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martes, mayo 09, 2017

Por qué la sociedad global se encierra y huye del riesgo


El mundo se ha aburguesado, pero ese statu quo que beneficia a algunos también deja a muchos descontentos en el camino; se avecina una nueva era de disrupción.

Si la noción del "fin de los silos" (la combinación de distintas disciplinas y ejes temáticos) se está volviendo un mantra de la nueva economía, Tyler Cowen bien podría ser uno de los máximos exponentes de esta tendencia.

A los 55 años, además de dar clases en la Universidad George Mason, publica best sellers sobre macroeconomía, desarrollo e impacto de las nuevas tecnologías; coordina junto a Alex Tabarrok el muy popular blog Marginal Revolution, escribe sobre restoranes étnicos en la costa este de los EE.UU. y se volvió una celebridad como divulgador de una agenda amplia, que va más allá de la economía. En una semana puede recomendar una docena de libros, hacer un ensayo sobre autismo o entrevistar para su podcast a Garry Kasparov, el ex campeón mundial de ajedrez. Cowen también fue un niño-adolescente prodigio en el juego ciencia, durante su infancia en Nueva Jersey. ¿Cuál es el secreto de su altísima productividad? Una curiosidad insaciable; "fuera de eso, trato de no perder tiempo y de ver la menor cantidad de TV posible", cuenta Cowen.

El director de Marginal Revolution tiene una capacidad muy especial para captar con sus libros un "Zeitgeist", espíritu de época. Lo hizo en 2011 con "El Gran Estancamiento": su idea central -que se viene una era de crecimiento bajo porque se acabaron los "frutos al alcance de la mano" en materia de suba del ingreso anclado en saltos tecnológicos- resonó fuerte en la época de las crisis europeas, con Grecia, Irlanda, Italia, España y Portugal al borde de la bancarrota.

Semanas atrás volvió a publicar un nuevo libro que pone el dedo en la llaga del descontento global y en las raíces económicas y sociales de fenómenos como el ascenso de Donald Trump o la derecha europea. The Complacement Class (La clase complaciente, o aburguesada) pone énfasis en el hecho de que desde principios de los 80 la sociedad norteamericana se volvió menos dinámica y más adversa al riesgo. Esta seguridad y predecibilidad marca un estado de extrema comodidad y de no comodidad a la vez: mientras que millones de estadounidenses gozan de la estabilidad que provee el statu quo, crece el descontento de sectores por un escenario de pocas oportunidades, crecimiento bajo y una sociedad crecientemente estática.

Esta aparente estabilidad, cree Cowen, es una ilusión: detrás de esta fachada, una combinación de cambio tecnológico, competitividad global y malhumor local traen una nueva era de disrupción, que con el tiempo se verá si predomina en vectores malignos o benignos, con una renovación de la economía que desemboque en un nuevo dinamismo.

LA NACION le preguntó a Cowen:

-¿Lo ve como una tendencia global, aplicable a todas las economías de Occidente?,

-Sí, veo a la aversión al riesgo incrementándose en todas las economías desarrolladas. Japón fue un pionero con este fenómeno, con el estancamiento de los 90. Europa parece satisfecha con su baja tasa de crecimiento y sus esquemas de protección social. Pero allí surgen movimientos políticos radicales que llaman a restaurar una noción del pasado, en lugar de enfocarse en una nueva visión de futuro. Así que sí, creo que los EE.UU. son un ejemplo de una tendencia más amplia y global en este sentido.

-¿Las actuales tecnologías exponenciales amplifican la desigualdad?

-Creo que sí. Por un lado, es más difícil trabajar con las nuevas tecnologías digitales que lo que era hacerlo con tecnologías de manufactura de revoluciones industriales anteriores. Esto eleva el retorno para los trabajadores calificados en la era digital, porque son relativamente pocos los que tienen habilidades reales de programación. Es más: la revolución digital facilita la tercerización, porque permite gestionar equipos a distancia. Por lo tanto, el trabajador no calificado enfrenta ahora una competencia global, lo cual pone límites a los salarios en los países desarrollados. Al mismo tiempo, los cada vez más grandes imperios empresariales globales hacen que se disparen los retornos para el 1% más rico del planeta.

Test de complacencia

El economista de moda sostiene en su nuevo libro que la tecnología, lejos de liberarnos para llevarnos a explorar nuevos horizontes, nos está encerrando cada vez más en nuestros grupos sociales y en nuestras opiniones. Las redes sociales reafirman las ideas que ya poseíamos, y los sitios de citas online refuerzan el fenómeno de parejas de un mismo grupo o clase social. Parece una ironía, pero la tecnología resta dinamismo y lleva a los usuarios a plantarse más en su terreno de creencias y prejuicios.

Por otra parte, la movilidad laboral y las migraciones -en los EE.UU.-, llevan décadas como tendencia declinante. Los integrantes de la clase política, en Norteamérica, en Europa y también en la Argentina, opina Cowen, creen que administran economías más ricas que lo que en realidad es.  Para tener una idea de lo que se juega en este contexto de crecimiento débil: si hay dos países y uno crece al 3% y el otro al 2%, en 70 años el primero tendrá una economía que será el doble de la del segundo.

"Cuanto más tiempo dure este escenario, más se ampliará la brecha. La tasa de innovación de la economía de los EE.UU. viene en caída desde 1955. EE.UU. ya se gastó los beneficios de décadas anteriores, cuando otras economías ya disfrutan de los beneficios de inversiones en la segunda mitad del siglo", advierte.

¿Cómo saber que tan aburguesados estamos? La publicación del libro de Cowen disparó un una discusión en la que se difundió un "test de complacencia" y también algunos consejos prácticos para romper con la inercia del statu quo. Aquí un top ten:
  • Tenga una conversación civilizada con alguien que esté en sus antípodas en pensamiento político.
  • Borre por una semana las aplicaciones que más usa en su celular.
  • Vaya al cine sin leer antes la crítica, y elija una película que normalmente no vería.
  • Escriba un artículo defendiendo la posición política contraria a la suya.
  • Tome un seminario sobre algo que no tenga nada que ver con su carrera o con sus talentos preexistentes.
  • Identifique lo más "raro" de su personalidad y doble la apuesta en esa dirección. Encuentre gente online con esa misma excentricidad.
  • Evite comer en cadenas de restaurantes por un mes.
  • Trate de llegar a un lugar en auto que esté a más de 20 minutos sin usar el GPS.
  • Hágase tiempo para viajar a lugares que estén fuera de su zona de confort. 
  • Evite leer esta columna de Álter Eco por un mes. Bueno, tal vez no tanto: un poco aburguesados nos podemos permitir estar.

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