Actualmente, el modelo académico no nos forma en términos de
competencias, de ahí que la capacitación
se convierta en una herramienta esencial para el desarrollo y éxito de una
compañía, con un claro impacto en sus resultados de negocio. Un equipo de
trabajo capacitado genera un entorno laboral donde los integrantes del equipo
liberan todo su potencial y dan lo mejor de sí mismos, pero, para lograrlo, hay
que orientarlos y estimularlos.
La capacitación es
uno de los aspectos clave que permite a las empresas estar a la vanguardia.
Y la inversión en esta materia debe ir orientada a desarrollar y fortalecer las
competencias de cada uno de los empleados, lo cual consiste en la suma de conocimientos, habilidades, y
aptitudes en el puesto de trabajo. Al estar capacitados, los integrantes de
un equipo están listos para generar de forma rápida (o más rápida) buenos
resultados de negocio. Todos los gastos
que provocan el desperdicio de tiempo y esfuerzo, que están relacionados con la
incompetencia, disminuyen; además, se obtienen mejores resultados en el corto
plazo con los clientes.
Y, lo más importante, se
fortalece algo que es esencial: la cadena de valor de una compañía, ya que
los equipos son más eficientes, lo cual tiene un impacto directo con el cliente
externo (en este sentido, considero que la “no capacitación” es lo que
realmente sale caro a la empresa). Asimismo, se generan relaciones de sinergia entre el equipo, a través del
apoyo mutuo y un ambiente de confianza dentro de la organización. Hoy en día,
la capacitación es algo que los empleados de las compañías valoran cada vez
más, ya que los motiva y está ligado a su desarrollo profesional.
Como herramienta, la
capacitación supone una inversión para las empresas u organizaciones de
cualquier giro o tamaño. De hecho, en el caso de los emprendedores, si la
empresa es pequeña o de reciente creación, con mayor razón necesita que sus
empleados estén adecuadamente capacitados, ya que se requiere de desarrollo de
talento para sacar adelante la empresa. En este sentido, independientemente de
las habilidades técnicas (qué y cómo hacer las tareas del día a día), el
empleado debe trabajar en sus habilidades profesionales; si no, va a estar
limitado porque lo que le va a hacer crecer en el mundo organizacional son,
justamente, estas últimas habilidades que siempre irán vinculadas al desarrollo
de competencias.
Asimismo, la
capacitación como cualquier solución que se implementa en una empresa requiere primero de un buen diagnóstico,
ya que eso permite ser quirúrgico a la hora de cubrir las necesidades. Sin
embargo, existen diferentes niveles para un adecuado proceso de capacitación,
que los clasificaría en este orden:
Nivel 1. Se
compone de materias vinculadas a las habilidades
interpersonales. Fortalecer las estrategias y habilidades de comunicación
de los miembros de un equipo de trabajo resulta vital, para impulsar,
igualmente entre los empleados las habilidades de trabajo en equipo, de manejo
de conflicto, asertividad y de manejo de clientes, por ejemplo, para que las
relaciones interpersonales funcionen.
Nivel 2. Materias
que tienen que ver con habilidades de
liderazgo, negociación y de influencia dentro de la organización (estos
niveles de capacitación están más dirigidos a la gerencia media en las
empresas), para saber cómo establecer planes de desarrollo y objetivos, así
como los correspondientes procesos de retroalimentación, para poder dirigir de
manera adecuada a sus equipos de trabajo.
Nivel 3. Materias
de actualización continua y dirigidas a los directores de empresas,
relacionadas con habilidades
organizacionales como planeación estratégica, change management o
administración del cambio, entre otros. Se trata, finalmente, de habilidades
que permitirán a la alta dirección escalar su empresa al siguiente nivel.
En general, los
beneficios de la capacitación a corto plazo están ligados al logro de mejores
resultados del equipo de trabajo a nivel interno. A mediano plazo, se refleja un importante impacto de esos resultados a
nivel externo con los clientes y a largo plazo, se crea una cultura
organizacional.
Considero que dar este primer paso es vital, ya que lo que hace que una empresa se
posicione a nivel internacional está directamente ligado con la creación de una
cultura organizacional que sea transportable, independientemente de la
geografía y eso lo proporciona, en buena medida, la capacitación.
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