de una estrategia que
escribiremos como si de un plan de negocio se tratara. Es posible apoyarse en
ejercicios como el llamado Cuadro de Mandos, en el que se dibuja una pirámide a
modo de calendario: la base es el objetivo a un año vista, el medio entre de
dos a cuatro años, y la cúspide es donde uno mismo se ve en cinco años. Se
incluyen en el gráfico diversas acciones, como buscar contactos en las redes
sociales, relacionarse con el público objetivo y asistir a ferias, charlas y
congresos. "Es importante ir alineando todos los pasos para esa gran meta.
Y sobre todo ir tachando de ese calendario los logros que se vayan alcanzando,
porque así cada vez te verás más cerca de tu objetivo", subraya Bondía. "Uno debe procurar vivir y
sentir la situación en la que el objetivo que se persigue se concreta en toda
su plenitud", asegura el compositor Pere
Domenech. "Cuando empiezo a componer utilizo y entreno la mente para
representar con toda mi pasión el estreno y los aplausos y genero el clima que
me motiva a crear mi obra".
Para completar el cuadro, podemos recurrir a lo que los
aspirantes a artistas casi de forma innata hacen desde bien jóvenes: imitar a sus ídolos. "Fíjate en
una persona cuya trayectoria te cause admiración e imítalo", sentencia Bondía. "Estúdialo, analiza los
pasos que ha seguido hasta triunfar, documéntate sobre lo que ha estudiado,
idiomas que habla, en qué ámbitos se mueve, dónde va, cómo comunica".
Una vez alcanzadas dos primeras fases de nuestra estrategia,
solo queda visibilizar y comunicar al
mundo la ya construida marca personal. La meta será buscar las personas que
ayudarán a cumplir el proyecto y provocar un encuentro. Una técnica es ensayar
cómo contar a un potencial jefe quiénes somos, y por qué nos debe contratar,
ascender, o dar una oportunidad a nuestro proyecto en los treinta segundos que
tarda un trayecto en ascensor, el llamado elevator
pitch. El texto de cuatro líneas debe ser, más que memorizado,
interiorizado para que su exposición resulte, con un pellizco de chispa, lo más
natural posible. Mientras, en las redes sociales (Linkedin, Twitter, Facebook o
Instagram) no hay que entrar nunca con datos de la esfera privada: no le
interesan al mercado laboral.
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