La automatización e
introducción de la robótica en los procesos productivos de las compañías; las
plantillas de trabajo cada vez más diversas en cuanto a su género, procedencia
y cultura o lenguas; y la globalización de los servicios que, además, se
trasladan al mundo online, son algunos de los factores que están impulsando los
cambios en las fórmulas de trabajo de las empresas en el mundo,
independientemente de su industria. Hoy te revelamos cuáles son esas nuevas
tendencias que marcarán el ritmo de tu trabajo.
Uno de los grandes cambios que están sufriendo las rutinas
de trabajo se produce en sus tiempos. La agilidad es una necesidad de negocio,
más que un requerimiento de la compañía, y gran parte del motivo reside en la
digitalización de los contenidos y la disposición -vía online- de los productos
y servicios, los cuales llegan a un nuevo tipo de cliente –mucho más exigente,
informado y ansioso- y a lugares cada vez más alejados.
Los tiempos se han acortado a raíz de la introducción de una
tecnología que ha conducido a generar plantillas hiperconetadas 24/7 y empresas
cada vez más necesitadas de personal creativo e innovador, que diferencie a la
compañía por encima de la competencia.
"La llamada revolución industrial 4.0 implica la
convergencia de la tecnología física y digital, de manera que no sólo supone un
cambio en cómo se hacen las cosas, sino que nos impacta de forma más general
como sociedad", advierte Miriam Martín, directora de márketing y
comunicación de Sodexo BI en declaraciones concedidas al diario Expansión.
Y es precisamente en un artículo publicado en este diario
donde se dan las 10 tendencias que van a transformar la forma en la que trabajarán
los profesionales en el futuro, extraídas a raíz del análisis ‘Global Workplace
Trends’ llevado a cabo en colaboración por instituciones y empresas como las
universidades de Columbia y de Harvard, Accenture, McKinsey, LinkedIn o la
Federación Internacional de Robótica, entre otros.
Reducción de tiempos:
eficacia y coherencia entre la empresa y su empleados
Como apuntábamos los tiempos han disminuido y fruto de ello
se ha generado la necesidad de delegar y compartir responsabilidades, debatir
las líneas de actuación con los empleados y unificar los criterios, propósitos
y valores de la empresa con ellos, a fin de reducir el margen de conflicto.
En este sentido, Michael Bazigos, director de estrategia de
Accenture, asegura al diario Expansión que "las reglas y procedimientos
del pasado funcionan como un sedimento de roca que puede anquilosar las
organizaciones a lo largo del tiempo". Es por ello que el experto apunta a
una clara influencia ligada al llamado espíritu start up, empresas en continuo
cambio, transformación y de creación de tendencias. Esto supone un cambio
radical en los líderes tradicionales dado que "las estructuras son más
flexibles y exigen una toma de decisiones más rápida y que se adapte al nuevo
entorno", matiza Bazigos.
Opinión que comparte Isaac Getz, profesor de liderazgo e
innovación de ESCP Europe Business School, quien subraya que "si dejamos a
la gente que tenga libertad y sea responsable para resolver los desafíos de
hoy, veremos un aumento de la innovación y la creatividad".
Mejora de la
co-responsabilidad y la colaboración
La colaboración va a ser vital en esta agilización de los
procesos, y no sólo por una cuestión competitiva ligada al intercambio de
conocimientos para la generación de nuevas ideas, sino también como una manera
de cubrir las deficiencias de unos y otros, para dar una unidad al resultado,
con el objetivo de resolver las crisis internas que puedan surgir o para
reajustar los tiempos en los que una compañía tarda en adaptarse a un nuevo
cambio en el cliente, el producto, las necesidades digitales, técnicas o
sociales.
Asimismo, para hacer que la creatividad fluya, Gillian Tett,
autora del libro The Silo Effect, recomienda "crear lugares y programas en
los que las personas pueden chocar o cooperar” y “diseñar espacios en los que
confluyan personas del mismo departamento, forzando relaciones constantes e
imprevistas”. "Las colaboraciones más fructíferas a menudo son el
resultado de los encuentros más inesperados", afirma Fréderic Chevalier,
fundador de HighCo, al diario Expansión.
