Se vive en un nuevo
mundo en el que los activos físicos ya no son la determinante para calificar a
una empresa como exitosa, sino que lo que prevalece es una suerte de
"capitalismo sin capital", con énfasis en el talento.
En 2006, el
ranking de las diez empresas con mayor capitalización del mundo estaba dominado
por compañías con activos físicos: el
podio lo ocupaban Exxon Mobil, General Electric y Gazprom, seguidas de
otras corporaciones dedicadas a la energía y las finanzas. Una década más
tarde, dos tercios del valor del mismo ranking corresponden a firmas de la
denominada "economía del
conocimiento": Apple, Alphabet
(Google) y Microsoft encabezan en nuevo podio, y entre las diez primeras
aparecen Amazon (sexta) y Facebook (séptima), quienes lograr destronar a
petroleras y bancos.
El reinado de las ideas, o de los activos intangibles, cuyo
principal motor es la revolución
digital, parece haberse instalado definitivamente y está cambiando todos
los manuales de management y gestión conocidos hasta ahora. "Las firmas exitosas pasan de la
explotación de lo conocido a la exploración de lo nuevo, de la deducción a la
inducción, de la rigidez a la flexibilidad", dice Fernando Zerboni, profesor de la Universidad de San Andres (Udesa).
El físico y tecnólogo Andrei
Vazhnov habla de una suerte de "capitalismo
sin capital". "Si uno hubiera querido empezar un emprendimiento
como Amazon en los 90, hubiera necesitado de entrada millones de dólares en
licencias de software (como bases de datos) e infraestructura (como servidores
y routers). Hoy en día, prácticamente todo el software que subyace a la
arquitectura de Internet es gratuito", dice Vazhnov, que en el pasado fue programador y "quant" en
Wall Street. "Hoy un emprendedor potencial ya no necesita millones de
dólares en software e infraestructura para iniciar su proyecto, y este
«capitalismo sin capital» tiene implicancias radicales para todos los ámbitos,
no sólo para los negocios", agrega.
Apple es la
empresa más valiosa del mundo por su talento, sus ideas y la probabilidad que
le asigna el mercado de desarrollar nuevos modelos de negocio exitosos, y no
por sus edificios y maquinarias. Por eso, en Nesta, la agencia de innovación británica, utilizan como indicador
aproximado de innovación, a nivel de países y de empresas, al valor de sus
intangibles en relación a la producción de tangibles.
Por supuesto, se trata también de un mundo plagado de
"arenas movedizas" en términos estadísticos, con mediciones muy
difíciles de realizar. Al fin y al cabo, el "humo" también es un
intangible. Pero más allá de las discusiones metodológicas, hay algunas
tendencias que no se discuten: un contexto global de estancamiento en el nivel
de empleo, el segmento de los trabajos con alto componente cognitivo y no
rutinario es el único que continúa creciendo en forma acentuada a nivel de
demanda laboral.
Más allá de los
intangibles
En un sentido amplio, el "conocimiento" excede a
los intangibles. La porción de conocimiento en todos los productos está
creciendo y esta tendencia se acentuará cada vez más, en la medida en que se
acortan los ciclos tecnológicos. Según un estudio en curso de Accenture realizado a partir de la
matriz insumo-producto, la economía del conocimiento representa en la Argentina
un 22% del producto bruto interno (PBI). En los Estados Unidos llega al 38%, en
España y Japón al 32% y en Holanda al 30%.
El escritor inglés Charles
Leadbeater suele remarcar que la innovación en el siglo XX fue por lo
general hecha por gente especial, en lugares especiales y embarcada en
proyectos especiales. Con el "capitalismo sin capital" al que hacía
referencia Vazhnov, esto cambia y ya
no hace falta estar en un ámbito muy particular para concretar grandes cosas.
En la sexta temporada de la serie The walking dead, el grupo se supervivientes del apocalipsis zombi
es tentado para ingresar en una nueva colonia porque "los seres humanos se
volvieron el recurso escaso y valioso". La revolución del conocimiento en
curso está alterando la ecuación de escasez y abundancia de la economía. Tal
vez, el recurso más complicado de encontrar sean las personas con visión y
constancia para producir soluciones extraordinarias a partir de esta nueva
abundancia, en un camino más accesible pero no menos complicado que en el
pasado.
El talento copa la
escena central
En 2006, el ranking de las diez empresas con mayor
capitalización del mundo estaba dominado por compañías con activos físicos: el podio lo ocupaban Exxon Mobil, GE
y Gazprom
Una década más tarde, dos tercios del valor del mismo
ranking corresponden a firmas de la denominada "economía del conocimiento": Apple, Alphabet (Google) y
Microsoft encabezan en nuevo podio
El reinado de las ideas, o de los activos intangibles, parece haberse instalado en el mundo
corporativo
El físico y tecnólogo Andrei
Vazhnov habla de una suerte de "capitalismo sin capital", donde
lo que prima es el talento de las personas
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