Ser o creerse
insustituible (incluso obsesionarse con permanecer), o empeñarse en ser
visible, con cierto desapego a la empresa y muy preocupado de la marca
propia... ¿Qué profesional querrías ser?
Si estás obsesionado por el hecho de resultar imprescindible en tu compañía quizá
debas saber que lo mejor es que dejes de obsesionarte por ello, porque no eres
insustituible (ni tú ni nadie). Lo que debes hacer es superarlo y tratar de
reinventar la actividad que desarrollas en tu organización, sin dramas.
Frente al paranoico de la permanencia en la empresa y de
hacer carrera en ella está el que apenas siente apego por la compañía: el fichable, ese que, aun siendo buen
profesional, vive de cara a la galería y busca la mayor visibilidad y todo el
brillo posible para su marca personal.
¿Qué tipo profesional
nos conviene ser? ¿Con quién preferirías trabajar? ¿A cuál de los dos valorará
más una empresa?
Andrés Pérez Ortega,
consultor en estrategia personal, opina que "la diferencia entre el
imprescindible y el fichable es de elección y de diversificación del mercado o
nicho profesional. En realidad ambos profesionales buscan lo mismo, sobrevivir
y progresar tratando de ser lo más relevantes posible. El imprescindible va con
las orejeras puestas y sólo considera como cliente a quien le paga la nómina.
El fichable tiene una mentalidad más abierta y considera cliente a cualquiera
que esté dispuesto a pagar por sus servicios. Este tiene una mentalidad más
emprendedora, -de YO S.A.- mientras que el primero piensa como un
empleado".
Demasiado permanente
José María Gasalla,
profesor de Deusto Business School, cree que "al que va de imprescindible
habría que preguntarle qué le lleva a querer serlo, y también cómo trata de
serlo. Una respuesta puede ser la ambición, pero ésta tiene varias caras. Puede
ser negativa o positiva dependiendo de si pisa a otros, si manipula... O ser
cuestión de miedo (si me echan no encontraré otro trabajo). En todo caso,
conviene analizar qué nivel de compromiso se aprecia en esa persona que se
obsesiona por ser imprescindible. El compromiso real se basa en que esa persona
esté presente y sea plenamente responsable. Es el de quien se entrega en sus
talentos y capacidades".
Pérez ve al imprescindible como "alguien que trata de
mantener un monopolio profesional dentro de una organización, que sueña con ser
un funcionario sin realizar una oposición".
Ovidio Peñalver,
socio director de Isavia, identifica esa obsesión por ser imprescindible y
prosperar dentro de la casa con una carrera de fondo en la que te llevas bien
con los jefes, los dueños, te haces fiable... Considera que apostar de este
modo por una carrera interna tiene una ventaja: te hace ser paciente. Pero ser
tan endogámico hace que tengas que lanzar un órdago a tu carrera y que puedas
llegar a estancarte, incluso que se te termine por considerar de la vieja
guardia, entendiendo esto desde un punto de vista negativo.
Exceso de desapego
Andrés Pérez
considera que si el imprescindible "es un recolector, el fichable es un
cazador que ha entendido que los clientes-empresa para toda la vida han
desaparecido, y se esfuerza en ser percibido por el mayor número de personas o
compañías como alguien a quien merece la pena contratar". Añade que la
ventaja del fichable es que tiene más libertad y más opciones profesionales. La
desventaja es que, además de hacer su trabajo, debe dedicar un tiempo a hacerse
visible.
Pérez no cree que
al fichable se le pueda acusar de deslealtad: "No debería ser así porque
si se extiende la idea de que deja colgado a quien le contrata, su valor va a
caer. Además, debe estar constantemente aprendiendo y mejorando. El
inconveniente es que va a ser responsable de su propio desarrollo. La ventaja
es que va a ser responsable de su propio desarrollo".
Peñalver asimila
la estrategia del fichable con la de un sprinter: "La carrera es más
rápida y transversal. Prefiere ser empleable casi en cualquier lugar, y corre
más incluso a costa de cambiar mucho.
El riesgo es que la impaciencia te puede hacer dar pasos en
falso, y que cuando te promocionas mucho fuera, hay compañías que castigan que
antepongas tu ego y tu branding personal.
También refiriéndose a este tipo profesional Gasalla recuerda que "cada vez nos
encontramos con más personas que deciden trabajar su marca personal. Esto es
positivo si hay una alineación de valores y esa persona está comprometida con
lo que hace. Si es así, está bien que potencie su marca y salte a otra
empresa".
Añade que "antes que tratar de retener se debería
favorecer que el profesional sin apego se sienta bien en la empresa, creando un
espacio en el que esté a gusto para evitar la tentación de ir a otro
sitio". Gasalla asegura que
preferiría gestionar al empleado con poco apego por su empresa, pero creando
ese espacio al que se le pueda atraer.
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