El mundo se ha
aburguesado, pero ese statu quo que beneficia a algunos también deja a muchos
descontentos en el camino; se avecina una nueva era de disrupción.
Si la noción del "fin
de los silos" (la combinación de distintas disciplinas y ejes
temáticos) se está volviendo un mantra de la nueva economía, Tyler Cowen bien podría ser uno de los
máximos exponentes de esta tendencia.
A los 55 años, además de dar clases en la Universidad George Mason, publica best
sellers sobre macroeconomía, desarrollo e impacto de las nuevas tecnologías;
coordina junto a Alex Tabarrok el
muy popular blog Marginal Revolution, escribe sobre restoranes étnicos en la
costa este de los EE.UU. y se volvió una celebridad como divulgador de una
agenda amplia, que va más allá de la economía. En una semana puede recomendar
una docena de libros, hacer un ensayo sobre autismo o entrevistar para su
podcast a Garry Kasparov, el ex campeón mundial de ajedrez. Cowen también fue
un niño-adolescente prodigio en el juego ciencia, durante su infancia en Nueva
Jersey. ¿Cuál es el secreto de su altísima productividad? Una curiosidad
insaciable; "fuera de eso, trato de
no perder tiempo y de ver la menor cantidad de TV posible", cuenta Cowen.
El director de Marginal Revolution tiene una capacidad muy
especial para captar con sus libros un "Zeitgeist", espíritu de
época. Lo hizo en 2011 con "El Gran
Estancamiento": su idea central -que se viene una era de crecimiento
bajo porque se acabaron los "frutos al alcance de la mano" en materia
de suba del ingreso anclado en saltos tecnológicos- resonó fuerte en la época
de las crisis europeas, con Grecia, Irlanda, Italia, España y Portugal al borde
de la bancarrota.
Semanas atrás volvió a publicar un nuevo libro que pone el
dedo en la llaga del descontento global y en las raíces económicas y sociales
de fenómenos como el ascenso de Donald Trump o la derecha europea. The Complacement Class (La clase
complaciente, o aburguesada) pone énfasis en el hecho de que desde principios
de los 80 la sociedad norteamericana se volvió menos dinámica y más adversa al
riesgo. Esta seguridad y predecibilidad marca un estado de extrema comodidad y
de no comodidad a la vez: mientras que millones de estadounidenses gozan de la
estabilidad que provee el statu quo, crece el descontento de sectores por un
escenario de pocas oportunidades, crecimiento bajo y una sociedad
crecientemente estática.
Esta aparente estabilidad, cree Cowen, es una ilusión:
detrás de esta fachada, una combinación de cambio tecnológico, competitividad
global y malhumor local traen una nueva era de disrupción, que con el tiempo se
verá si predomina en vectores malignos o benignos, con una renovación de la
economía que desemboque en un nuevo dinamismo.
LA NACION le preguntó a Cowen:
-¿Lo ve como una
tendencia global, aplicable a todas las economías de Occidente?,
-Sí, veo a la aversión al riesgo incrementándose en todas
las economías desarrolladas. Japón fue un pionero con este fenómeno, con el
estancamiento de los 90. Europa parece satisfecha con su baja tasa de
crecimiento y sus esquemas de protección social. Pero allí surgen movimientos
políticos radicales que llaman a restaurar una noción del pasado, en lugar de
enfocarse en una nueva visión de futuro. Así que sí, creo que los EE.UU. son un
ejemplo de una tendencia más amplia y global en este sentido.
-¿Las actuales
tecnologías exponenciales amplifican la desigualdad?
-Creo que sí. Por un lado, es más difícil trabajar con las
nuevas tecnologías digitales que lo que era hacerlo con tecnologías de
manufactura de revoluciones industriales anteriores. Esto eleva el retorno para
los trabajadores calificados en la era digital, porque son relativamente pocos
los que tienen habilidades reales de programación. Es más: la revolución
digital facilita la tercerización, porque permite gestionar equipos a
distancia. Por lo tanto, el trabajador no calificado enfrenta ahora una
competencia global, lo cual pone límites a los salarios en los países
desarrollados. Al mismo tiempo, los cada vez más grandes imperios empresariales
globales hacen que se disparen los retornos para el 1% más rico del planeta.
Test de complacencia
El economista de moda sostiene en su nuevo libro que la
tecnología, lejos de liberarnos para llevarnos a explorar nuevos horizontes,
nos está encerrando cada vez más en nuestros grupos sociales y en nuestras
opiniones. Las redes sociales reafirman las ideas que ya poseíamos, y los
sitios de citas online refuerzan el fenómeno de parejas de un mismo grupo o
clase social. Parece una ironía, pero la tecnología resta dinamismo y lleva a
los usuarios a plantarse más en su terreno de creencias y prejuicios.
Por otra parte, la movilidad laboral y las migraciones -en
los EE.UU.-, llevan décadas como tendencia declinante. Los integrantes de la
clase política, en Norteamérica, en Europa y también en la Argentina, opina Cowen, creen que administran economías
más ricas que lo que en realidad es. Para
tener una idea de lo que se juega en este contexto de crecimiento débil: si hay
dos países y uno crece al 3% y el otro al 2%, en 70 años el primero tendrá una
economía que será el doble de la del segundo.
"Cuanto más tiempo dure este escenario, más se ampliará
la brecha. La tasa de innovación de la economía de los EE.UU. viene en caída
desde 1955. EE.UU. ya se gastó los beneficios de décadas anteriores, cuando
otras economías ya disfrutan de los beneficios de inversiones en la segunda
mitad del siglo", advierte.
¿Cómo saber que tan aburguesados
estamos? La publicación del libro de Cowen disparó un una discusión en la
que se difundió un "test de complacencia" y también algunos consejos
prácticos para romper con la inercia del statu quo. Aquí un top ten:
- Tenga una conversación civilizada con alguien que esté en sus antípodas en pensamiento político.
- Borre por una semana las aplicaciones que más usa en su celular.
- Vaya al cine sin leer antes la crítica, y elija una película que normalmente no vería.
- Escriba un artículo defendiendo la posición política contraria a la suya.
- Tome un seminario sobre algo que no tenga nada que ver con su carrera o con sus talentos preexistentes.
- Identifique lo más "raro" de su personalidad y doble la apuesta en esa dirección. Encuentre gente online con esa misma excentricidad.
- Evite comer en cadenas de restaurantes por un mes.
- Trate de llegar a un lugar en auto que esté a más de 20 minutos sin usar el GPS.
- Hágase tiempo para viajar a lugares que estén fuera de su zona de confort.
- Evite leer esta columna de Álter Eco por un mes. Bueno, tal vez no tanto: un poco aburguesados nos podemos permitir estar.
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