La creciente
importancia del 'Design thinking'
Por otro lado, ese influjo y necesidad de nuevas ideas,
visiones y proyectos va a necesitar de una nueva metodología de trabajo
vinculada al 'Design thinking' que es, según la última encuesta sobre capital
humano de Deloitte ‘2016 Global Human Capital Trends’, una de las prioridades
para el 79% de los ejecutivos encuestados.
Este método se basa en poner al empleado en el centro de
todo, construyendo un entorno laboral agradable, digitalizado y que contemple
formación y desarrollo, bajo una política de recompensas.
La diversidad como
motor de la innovación
Por primera vez en la historia cinco generaciones distintas
convivirán en las organizaciones. No obstante, las nuevas generaciones van a
tener que asumir nuevos patrones de trabajo, del mismo modo en que lo hicieron
los trabajadores seniors con los Millennials. Unos cambios que vendrán con
motivo de la aceptación de la diversidad como un factor determinante de la
innovación.
Las fronteras se han diluido y no sólo en el mundo digital.
Los flujos migratorios son cada vez mayores y el intercambio cultural y étnico
está trayendo a las compañías nuevos enfoques y formas de trabajo de otros
países.
“Evaluar las habilidades de los profesionales es fundamental
para esa transferencia de talento necesaria. Las empresas tienen la
responsabilidad de invertir en el desarrollo de esas habilidades, comenzando
por el idioma, y en la integración de ese talento: una mano de obra diversa,
experta y comprometida es clave para aumentar la competitividad”, afirman desde
el diario Expansión.
En esta línea entrará en juego otros elementos como el
talento, donde la creación de la marca profesional definirá el posicionamiento
de los futuros aspirantes a un puesto. Una estrategia que cobra especial
importancia con la irrupción de las redes sociales como canales de
reclutamiento de talento, el cual va a necesitar un impulso desde la propia
empresa, quien a través del employer branding va a tener que esforzarse por
mostrar todo aquello que la destaca por encima de la competencia.
La digitalización
dejará de ser un proceso
El avance va a ser imparable y el cambio una variable
constante que dejará de ser considerada un proceso para pasar a ser una inercia
o factor más del negocio. No obstante, la robótica aún está siendo un elemento
categorizado como aislado, cuyos efectos aún están por verse.
En este sentido, Gudrun Litzenberger, secretario general de
la Federación Internacional de Robótica, afirma que "muchas personas
manifiestan su ansiedad al pensar en los robots, pero en 2030 los aceptarán y
comprobarán cómo hacen la vida más sencilla y productiva", aunque matiza,
“lo que se impone es la convivencia entre máquinas y humanos”. Una predicción
que comparte el informe de McKinsey Global Institute, el cual concluye que los
robots no reemplazarán a los humanos, sino que un 45% de las actividades que
realizan los profesionales podrían ser automatizadas.
Algo más optimista se muestra Bob Doyle, director de
comunicaciones de la Asociación para la Automatización Avanzada, quien asegura
al diario que la actual ola de tecnología "aumentará los empleos y
generará nuevas oportunidades para que las personas hagan mejor su
trabajo".
Mejora del bienestar
laboral y contribución al mundo
Otro de los cambios que han traído las nuevas generaciones,
las cuales serán los futuros líderes empresariales –especialmente los
Millennials, los cuales sitúa Deloitte en 2025 como el 75% de la fuerza laboral
del mundo-, es la importancia de la salud y el bienestar personal. Los
Millennials quieren conciliar sus vidas y priorizan la flexibilidad de horarios
y lugares de trabajo por encima de los salarios. Asimismo, sus estilos de vida
han evolucionado hacia una tendencia vinculada al deporte y la vida sana.
Por otro lado, estos jóvenes destacan la contribución a la
sociedad como un valor fundamental para decidir trabajar en una empresa u otra.
Acabar con la pobreza y el hambre en el mundo, procurar la salud y el
bienestar, la calidad en la educación, la igualdad de género, las energías
limpias o reducir las desigualdades son algunos de los objetivos de un
desarrollo sostenible en el que tienen que colaborar las organizaciones, y la
buena noticia es que los empleados están comprometidos con esos valores.
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